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DESARROLLO SOCIAL: ADOLESCENCIA


Enviado por   •  8 de Julio de 2013  •  Ensayos  •  2.869 Palabras (12 Páginas)  •  523 Visitas

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CAPÍTULO

V

DESARROLLO SOCIAL: ADOLESCENCIA

DESARROLLO SOCIAL: ADOLESCENCIA

Es todo lo que los jóvenes pueden hacer por los viejos escandalizarlos y mantenerlos al corriente

George Bernard Shaw

(Fanny´s First Play)

Una mañana no hace mucho, en una preparatoria del centro de Nueva Cork, un muchacho de 15 años, abordó a dos compañeros, sacó una pistola calibre 38 y le disparó a uno en la cabeza y a otro en el pecho; ambos murieron. Un amigo de uno de los muertos, muy trastornado, llamó a otro para contarle lo ocurrido. En el aurícular del teléfono escuchó un chasquido. “¿Qué es ese ruido?”, preguntó “juego a la ruleta rusa”, le contesto el otro y ¡pum!, perdió el juego y se convirtió en el tercer alumnos de esa escuela que murió es mañana de muerte violenta (Knox Laskey Tromanhauser, 1992). Quizá hasta 20 por ciento de los estudiantes de secundaria y preparatoria en Estados Unidos llevan armas a la escuela, y muchos más aseguran tenerlas. Muchos quienes en efecto las portan son miembros de pandillas compuestas principalmente por grupos de minorías raciales. Muchos también van a escuela en barrios urbanos deteriorados y viven en un medio de delincuencia y pobreza. No ven la escuela como un sitio neutral donde se aprende, si no sólo como otro reducto en el cual pelear. Escuela dos, “¿Alguien lleva armas a su escuela?”, le pregunté a un grupo de muchachos todos estudiantes de una preparatoria en un suburbio por residencial, Ray, cuyos padres son médicos, es un alumno sobresaliente (de promedio destacado) en un programa avanzado especial. Toca el chelo, le gusta el badmiton, el jockey y el fútbol y nada y se ejercita en la lucha libre. Sus ambiciones son estudiar medicina y especializarse en la práctica general. No conozco a nadie que pudiera traer un arma a la escuela”, dice “si que sería una estupidez”.

Las escuelas (y las familias) varían enormemente en la de las experiencias que proporcionan los valores que cometan. Son influencias muy poderosas en el desarrollo social del adolescente.

En este capítulo estudia el desarrollo social del adolescente en diversos contextos mundiales. Se analiza la evolución del yo, a aparición de los roles sexuales, las ideas y conductas sexuales y algunas manifestaciones de los desórdenes y las rebeliones de los muchachos.

Recuerde que el cambio es fundamental durante toda la vida. Nuestras opiniones y nuestros valores no son inmutables, restringidos siempre a reflejar los contextos sociales, religiosos, políticos, educativos y familiares de los que surgimos en la adolescencia.

Las cosas que hoy parecen en “la onda” mañana “si que serían una estupidez”.

Es posible considerar que los contextos ejercen una influencia homogeneizante. La presión de un solo sistema ecológico produce individuos con valores y opiniones similares. Sin embargo, es evidente que no todos somos iguales, ninguno de nosotros es promedio en todos los aspectos. Nuestro yo y nuestra identidad son nuestros en exclusiva, con todo, también reflejan nuestros contextos.

Yo e identidad

El yo es crucialmente importante para el estudio de la adolescencia (lo mismo que para toda la psicología). De hecho, Banaji y Prentice (1994) informan que en seis años hasta 1993 se publicaron más 5000 artículos sobre el yo.

El yo es un concepto difícil y complejo que no se define con facilidad, lo que explica que tantas centenas de psicólogos lo hayan definido una y otra vez al paso del tiempo. Ahora bien, pocos han aclarado el concepto más que el llamado “padre”, de la psicología William James, hace más de un siglo, “El yo del hombre”, escribió en la jerga masculina de la época, “es la suma de todo lo que puede llamar suyo” (1890, p 291). En esta definición el yo es una conciencia de las características propias. Como se expuso en el capítulo 10, las nociones del yo también incluyen aspectos evaluativos importantes. Así, tenemos nociones de nuestro yo como bueno o malo. En otras palabras, tenemos sentimientos de autoestima ( o autovaloración).

El término identidad suele emplearse como si fuera sinónimo de yo. Sin embargo, ambas voces tienen en la psicología un significado algo distinto, identidad se relaciona más con las obras de Erikson, para quien el concepto significa una suerte de totalidad, un sentido de ser, que tiene sus raíces en la niñez y alcanza su mayor importancia en la adolescencia. En las palabras de Erikson, “el joven, para experimentar la totalidad, debe sentir una continuidad progresiva entre lo que se ha convertido al cual de los largos años de las niñez y lo que promete ser en el futuro anticipado.

Dicho en forma más sencilla, en las obras de Erikson sobre la adolescencia, la identidad se refiere a nuestras nociones sobre quiénes somos y en quiénes nos convertimos nuestra definición del yo. En sentido de identidad se relaciona en concreto con diferentes áreas de la vida. Como se ejemplificará en breve, la adquisición de ka identidad en la adolescencia ocurre a diversos niveles de desarrollo con respecto a las relaciones sociales, la política y la ideología, la escolaridad y el progreso de la carrera. Una de las tareas importantes de la adolescencia es formar un sentido sólo de identidad en todas o la mayoría de las áreas.

Autoestima en la adolescencia

Al mismo tiempo parece ser muy importante para los adolescentes establecer y mantener evaluaciones elevadas y positivas de sí mismos, es decir, nociones positivas de autoestima.

La autoestima, como se expuso en el capítulo 10, es un reflejo de cuánto nos gustamos en general. En la niñez las nociones de autoestima manifiestan las evaluaciones de diversos aspectos del yo: deportivo, escolar, social, físico y conductual (Harter, 1983). Para quienes piensan que ser un buen deportista es lo más importante para ser amado, las evaluaciones de su valor como deportista contribuyen en buena medida a determinar los sentimientos generales de autovaloración.

En la adolescencia la evaluación del yo, dicen Byrne y Shavelson, (1987), se vuelve más cognoscitiva. Se basa en una comprensión más objetiva (en lugar de emocional), de quien y qué es el yo, y no sólo es qué tanto se gusta el adolescente o que tan competente se considera en ciertas

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