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Ensayo Libro La Caja


Enviado por   •  4 de Abril de 2014  •  1.946 Palabras (8 Páginas)  •  420 Visitas

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Autoengaño

En las organizaciones no hay nada más común que el autoengaño. Identifique a alguien con un problema y, por lo general, será alguien que se resiste a aceptar la sugerencia de que tiene un problema. Eso es autoengaño: la incapacidad para darse cuenta de que uno tiene un problema. De todos los problemas que hay en las organizaciones, ese es el más común, y el más destructivo.

Por debajo del liderazgo efectivo

Con un poco de tiempo, siempre podemos saber cuándo alguien hace esfuerzos por soportarnos, nos manipula o nos engaña. Siempre podemos detectar la hipocresía. Siempre somos capaces de detectar la culpa oculta por debajo del barniz de la amabilidad. Y, habitualmente, nos resentimos por ello. No importa que la otra persona intente arreglar la situación dando vueltas a nuestro alrededor, sentándose en el borde de una silla para practicar la escucha activa, preguntarnos por la familia para mostrarnos interés o utilizar cualquier otra habilidad aprendida con tal de ser más efectivo. Lo que nosotros sabemos y a lo que respondemos es cómo considera esa persona cuando hacemos esas cosas.

Observe que algunas personas, inspiran devoción y compromiso en los demás, incluso aunque sean torpes a nivel interpersonal. Apenas importa el hecho de que hayan asistido a numerosos seminarios o de que nunca consiguieran aprender las últimas técnicas. Lo cierto es que producen, y también inspiran a hacer lo mismo a aquellos que los rodean. Algunos de los mejores líderes de nuestra empresa pertenecen a esa categoría. No siempre dicen o hacen las cosas “correctas”, pero a la gente le encanta trabajar con ellos. Obtienen resultados. Pero luego también está esa otra gente, que ejercen sobre los demás una influencia muy diferente. Aunque a nivel interpersonal hicieran todas las cosas “correctas”, aunque aplicaran todas las últimas habilidades y técnicas a sus comunicaciones y tareas, eso no importaría lo más mínimo. En último término, la gente se resentiría con sus tácticas y actitudes. Y terminarían por ser unos fracasos como líderes, precisamente porque provocan a la gente a resistirse a ellos.

La influencia depende de una elección fundamentada

Como ya hemos dicho, la gente responde principalmente a lo que sentimos por los demás en el interior, al margen de lo que hagamos exteriormente. Y lo que sentimos por los demás depende de si está uno dentro o fuera de la caja respecto a ellos No saben hasta qué punto la gente inteligente trabaja en forma más inteligente, los habilidosos de forma más habilidosa, y los decididos a trabajar seriamente trabajan seriamente cuando ven y son vistos de un modo directo, como personas.

Un problema que las organizaciones son incapaces de ver, en la medida en que se hallan dominadas por el autoengaño. Como les sucede a la mayoría de ellas. Ello quiere decir que la mayoría de organizaciones se encuentran dentro de la caja.

Personas u objetos

No se deje engañar por la distancia que hay entre los edificios de la empresa. Las palabras viajan con rapidez. Lo que sucede es que procuro conocer los nombres de tantas personas de la empresa como puedo, a pesar de que resulta cada vez más difícil con tanto crecimiento mensual como experimentamos. He descubierto que si no me intereso por conocer el nombre de una persona, probablemente no estará realmente interesado por ella como persona.

Ello no quiere decir, sin embargo, que funcione necesariamente también a la inversa; es decir, puedo aprender y conocer los nombres de las personas y eso no evitará que sean objetivos para mí. Pero si ni siquiera estoy dispuesto a realizar el esfuerzo de recordar el nombre de alguien, eso, es sí mismo, ya es para mí una indicación de que probablemente trato a esa persona como un objeto y de que estoy metido en la caja. No se trata de que hiciese necesariamente algo mal, sino de que, aun siendo lo correcto, lo hice del modo equivocado. Recuérdelo, la gente responde principalmente no a lo que usted hace, sino a cómo lo hace, es decir, a si está dentro o fuera de la caja.

Hay dos formas de ser duro. Puedo tener un comportamiento duro y, sin embargo, estar fuera o dentro de la caja. La distinción, por tanto, no se encuentra en el comportamiento, sino en la forma de ser cuando hago lo que estoy haciendo, ya sea blando o duro. Podemos ser duros e invitar al otro a la productividad y el compromiso, o podemos ser duros e invitarle a adoptar una actitud de resistencia y mala voluntad.

No se trata, pues, de decidir entre ser duro o no serlo, sino de estar en la caja o no.

Cómo entramos en la caja

La cuestión es que, aun cuando a veces estemos en la caja, y probablemente siempre lo estaremos en mayor o menor medida, hemos alcanzado el éxito gracias a las veces y las formas en que aquí, en esta empresa, hemos estado fuera de ella. El propósito de todo esto no es la perfección. Nada más lejos de la realidad. Se trata, simplemente, de mejorar. Mejorar de una forma tan sistemática y concreta, que permita mejorar a su vez al personal de la empresa.

Es esa clase de mentalidad de liderazgo, aplicada a todos los niveles de la organización, lo que nos distingue.

Autotraición

Como personas, experimentamos una sensación muy básica respecto de los demás; es decir, son como yo, tienen esperanzas, necesidades, preocupaciones y temores. Y de vez en cuando, como resultado de esa sensación surge en nosotros la impresión de que hay cosas que tenemos que hacer por los demás, cosas que deseamos hacer por ellos.

Vivir en la caja

Con el transcurso del tiempo, a medida que nos traicionamos a nosotros mismos, terminamos, viéndonos de ciertas formas

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