El Proceso De Enseñanza Y Aprendizaje En La Educación Especial. Algunos Problemas Y Alternativas

El proceso de enseñanza y aprendizaje en la educación especial. Algunos problemas y alternativas

Es justo reconocer que se ha producido, sobre todo en las dos últimas décadas, un enorme interés de los profesionales por mejorar las capacidades y conocimientos de los alumnos con necesidades especiales, tanto en centros ordinarios como de educación especial, como consecuencia de la progresiva implantación de un modelo educativo en la atención de dichos alumnos.

Tal interés despertó la necesidad de desarrollar distintas iniciativas que mejoraron ostensiblemente el proceso de enseñanza y aprendizaje de los alumnos. Es fácil reconocer en la mayor parte de los centros de educación especial, así como en los centros ordinarios acogidos al programa de integración, la voluntad manifiesta de incrementar las destrezas y habilidades de los alumnos, en las distintas áreas de desarrollo, con vistas a una mayor calidad de vida de estas personas, lo cual se traduce en la existencia de una amplia oferta de programas educativos.

Algunas estrategias de aprendizaje

1. La oferta educativa debe dirigirse, fundamentalmente, a disponer oportunidades para el desarrollo de habilidades y destrezas que permitan a los alumnos salir airosos en las situaciones de su vida diaria. Es a través de la experiencia en distintos escenarios como los alumnos podrán adquirir la competencia necesaria.

2. Asociado a lo anterior, debe buscarse una mayor autonomía e independencia del alumno en las situaciones de aprendizaje y, en general, en la toma de decisiones que regulen su vida.

En las situaciones que a modo de ejemplo se han señalado en el punto anterior, y que habrán de traducirse en objetivos educativos, no es difícil hallar múltiples oportunidades para que los alumnos aprendan a actuar de forma autónoma y a tomar decisiones, tanto en el ámbito más personal como colectivo. Las mayores o menores limitaciones que en este campo manifiestan muchos alumnos no deberían ser un indicador tanto dé su incapacidad cuanto de las circunstancias que han acompañado su educación; tampoco deben esperarse cambios inmediatos en muchachos y muchachas con una cierta edad, aunque, sin dejar por ello de intentarlo, cuando deben introducirse estos objetivos es, ante todo, desde los primeros años de permanencia en el centro.

3. Es necesario priorizar, dentro del proyecto curricular de los centros, la adquisición de estrategias para la solución de problemas y de planificación; en definitiva, un mayor énfasis en mejorar las habilidades cognitivas, desarrollando las estrategias adecuadas, y no tanto en la adquisición de habilidades discretas y fuera de contexto.

Las actividades diarias de cualquier persona (coger un autobús, ir a comprar, escoger la ropa que van a necesitar de acuerdo con el tiempo y la actividad, pasar un rato el sábado por la tarde...) constituyen problemas cuya solución exige una tarea de planificación más o menos compleja. Entrenar a los alumnos en cómo resolver -en situaciones reales, siempre que se pueda- estos problemas, ofrece un sinfín de actividades que incorporar en su educación.

4. La experiencia escolar de los alumnos debe permitirles desarrollar una atribución positiva. La relación personal con los profesores y con sus compañeros, la entidad de los aprendizajes que se les propone y la adecuada valoración de su trabajo han de resultarles motivadoras, acrecentando su autoestima.

El tema de la autoestima requeriría una mayor atención, sin duda. Lo único que aquí quiere significarse es que, por lo general, ésta adquiere niveles más bien pobres,

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