ENSAYO DEL LIBRO ENSEÑANZA SITUADA
F19F1917 de Julio de 2014
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Enseñanza situada: vínculo entre la escuela y la vida…
No es nuevo el buscar vincular la escuela con la vida, prácticamente desde que la escuela existe se ha intentado hacer esto. Desde la antigüedad se tenía como denominador común la preocupación por el mantenimiento de las tradiciones del pueblo.
Confucio por ejemplo, hace 2500 años difundía los principios morales y éticos que debe regir la conducta individual y las relaciones sociales en una suerte de preparación infantil para la vida.
Sócrates, Platón y Aristóteles coincidían en que uno de los propósitos fundamentales de la educación escolar era preparar a los jóvenes para las tareas del Estado y la sociedad.
A principios de nuestra era, Séneca decía que un gran defecto era aprender más por la escuela que por la vida.
Comenio en el siglo XVII, insistía en la necesidad de enseñar haciendo referencia a las “cosas concretas”.
Rousseau (XVIII) consideraba que era primordial que los educandos estudiaran la naturaleza y la sociedad a través de la observación directa, Pestalozzi dio continuidad funcional a este planteamiento pedagógico.
Durkheim creía que la misión principal de la escuela era de preparar a las generaciones jóvenes para su vida social.
En la primera mitad del siglo XX teóricos y prácticos de la escuela nueva como de la escuela progresista, con autores como John Dewey y María Montessori defenderían apasionadamente el postulado de una formación escolar sintonizada con las necesidades vitales de los alumnos.
Carl Rogers en su propuesta humanista, nos habla de la necesidad de que el aprendizaje sea significativo en el sentido de que los contenidos que se interioricen se encuentren vinculados en alguna medida con lo que es familiar e interesante para el aprendiz.
A pesar de todo lo anterior la idea de establecer una vinculación entre la escuela y la vida, no es nada fácil, se ha notado inclusive un distanciamiento entre ambas; Mark Twain por ejemplo, decía que nunca permitiría que su instrucción escolar interfiriera con su educación, por otro lado Tournier aseguraba que en la escuela aprendemos a abandonar nuestra propia personalidad. David Perkins habla de la necesidad urgente de fundar “escuelas inteligentes”, las cuales se logran si la realidad académica “intramuros” logra representar a la realidad cotidiana “extramuros”.
Por ello veremos propuestas para la reflexión y la acción que nos pueden orientar a lograr la vinculación que siempre se ha buscado entre la escuela y la vida. El texto parte de una comprobación: el conocimiento es situado, esto implica que el conocimiento se genera y se crea por los individuos en determinada situación (social, cultural, geográfica, ambiental, personal, motivacional, etc.). King dice que la cognición situada transmite la idea de que el conocimiento está anclado y conectado con el contexto en el que el conocimiento se construyó.
La propuesta de una enseñanza situada de la profesora Díaz Barriga posiblemente sea la más relevante en cuánto a implicaciones pedagógicas, se trata de una propuesta plena de interés: se cree fundamentalmente que cualquier agente pedagógico, en la toma de decisiones curriculares o didácticas, atribuya un papel decisivo a la consideración lúcida y sistemática de las situaciones en que el educando ha creado o deberá crear el conocimiento a adquirir en los escenarios escolares. Esto puede conducir a un diagnóstico más adecuado de lo que el estudiante realmente sabe o desea saber, al valorar sus conocimientos, aptitudes y disposiciones confrontándole con circunstancias relativamente familiares que le permiten manifestar su verdadero potencial o que le inducen a comportarse con naturalidad; posibilita que el educando logre una mayor comprensión de los contenidos curriculares al vincularlos explícitamente con sus saberes personales, e implica que éste se sienta mayormente motivado con relación a lo que aprende al estar en condiciones de hacer un uso funcional del conocimiento adquirido. El mayor reto que asume la perspectiva de la enseñanza situada es cambiar la dinámica de cotidianidad del aula y lograr una verdadera educación para la vida.
Los autores aquí incluidos abogan por la importancia que tiene el aprender estrategias adaptativas que permitan el autoaprendizaje y la innovación continua en contextos cambiantes e inciertos, que posibiliten el afrontamiento d problemas situados en escenarios reales, la resolución de conflictos o dilemas éticos, el trabajo colaborativo y la adopción de posturas críticas, así como un verdadero compromiso con su comunidad. Se plantea que la escuela a través de la promoción de prácticas educativas auténticas, estimula el facultamiento de los alumnos, fortalece su identidad como persona y los prepara para la vida en sociedad; se entiende entonces que “aprender, hacer y reflexionar” son acciones inseparables.
Para lograr un currículo y una enseñanza centrados en el aprendizaje del alumno se requieren propuestas para la formación docente orientadas tanto a una reflexión crítica que conduzca a prácticas educativas innovadoras como un cambio sensible en las concepciones de los actores educativos.
CAPÍTULO 1
PRINCIPIOS EDUCATIVOS DE LAS PERSPECTIVAS EXPERIENCIAL, REFEXIVA Y SITUADA
LA PERSPECTIVA EXPERIENCIAL DEWEYNIANA: “APRENDER HACIENDO” Y EL PENSAMIENTO REFLEXIVO
La idea de que el currículo y la enseñanza deben centrarse en las necesidades, intereses y experiencias de los alumnos es una postura que emerge con mayor fuerza en las primeras décadas del siglo XX, en relación directa con los movimientos de la escuela nueva europea, y de la educación progresista y democrática deweyniana.
Para Dewey, la escuela es ante todo una institución social en la que puede desarrollarse una vida comunitaria que constituye el soporte de la educación, es en esta vida comunitaria donde el individuo experimentan las fuerzas formativas que lo conducen a participar activamente en la tradición cultural que le es propia, a la par que permite el desarrollo pleno de sus propias facultades. Además de constituir una preparación para la vida futura, la escuela es entendida como un proceso vital; la vida social en la escuela deweyniana se basa en el intercambio de experiencias y en la comunicación entre los individuos. Es en esta visión educativa que encontramos el principio de algunos planteamientos actuales relacionados con la cooperación en la escuela, la conformación de comunidades educativas y el facultamiento, aspectos clave en los enfoques que propugnan por la educación para la vida.
Posner (2004) menciona que la perspectiva experiencial de Dewey se basa en el supuesto de que todo lo que les pasa a los estudiantes influye en sus vidas; así las consecuencias de cualquier situación no sólo implican lo que se aprende de manera formal, puntual o momentánea, sino los pensamientos, sentimientos y tendencias a actuar que dicha situación genera en los individuos que la viven y que dejan huella perdurable. Por lo tanto, la filosofía de una enseñanza de corte experiencial descansa en la premisa de que si se consigue que la experiencia escolarizada se relacione más con la experiencia significativa de los estudiantes y resulte menos artificial, los estudiantes se desarrollarán más y llegará a ser mejores ciudadanos.
Dewey desarrolla su propuesta de aprendizaje experiencial en que “toda auténtica educación se efectúa mediante la experiencia”, al mismo tiempo afirma que ello “no significa que todas las experiencias sean verdaderas o igualmente educativas”. El aprendizaje experiencial es un aprendizaje activo, utiliza y transforma los ambientes físicos y sociales para extraer lo que contribuya a experiencias valiosas, y pretende establecer un fuerte vínculo entre el aula y la comunidad, entre la escuela y la vida; es un aprendizaje que genera cambios sustanciales en la persona y en su entorno. A través de éste, se busca que el alumno desarrolle sus capacidades reflexivas y su pensamiento; de este modo, la aplicación del aprendizaje experiencial en la enseñanza se conoce como el enfoque de “aprender haciendo” o “aprender por la experiencia”.
Según Dewey, el currículo requiere de reorganizaciones constantes con base en las necesidades e intereses de los alumnos, para fomentar en ellos el desarrollo tanto de la inteligencia como de las habilidades sociales para la participación en una sociedad democrática. Otra de sus aportaciones es que intenta equilibrar tres criterios que en ocasiones aparecen como antagónicos a la hora de tomar decisiones sobre el currículo y la enseñanza: el desarrollo del razonamiento, por lo general asociado con las materias “académicas”,
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