DEL MAESTRO TRADICIONAL AL MAESTRO CONSTRUCTIVISTA
Luis María Turbí PirónEnsayo16 de Diciembre de 2016
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DEL MAESTRO TRADICIONAL AL MAESTRO CONSTRUCTIVISTA
Autor: Luis María Turbí Pirón
Desde hace mucho tiempo, había escuchado sobre la importancia que tenían los maestros en la vida de las personas y las comunidades en donde estos prestaban sus servicios. Todos los consideraban como líderes con capacidad y calidad suficiente para colaborar en los asuntos vinculados al desarrollo social, político, económico cultural y religioso de las familias del espacio geográfico en donde estos se desempeñaban como docentes.
Eran los típicos consejeros, protectores, colaboradores, animadores y sabios a los que todos respetaban, por entender que eran los dueños absolutos del conocimiento práctico y teórico con los que eran capaces de resolver múltiples situaciones que afectaban la vida comunitaria.
Era la apreciación de seres que desde el punto de vista de la ignorancia de muchas gentes, todo lo sabían y lo podían resolver.
Esta era la concepción que se tenía de los maestros de los años ochenta hacia atrás. Esto se debía a que la especie en cuestión era escasa, la inversión en educación era muy limitada, el interés por la profesión docente no era muy evidente y los lugares en donde se impartían las docencias no tenían ni las más mínimas condiciones para crear un aprendizaje y visión diferente en los beneficiados del Sistema Educativo de aquellos momentos, razón esta que provocó que los pocos aventurados a ejercer dicha profesión fueran considerados como dioses a los que se les debía venerar, respetar y tratar como los dueños y administradores de los saberes, ya que la ignorancia generada en los educados no le permitía entender que también eran actores importantes y necesarios en el quehacer del proceso que consolidaba sus conocimientos.
Este tipo de maestros provocó grandes retrasos en la educación de los alumnos que estaban a su cargo, debido a que la preparación que el Sistema le había permitido obtener no le hizo tener una visión más moderna de la educación y una cercanía con las mejores tendencias y enfoques educativos que en la actualidad existen.
Su práctica educativa tradicionalista, se debió quizás, al tipo de formación profesional que recibió, a la política educativa del régimen o gobierno del momento, a la baja capacitación a la que fue sometido o al enfoque conductista que todavía imperaba en muchas de nuestras instituciones u organizaciones educativas.
En los momentos actuales, ya no se piensa en este tipo de maestros, pues aunque se quiere mantener la idea de que debe ser un líder en todo el sentido de la palabra, un ser que emane confianza y que tenga la capacidad de ser orientador, colaborador y consejero, también se desea que se convierta en un constructor de conocimientos y saberes en beneficio de la comunidad educativa en la que este labora.
Para lograr esto, el Estado tiene que hacer las inversiones en la formación continua de los docentes, en el equipamiento de los centros educativos, el acondicionamiento físico de las aulas, la creación de un currículo actualizado y adaptado a la realidad que se vive, garantizar la estabilidad física, psicológica y económica de los profesores, equipar a los docentes de herramientas tecnológicas de la información y la comunicación, crear las condiciones necesarias para buenas prácticas educativas y pedagógicas, procurar la colaboración de todos los actores de la comunidad educativa, y crear las condiciones sociales a favor de las familias, las cuales son necesarias para capacitarlas y tenerlas participando junto a la escuela de una manera activa y permanente.
Y es que para que haya construcción del conocimiento en los centros educativos, no bastará solamente con la disposición y preparación de los maestros, sino también la de propiciar todas estas condiciones ya mencionadas, las cuales en su conjunto producirán
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