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De Los 6 A Los 10 años


Enviado por   •  21 de Noviembre de 2012  •  6.468 Palabras (26 Páginas)  •  241 Visitas

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De los seis a los diez años

En estas edades persisten algunas de las cuestiones que hemos tratado en los aparatos anteriores. Esto no podría ser menos ya que siempre dividimos el desarrollo de las personas en etapas o en años tiene fisuras. Es algo que se desarrolla en un continuo, que por naturaleza es siempre distinto y peculiar para cada persona.

Cerca de los seis años y a lo largo de todo el proceso de escolaridad comienzan a aparecer las primeras manifestaciones de juegos sexuales. Se trata de conductas espontáneas de los niños y las niñas que reproducen entre sus iguales situaciones que observan y detectan en los adultos. En estos momentos, la experimentación de la sexualidad continúa y se recubre de nuevos ingredientes. El coqueteo, los besos a escondidas y las exploraciones mutuas son actividades frecuentes en estas edades.

Como padres y madres podemos adoptar distintas posiciones ante estos hechos. Sea cual nuestra postura debemos evitar siempre transmitir mensajes que muestren la sexualidad como algo rechazable o repugnante.

Probablemente una de las cuestiones que a lo largo del desarrollo humano puede facilidad más un crecimiento sexual sano en la existencia de canales fluidos de comunicación entre padres y madres y sus hijos e hijas. Cuanto sea mayor grado de libertad que presida la comunicación en estos temas, mayor será el grado de influencia que como padres y madres podremos ejercer. Además, los niños y las niñas recibirán información precisa y exacta y no serán presas de los fantasmas y mitos sexuales que circulan habitualmente entre su grupo de amigos. A todo esto se le suma que una comunicación abierta entre padres e hijos permite que estos desarrollen un mayor grado de responsabilidad ante su sexualidad.

Antes de los diez años los niños y las niñas deberían conocer las cuestiones relacionadas con los órganos sexuales, la elación entre el coito y la reproducción y los cambios físicos a los que sus cuerpos serán sometidos en la pubertad. Es importantísimo que los niños y las niñas entren en la pubertad con unos conocimientos y actitudes positivos hacia los cambios que les sucederán para que puedan valorar correctamente la experiencia y en ningún caso esta pueda resultarles frustrante. También resulta relevante que el acceso a la pubertad vaya acompañado de un conocimiento claro y positivo de la sexualidad.

La adolescencia y la pubertad de los diez a los trece

A medida que las personas se acercan a la pubertad, sus vivencias y sus experiencias pasan a ser en alto grado condicionadas por las intensas y nuevas situaciones que este período desencadena. Cambios fisiológicos profundos como la aparición de caracteres sexuales secundarios, la aceleración del crecimiento emocional y físico, la capacidad de reproducción, los cambios en la relación que las personas comienzan a establecer con personas de otro sexo, la búsqueda de independencia y el desarrollo de principios personales son cuestiones que intervienen en estos momentos del desarrollo.

Los niños y niñas que han sido preparados para hacer frente a esta etapa, se adaptan a los cambios con mayor facilidad que aquellos que no han recibido ningún tipo de preparación. La comunicación no debería centrarse solamente en abordar los aspectos básicos de la sexualidad y la reproducción. En el momento de ahondar en los condicionantes sociales, religiosos y culturales de la sexualidad.

Esta etapa del desarrollo hace en ocasiones necesario un trato diferencial en función del sexo nuestros hijos e hijas. Esto no quiere decir más que el énfasis y las incertidumbre serán distintos en los chicos y en las chicas.

Dado que los tiempos del desarrollo físico son específicos en cada persona, es importante que a nuestras hijas les hagamos comprender lo peculiar del desarrollo propio, permitiendo la aceptación de las características individuales como algo que se resiste a las comparaciones. Poco después del inicio de la pubertad aparece la primera menstruación. Si se ha hablado anteriormente y con naturalidad de esta cuestión, será fácil revisar las posibles dudas y temores de las niñas ante la menstruación.

En los chicos la pubertad se alcanza más tarde y con más lentitud que en las chicas. Además no se produce signos tan perceptibles como en ellas. Las manifestaciones físicas comienzan con el agrandamiento del pene y los testículos, después aparece el vello en diversas partes del cuerpo. La voz cambia cerca de los quince años y el vello sigue apareciendo en la cara y en el pecho hasta pasada esta edad. Todos estos cambios inquietan a los chicos de la misma manera que las chicas se ven sorprendidas por los suyos.

Durante la pubertad comienza a multiplicarse en las personas sus capacidades para fantasear y ésta es una cuestión que afecta el desarrollo sexual. Las fantasías sexuales son una herramienta que prepara a las personas para el sexo, ayudan a conocer la sexualidad personal y descubrir la intimidad.

Como padres y madres es conveniente hablar con nuestros hijos e hijas sobre las fantasías sexuales, restándoles cualquier mínimo elemento de culpa y enfatizando su papel positivo en el desarrollo de la sexualidad.

Otra cuestión pareja a la pubertad es la masturbación, de una manera distinta a como se presentaba en los períodos anteriores. En estos momentos, la principal variación de la autoestimulación es que a través de ellas se pueden alcanzar órganos. El organismo puede desarrollar la respuesta sexual humana en toda su extensión.

La masturbación es un instrumento insustituible de autoconocimiento y de exploración de la sexualidad individual. Es interesante abordar con nuestros hijos e hijas este tema entre los nueve y los doce años, dejándoles claro que se trata de un medio para conocer el cuerpo y las sensaciones físicas placenteras.

La adolescencia

Esta es la época de las definiciones. El adolescente emerge del mundo infantil y emplea todas sus energías en perseguir una identidad y unas características propias. Es un proceso en el que se reclama insistentemente una mayor independencia y cuando se debe aceptar un mayor grado de responsabilidad. En este marco las relaciones familiares se vuelven ambivalentes. En determinados momentos al adolescente busca un gran distanciamiento y autonomía, en otras ocasiones se pretende volver al cobijo de la familia.

En estas edades la disciplina es una cuestión necesaria, no sólo para la salud mental del padre y la madre también para el adolescente. La solución correcta pasa por articula un equilibrio entre el orden y la comunicación abierta. Esto pasa por atribuir desde nuestra posición de adultos un rango equivalente hacia esa persona que también comienza

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