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El Arte En Republica Dominicana


Enviado por   •  23 de Septiembre de 2014  •  14.320 Palabras (58 Páginas)  •  312 Visitas

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EL ARTE EN REPÚBLICA DOMINICANA.

La Música.

La Música folklórica es la música tradicional en República Dominicana que se encarga de describir a los dominicanos como son con su alegría y su carisma y es también parte de nuestra cultura.

Merengue

El merengue es un estilo musical y de baile originado en la República Dominicana a fines del siglo XIX. En sus orígenes, el merengue era interpretado con guitarras. Años más tarde, las guitarras fueron sustituidas por el acordeón conformándose, junto con la güira y la tambora, la estructura instrumental del conjunto de merengue típico.

Palo. Palo para darte duro es música afro americana que utiliza tambores largos (palos), idiófonos y canto. Con raíces en la región Congo de África central, esta música comparte el panteón de deidades de otras tradiciones afroamericanas como Cuba, Brazil y Haití, por ejemplo. Los atabales o palos, que son los instrumentos primarios de la música de palos, son instrumentos folklóricos de origen africano.

Bachata. La bachata es un ritmo bailable originario de República Dominicana, lleno de folkclore. Se considera un híbrido del bolero (sobre todo, el bolero rítmico) con otras influencias musicales de origen africano y con otros estilos como el son, el merengue, el cha-cha-cha y el tango.

La artesanía criolla

El pueblo dominicano ha creado su propia interpretación de los procesos culturales y ha creado manifestaciones artesanales nuevas a partir de sus herencias aborigen, europea y africana. Las primeras piezas de artesanía elaboradas en el país eran de uso doméstico, específicamente en hogares rurales, y confeccionadas de manera tradicional por grupos de mujeres.

Los rasgos decorativos de estilo criollo que enriquecieron la alfarería taína y africana fueron perdiéndose con el tiempo, posiblemente por sus propósitos puramente utilitarios entre los sectores más modestos de la población. De ahí que la alfarería criolla permaneciera sin elementos decorativos. Entre los siglos XVI y XVII los artesanos labran imágenes religiosas a las que se rendía culto en los hogares. Estas imágenes abundan en las zonas rurales, siendo conocidos sus artesanos como santeros. Igualmente la talabartería, fruto del desarrollo de la ganadería, fomenta la confección de piezas de cuero. En este periodo se fabrican yugos, arados, sogas y otros instrumentos relacionados con el cultivo, sobre todo en la industria azucarera.

La Revolución Industrial permitió la fabricación de vajillas de loza, calderos y recipientes metálicos esmaltados a precios bajos. La proliferación de acueductos y el empleo de refrigeradores relegaron las tinajas y otros objetos artesanales a las zonas rurales. En el siglo XIX el pensador dominicano Pedro Francisco Bonó resaltó la importancia social y económica del conjunto de actividades que llamó “industrias”, a la usanza del momento, refiriéndose a la producción artesanal de árganas, serones, esteras, macutos, aparejos, escobas, aguaderas, sillas, sombreros, hamacas y canastas en comunidades del Cibao.

El Carnaval.

En la celebración del Carnaval Dominicano se aprecia, en particular en los atuendos y disfraces, una mezcla muy variada por regiones de elementos y tradiciones africanas traídas por los esclavos transportados al Nuevo Mundo y las costumbres y ropajes europeos de sus amos y colonizadores.

Se confunden en las festividades los diablos cojuelos, con sus trajes de capa cubiertos de espejos, cascabeles y cencerros, que ridiculizan a los señores medievales, con los platanuses y otros disfraces netamente africanos, así como un sinnúmero de manifestaciones de la creatividad popular.

El Carnaval es la fiesta popular de mayor tradición de República Dominicana. Se produce desde la colonia, en víspera de la cuaresma cristiana, cuando los habitantes de Santo Domingo se disfrazaban como un remedo de las carnestolendas europeas.

Si desde el siglo XVI «hubo máscaras en la ciudad de Santo Domingo», lo cierto es que la tradición colonial creció con las gestas republicanas del 27 febrero de 1844 y del 16 agosto de 1865, al punto de que casi desde entonces nuestros carnavales se celebran en estas fechas, no importa si se encuentran fuera de las carnestolendas y por lo común ya dentro de la propia cuaresma, por lo menos la primera.

Como se sabe, el carnaval ocurre antes de la cuaresma, que es tiempo de penitencia y de preparación para la pasión de Cristo. Entre nosotros, por ejemplo, los lechones de Santiago aparecieron después de la Restauración, al amparo de los bailes de máscaras celebrados en la casona de Madame García.

Arquitectura.

Aunque la República Dominicana es un territorio pequeño, de algo más de 48,000 kilómetros cuadrados, encontramos modelos arquitectónicos diferentes, resultado de la conciliación de las necesidades de los campesinos y demás ciudadanos urbanos con el clima, de los recursos disponibles y de la propia cultura del grupo humano.

En las últimas décadas la arquitectura dominicana ha experimentado un notable desarrollo, aunada al impulso del sector de la construcción. Se percibe un significativo adelanto, no sólo en la cantidad de obras, tanto públicas como privadas, sino también en cuanto al diseño y al uso de avances tecnológicos.

Arquitectura Vernácula y Popular. Siglos atrás, grupos migratorios provenientes de tierras continentales fueron poblando la isla La Española y con ellos trajeron, entre otras cosas, sus modelos arquitectónicos y sus tradiciones constructivas. Pero ante las nuevas condiciones ecológicas, posiblemente tuvieron que hacer algunos cambios de materiales, al no encontrar en la isla o en la región de la isla donde se establecieron los materiales tradicionalmente utilizados por ellos. Las más amplias descripciones de las casas indígenas quisqueyanas las da Fernández de Oviedo en su Historia General y Natural de las Indias, donde nos describe dos tipologías utilizadas: una de planta circular y techo cónico llamada caney, y otra rectangular llamado bohío, con techo a dos aguas y las principales con galerías frontales.

En cuanto a los materiales constructivos, sabemos que utilizaban productos vegetales típicos como yagua, cana, yarey, guano, palma, bejuco, etc., y el método constructivo era con postes de madera que enterraban en el suelo y cañas sujetadas por bejucos con los techos de palma o paja, dejando en lo alto un respiradero, recubierto por un caballete, para la salida del aire caliente y del humo de las brasas que siempre mantenían dentro de las casas.

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