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Desarrollo personal para la convivencia Especialidad Manejo de conflictos en el aula


Enviado por   •  28 de Septiembre de 2016  •  Ensayos  •  2.425 Palabras (10 Páginas)  •  389 Visitas

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Eje o Campo formativo

Desarrollo personal para la convivencia

Especialidad

Manejo de conflictos en el aula

Tema

   Hoy en día la labor docente está cargada de nuevas connotaciones y las relaciones en el entorno escolar ya no son las mismas de años anteriores. El tema de la convivencia parece que se ha tornado fuera de control, tanto así que las confrontaciones se hacen cada vez más frecuentes entre los principales actores escolares que incluso convergen en situaciones de violencia al interior de las escuelas. Pero dichas situaciones, aunque más graves y si bien más presentes en nuestros tiempos, todavía gozan del menor porcentaje en las estadísticas respecto a los demás rubros. Son las faltas “menores” las que representan las incidencias más cotidianas y regulares. En este sentido, las conductas disruptivas que se presentan al interior del aula escolar se convierten en el mejor ejemplo de las confrontaciones que se experimentan en las escuelas a diario, lo cual, además de afectar al proceso de enseñanza-aprendizaje, genera un ambiente no adecuado para las relaciones interpersonales de alumnos y docentes, impactando negativamente en el desarrollo de la convivencia escolar.

Antecedentes

   La conflictividad en el entorno escolar no es nada nuevo. Como lugar donde interactúan diversas formas de pensar y de ser (entre alumnos, entre docentes, entre alumnos y docentes) es común que ocurran discrepancias al desenvolverse en el ámbito. Pero siendo la escuela el lugar donde se enseñan valores cívicos como el diálogo y la democracia, es de suponerse que la convivencia en las escuelas se rija bajo estos conceptos y los conflictos se solucionen correcta y armoniosamente. Sin embargo, en la realidad, en la práctica, no ocurre de dicha forma; más aún, en los últimos años, los conflictos se han tornado más recurrentes, más agresivos, más incisivos, que ahora las notas y reportajes en los medios de comunicación sobre “violencia escolar” prácticamente son diarias.

Este “boom” de la violencia escolar al parecer radica en la mirada hacia el tema en los años 80’s con los primeros estudios europeos en los centros educativos, dejando su carácter secundario para empezar a ser atendido en primer plano (Gotzens,1997), siendo pionero en esta línea el noruego Dan Olweus con su obra “Low school achievement and agressive behavior in adolescent boys” de 1983.

   El informe publicado en España, en el año de 2010, por el Ministerio de Educación, sobre la convivencia escolar en la Escuela Secundaria Obligatoria, refleja que en los últimos años se percibe un aumento de las dificultades de interacción de los alumnos y profesores. Asimismo, Carles Serra I Salamé (2003) nos hace referencia a algunos casos donde la convivencia escolar se ha visto muy afectada, como el de Gran Bretaña en 1996 cuando una escuela inglesa amenazaba con expulsar definitivamente al 10% de su alumnado catalogado como “fuera de control”, el patrullaje policiaco a comienzos del año 2000 en 225 centros educativos franceses que se consideraban especialmente conflictivos, o la implementación en 2003 de medidas sancionadoras a los alumnos que agredan e insulten a sus profesores, también en escuelas francesas.

Un estudio destacable es el de Ochoa y Peiró (2010), aplicado en México y España cuyos resultados arrojan diferencias mínimas en ambos contextos sobre la cuestión de la conflictividad, enfocándose a las actuaciones de los docentes de Primaria, Secundaria y Bachillerato en la resolución de los conflictos en el aula. Y es en este sentido que los trabajos realizados ya por varios autores han permitido establecer las formas más extendidas en el ámbito escolar. Según Serra I Salamé (2003) “las disrupciones en el aula constituyen la fuente de conflictos más común, la más cotidiana y de la cual se habla más. Así, a pesar de que habitualmente se ilustra la cuestión de la violencia en las escuelas con imágenes mucho más impactantes, las formas de violencia más comunes son estas disrupciones en el aula”, que habitualmente no suelen considerarse como fenómenos violentos, pero sientan las bases para la generación de conflictos mucho más importantes.

Justificación

   En los últimos años mucho se habla de los problemas que nuestros niños y jóvenes expresan al momento de convivir con sus pares, una convivencia que se da a diario dentro de su entorno escolar.

   La escuela ya no es sólo el medio para la adquisición de conocimientos, hoy en día es el recinto de las competencias para la vida. Nuestros alumnos ya no vienen a la escuela sólo para conocer, sino también para adquirir habilidades y actitudes, que extrapolarán a su cotidianeidad fuera del entorno escolar, como personas, y posteriormente, como ciudadanos de su país y del mundo.

   Las situaciones de conflicto que se generen en la escuela no deben tornarse como un problema en sí, sino como una oportunidad para poner en práctica el diálogo, la comunicación, la empatía, la creatividad. El conflicto es parte de nuestra naturaleza humana, de nuestra naturaleza social. No es un aspecto a negar ni a eliminar, sino que debe ser atendido.

   Dentro del entorno escolar, las situaciones cotidianas que se experimentan en el aula se han tornado más conflictivas, en menor o mayor grado dependiendo del contexto. Las “pequeñas” incidencias entre compañeros, las formas inadecuadas de hablar y/o expresarse (groserías, vulgaridades, apodos), las pláticas, el uso de dispositivos digitales, la apatía a las actividades escolares, los retos a la figura de autoridad (docente), entre otros, conforman el escenario cada vez más cotidiano de un aula escolar, sobre todo en nivel secundaria, donde la transición psicosocial del alumnado se hace más presente.

   Los ejemplos mencionados conforman uno de los mayores conflictos actuales en las escuelas, conocido como disrupción escolar, el cual representa el obstáculo prácticamente diario para el proceso de enseñanza-aprendizaje y para la convivencia armónica de los principales actores escolares: alumnos y docentes. Las conductas disruptivas, si bien no destacan por su “gravidez”, pueden encausar a mediano o largo plazo la escalada de conflictos en la escuela, al menospreciar su importancia, negarlos o ignorarlos, por lo cual, constituyen el objeto de estudio del presente proyecto.

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