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EL LENJUAGE EN LA RELACIÓN DEL HOMBRE CON EL MUNDO.


Enviado por   •  8 de Marzo de 2015  •  1.880 Palabras (8 Páginas)  •  198 Visitas

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EL LENJUAGE EN LA RELACIÓN DEL HOMBRE CON EL MUNDO.

UN ENSAYO

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UN ENSAYO

INTRODUCCION

EL TERREMOTO DE 1985: FENOMENO NATURAL Y GESTIÓN DESASTROSA

Los desastres naturales existen. Los fenómenos naturales –terremotos, huracanes, erupciones volcánicas- . La palabra “desastre” hace alusión a las pérdidas humanas y materiales que se generan a raíz de los fenómenos naturales. Sin embargo, lo que puede ser verdaderamente desastroso es la gestión de las autoridades, antes, durante y después de que se produce un fenómeno natural de gran impacto. Por lo tanto, el terremoto del 19 de septiembre de 1985 (con sus numerosas réplicas, en particular la del día siguiente), fue un fenómeno natural que por su magnitud (8. 1 grados en la escala de Richter, seguido de un segundo sismo, el 20 de septiembre, de 7. 3 grados), su duración (cerca de dos minutos), sus características (oscilatorio y trepidatorio) y la afectación que produjo en zonas con una alta densidad demográfica (en el caso del Distrito Federal, las dos delegaciones más afectadas, Cuauhtémoc y Venustiano Carranza, son de las más pobladas) se convirtió en un gran desastre, debido a la parálisis e inacción de las autoridades.

Nuestra memoria social es olvidadiza, y se esfuma lo que debemos saber al dedillo (los grandes problemas: de la desigualdad y los terremotos a las inundaciones y las sequias; del peligro mortal de las deudas externas al no menos riesgoso del desgobierno público y las voracidades privadas), a la vez que memorizamos a través de modernos medios de comunicación cantidades babélicas de datos y opiniones superficiales e inútiles. Siempre ha temblado, y con frecuencia muy fuertemente, en la zona central de México.

DESARROLLO

LOS SUCESOS DE AQUEL FATIDICO 19 DE SEPTIEMBREDE 1985 EN MÉXICO

En 1911 y en 1957 tembló muy fuerte. Pero la ciudad de México no se acordaba. Levantaba los rascacielos como en terreno inamovible e inmortal, y al edificarlos echaba mano de los múltiples recursos de la corrupción para abaratar las obras, reduciendo o falseando los materiales y las normas de construcción. A las 7:19 de septiembre de 1985 ocurrió el temblor de tres minutos y 8.1 grados en la escala de Richter, y afectó grandes e importantes zonas de la ciudad; la catástrofe pudo ser infinitamente mayor si hubiera temblado dos horas más tarde, cuando escuelas, rascacielos de oficinas, hospitales, fábricas, talleres y avenidas estuvieran en plena actividad. Se nos había olvidado que en México tiembla. Nos reíamos de los temblores. El olvido produjo muchas muertes, graves pérdidas económicas en un momento agudísimo de crisis; produjo inseguridad, terror, histeria, sacó a flote reservas también olvidadas de solidaridad popular espontánea, y otras, espeluznantes, de pensamiento religioso prehistórico en pleno siglo de galaxias. La parte más afectada de la población no tuvo más armas contra el sismo que rezos, gritos y llantos a las potencias celestiales; si bien apareció un sector más práctico que se dedicó de inmediato a labores de rescate y de prevención de mayores males, como los que automáticamente produjeron las instalaciones averiadas de gas y de electricidad.

Durante varias horas -en realidad días- faltó gobierno a la ciudad y la gente tuvo que organizarse sola: le faltaron universidades, institutos y sabios; millones de personas fueron creciendo en pavor al informarse sobre el sismo a través de frívolas e irresponsables improvisaciones de locutores de radio (sin otra preparación que la de anunciar perfumes o presentar cantantes de moda) autoerigidos en la ciencia y la técnica. Hasta días después los sabios hablaron. Pero el daño ya estaba hecho, y no faltó el detalle tragicómico de un sismógrafo de comedia que se puso a pronosticar mayores temblores para fechas próximas y precisas.

Para unos, fueron días de muerte, de pérdidas, de dolor; para muchos de pánico; para algunos, que había lucrado en las décadas anteriores con la especulación inmobiliaria y nuestro olvido, levantando edificios deficientes, fueron días de suerte; la necesidad de impedir nuevas tragedias en edificios que precariamente se mantenían aunque fuese parcialmente en pie, demoliéndolos; o bien la estrategia política de borrar las huellas del desastre lo más pronto posible, y aún la urgencia sanitaria de deshacerse de los amasijos de concreto y cadáveres, provocaron rápidas demoliciones, con lo cual se destruyeron también las posibles pruebas contra los millonarios negocios inmobiliarios que se habían enriquecido construyendo para la destrucción; edificios como bombas, como tumbas, como incendios.

Las cifras oficiales señalan que el sismo produjo entre seis y siete mil muertos, pero hay quien considera que esos datos están muy alejados de la realidad. Años después, con la divulgación de información más fidedigna, se calcula entre 35 mil y 40 mil el número de víctimas fatales. La cantidad de heridos, se dice, ascendió a otras 40 mil personas. Unas cuatro mil personas fueron rescatadas de los escombros. 50 mil familias quedaron sin hogar. El estadio de béisbol del Parque del Seguro Social –que ahora alberga al centro comercial Parque Delta- fue habilitado para alojar y reconocer cadáveres.

Las pérdidas materiales se estima que ascendieron a cuatro mil millones de dólares –de aquellos años-, tan sólo en infraestructura. Casi tres mil edificaciones sufrieron daños estructurales. 880 edificios quedaron en ruinas. 13 hospitales, la mayoría del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE) quedaron destruidos total o parcialmente, con lo que una de cada cuatro camas de hospital, se perdieron en los momentos en que más se les requería. Servicios como energía eléctrica, agua y teléfono se vieron interrumpidos y en algunos casos tardaron meses antes de restablecerse en su totalidad. Según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), unas 700 mil personas emigraron del Distrito

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