Cuentos De Matemática
choguix16 de Mayo de 2014
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EL OSITO LITO
Los padres del Osito Lito, compraron un árbol de Navidad para adornar el salón de su casa. Comenzaba la Navidad y Lito estaba muy ilusionado de decorar su casa, con Papá Noel, bolitas de Navidad, regalitos, cadenetas de papel de colores… El papá de Lito compró el árbol de Navidad y la mamá de Lito compró los adornos navideños (bolas de colores y guirnaldas).
Un día toda la familia decoró el árbol y cerca de él, colocaron 4 regalitos. Encima del árbol había 1 estrella de color amarilla, el árbol tenía 7 bolas amarillas, 5 bolas azules y 5 bolas rojas.
Llegó el día de la Navidad y el Osito Lito dejó sus zapatillas debajo del árbol para que al día siguiente Papá Noel le trajera regalitos como los que él mismo puso.
UNA CAPA PARA ALEXANDER
Hace mucho, mucho tiempo, en un pueblecito junto al mar, vivía un niño de nueve años que se llamaba Alexander. Alexander vivía feliz con su familia, tenía una hermana que se llamaba Roxana y que era dos años menor que él. En esos días se celebraba en el pueblo el final de la primavera y el comienza del verano con una gran fiesta, todos los habitantes del pueblo se ponían las mejores ropas que tenían y Alexander pensó que su madre podría hacerle este año una bonita capa roja, fue a buscarla y le comentó su idea, su madre estaba de acuerdo y le dijo que fuera a comprar la tela roja que necesitaba para coser la capa, “antes de que te vayas a la tienda”- le dijo- “ven aquí que voy a medirte” usando su mano , empezó a contar “ uno, dos, tres, cuatro, cinco y …seis, dios mío, ¿cómo has crecido tan rápido? Muy bien Alexander, ve con tu hermana a la tienda y dile al señor Patrick que necesitas seis palmos de tela roja y que yo se la pagaré mañana que tengo que bajar al pueblo para hacer unos recados”.
Alexander y Roxana se fueron al pueblo llegaron al tienda, entraron y el chico dijo: “ buenas tardes señor Patrick, mi madre me ha dicho que necesita seis palmos de tela roja porque me va a hacer una capa para la fiesta de la semana que viene y que mañana vendrá a pagar la tela” El señor Patrick era enorme, medía por lo menos 2,10 metros y 2 metros de ancho, sus manos eran gigantescas, eran como dos sartenes de las grandes; cogió la tela y lentamente empezó a contar: “ uno, dos, tres, cuatro, cinco y …seis” lo hizo tan despacio porque parecía que le costaba moverse a causa del gran tamaño que tenía, la verdad es que todo lo hacía muy lentamente, dobló la tela con cuidado y se la dio a Alexander, Roxana dijo “ adiós y buenas tardes” lo dijo con prisa porque en realidad sentía miedo cada vez que entraba el la tienda de aquel “gigante”.
Cuando Alexander y Roxana llegaron a casa entregaron a su madre la tela que tan cuidadosamente había doblado el señor Patrick, su madre la desdobló y miró enfadada a su hijo, “¿pero qué has comprado? Aquí tenemos tela para hacer una capa a cada uno de la familia, te dije que compraras seis sólo palmos no sesenta” Alexander dijo: “mamá he comprado lo que tu me dijiste, ¿verdad que sí Roxana?” Roxana asintió, entonces después de unos segundos de silencio que a Alexander le parecieron horas, su madre se dio cuenta, “claro, tenía que haberlo pensado antes, tú no tienes la culpa, ha sido fallo mío, tenía que haber tenido en cuenta que mis manos son muchísimo más pequeñas que las del señor Patrick, ¡qué tremendo error!
A la mañana siguiente la madre de Alexander bajó al pueblo y pasó por la tienda del señor Patrick, le explicó lo que había sucedido, le devolvió toda la tela que no había utilizado y pagó por el resto, los dos estuvieron riéndose durante largo rato por lo que había sucedido. Más tarde se dirigió a hablar con el Consejo de los Sabios del pueblo y les contó lo que había pasado y el terrible error que había cometido, entre todos decidieron inventar un nuevo sistema de medir las cosas, EL MISMO PARA TODOS.
EL DRAGÓN BORIS
Había una vez, un dragón que se llamaba Boris.
Boris vivía en el campo y salía todas las mañanas a jugar con sus amigos.
Para encontrase con ellos tenía que atravesar un pequeño río utilizando un puente de troncos, pero una mañana se encontró con que el puente se lo había llevado la corriente.
Boris pensó que no necesitaba el puente y que dando un buen salto podría llegar a la otra orilla. Echó a correr, dio una, dos, tres zancadas, saltó y … ¡plof!, se cayó en el rio del que tuvo que salir andando y mojado.
A la mañana siguiente pensó que si saltaba con más fuerza llegaría a la otra orilla, entonces corrió, dio una, dos, tres y cuatro zancadas, saltó y … ¡plof!, cayó de nuevo en el rio.
El tercer día volvió a intentarlo, esta vez corrió desde más lejos, dio una, dos, tres, cuatro y cinco zancadas, saltó y … ¡cataplof!, otra vez se encontró en el rio. Esta vez Boris se enfadó mucho.
A la mañana siguiente decidió que no pasaría el rio.
Desde la otra orilla Gilda, su amiga dragona le preguntó por qué no pasaba para jugar con ellos, Boris le contó que primero probó a dar tres zancadas, luego cuatro y por último cinco antes de saltar pero siempre se caía en el rio.
Su amiga le miró con sorpresa y le dijo “pues ahora no des cinco zancadas y un salto, simplemente da un paso sobre cada una de las piedras que hay en el centro del rio”.
Boris se acercó al rio y dio uno, dos, tres, cuatro, cinco y seis pasos sobre las piedras y llegó sin mojarse al otro lado del rio.
Desde entonces así lo hizo cada día y colorín colorado este cuento se ha terminado.
CUENTO: "LAS FIGURAS GEOMÉTRICAS"
En una tarde soleada de Abril, cuando todos los niños habían almorzado, cepillado los dientes y se encontraban durmiendo en el salón, se reunieron todas las Figuras Geométricas para elegir a la más importante de todas.
Allí estaban el Don Cuadrado con sus cuatro lados iguales, el simpático y sonriente Triángulo de tres lados, el redondo Círculo, el rectángulo, de dos lados cortos y dos más largos y el dormilon del Ovalo que llegó rebotando contra la hoja papel.
El Rectángulo habló primero con voz fuerte : ¡Yo soy el más importante!, pues los niños me usan para pintar muchas cosas: camiones, puertas y ventanas y siempre soy muy grande.
Entonces el Círculo, gritó con su voz chillona: ¡Que va, el más importante soy yo!, los niños me usan para pintar el Sol, la Luna, las pelotas y muchas cosas.
-¡No, no, no!—dijo el Don cuadrado (con una voz de cansado)–Yo soy el más importante. Cuando los niños dibujan sus casitas me usan, además soy perfecto, pues tengo los lados iguales.
Así todos dijeron su importancia. El óvalo con los ojos dormidos y una gran bostezo dijo que con él se podía dibujar peces, globos de colores y aviones de gran tamaño. El triángulo muy sonriente dijo que sin él las casitas no tenían techo ni los aviones alas y que él era el único que tenía tres lados y una puntita como mago.
Así estaban discutiendo hasta que los escuchó el Lápiz, que les preguntó: ¿Que les sucede amigos?
Todos le contestaron: Amigo Lápiz, ayúdanos. ¿Quién de nosotros es el más importante?
El amigo Lápiz no respondió, solo se puso a dibujar en la hoja que tenía delante. Cuando terminó de dibujar se dieron cuenta que el Lápiz había hecho un dibujo con todas las figuras, porque para dibujar bien se necesitan de todas las figuras Geométricas. Cuando los niños se despertaron encontraron ese bonito dibujo.
Si fuera más alto..., ¿qué sería?
En el país de la geometría, vivían Cado, un cuadrado muy singular, Tali, el triángulo parlanchín, y Rilo, un círculo muy amigo de sus amigos. Todos ellos eran figuras planas que siempre estaban inquietos por aprender y descubrir cosas nuevas. Todos los días iban juntos al colegio, donde aprendían muchas cosas junto al profesor Mat, que era un hexágono.
Un día, el profesor Mat comenzó la clase sacando a Cado a la pizarra y dijo:
-¿Alguien conoce las propiedades de las figuras como Cado?
-Sí, sí... yo... yo lo sé... ¡Tiene todos sus lados y ángulos iguales!
-¡Muy bien! Ahora sal tú, Tali. ¿Qué tipo de triángulo es Tali?
-¡Un triángulo equilátero!
-¡Perfecto! Ya veo que sois muy listos. Como veis, cada uno de vosotros se diferencia por sus propiedades: por el número de lados, la longitud de éstos, la medida de los ángulos... Para el próximo día, investigad acerca de los miembros de vuestra familia y observad qué propiedades son las que les diferencian a unos de los otros.
A la salida del colegio, los tres amigos iban de camino a casa cuando Cado, que se había quedado muy inquieto tras la clase del profesor Mat, dijo:
-Siempre he querido ser tan alto como mi tío Rectón, pero él no es un cuadrado...
A lo que Tali
...