El Profesor Excesivamente Competente

“Necesitamos profesores que “crean” en las ciencias de la educación frente al peligro del profesor excesivamente competente”

Las ciencias de la educación nos dan una visión integral, que es el conocer la educación en todos sus panoramas, teniendo en cuenta las habilidades sociales, habilidades comunicativas, habilidades cognitivas que en su conjunto permitan relacionarse, tener diversidad, ser participativo, respetuoso por las formas de pensar, permitan reflexionar, pensar, sintetizar, leer y ser capaz de hacer un esquema una síntesis, tener buena expresión, escritura, aprender a decir las cosas de manera clara y precisa, entre otras habilidades. Por tanto se necesita comunidades científicas de profesores especialistas en cada ciencia, que sean conocedores de su materia, especialistas en las ciencias de la educación aplicadas, son ellos los que generarán investigación científica de la que hoy carecemos.

Las ciencias de la educación despiertan los sentidos y las ganas crear proyectos de vida, en lo personal y profesional, desarrolla capacidad de autoaprendizaje, sin necesidad de decir, que, como y cuando aprender, aprovechando las bondades de tener una sociedad de la información actual que nos permite acceder al conocimiento sin necesidad de tomarlo en el aula.

Esta es la hora de saber que somos herederos de todo un trabajo epistemológico, experiencial, científico que han entregado miles y miles de mentes consagradas al conocimiento. Por ello un maestro que ha llegado a tener la fortuna de dirigir la mirada desde estas alturas, no va a ser un portador de un contenido academicista como si eso fuera su mayor tesoro. Un maestro que se posicione desde el continuo devenir vitalizado por nuevas preguntas no se conformará con entregar un recetario y preguntar sobre lo que él dijo o “enseñó”. La fuerza de sus revuelos epistemológicos le hará lanzarse a un viaje por los trechos fecundos de la incertidumbre dejando a un lado la confortable pero estéril certeza.

Un maestro dinamizador de la construcción de conocimiento también está llamado a reflexionar sobre su propio quehacer y sobre la finalidad de la educación. El por qué y el para qué de la educación sí importan, es más tales preguntas son fundamentales, pues tener claro el horizonte de la educación es comenzar a consolidar un paradigma que esté orientado por la flexibilidad, la interacción y su carácter dialéctico o sea, la investigación.

Si el educador sigue alardeando de su saber enciclopédico, y no tiene una prospectiva del mundo científico, y las didácticas específicas estará condenado a un conocimiento factual, ya que el nuevo conocimiento educativo se basa en ese proceso dual de enseñanza- aprendizaje, que cambia las perspectivas que no pueden ser vistas como una consecuente linealidad de eventos sino como una mutua alimentación y retroalimentación de miradas y posturas.

Claro que todo aquello no se da por una mecánica manejada por la simple inercia producida en la movilidad de la fugaz aparición de los eventos. El maestro, hoy más que nunca, debe ser reflexivo, cada día debe cuestionar su labor, su atención no puede quedarse en lo apacible de lo ya dado. Para lograr un movimiento pedagógico capaz de partir de la investigación como su mayor labor siempre se tiene que estar con la disposición de aceptar la novedad como algo constituyente de la ciencia. A través de estas nuevas actitudes se logrará la elaboración de un conocimiento que corresponda a los nuevos significados de la realidad.

Un Profesor excesivamente competente, es visto como un aquel que cree tener respuestas para todo, es decir que posee demasiado conocimiento o dominio en el campo de la educación, además de su formación, especializaciones, títulos, participación en congresos, etc…, maneja su discurso y su disciplina de una manera en la cual sería irrefutable cualquier discusión, lo que se podría llamar su propio paradigma, y de allí no le saca nadie, lo cual no es garantía de una buena enseñanza es decir puede no ser un buen facilitador en el proceso de enseñanza – aprendizaje, ya que el buen docente se evidencia en los estudiantes, cuando estos demuestran que han aprendido, “Ningún profesor o profesora enseña bien si sus alumnos o alumnas no aprenden; de nada sirve que crea que enseña bien si el alumnado no alcanza los objetivos de conocimientos o comportamientos esperados” (Mgr. Gabriel Polo Plazas, 2014). Lo cual lleva a la reflexión de docentes que crean en las ciencias de la educación, y vean la importancia de la comunicación en el proceso de formación, ya que el Docente no puede ser el único protagonista, es el estudiante quien debe ser el principal participe, el objetivo es que el que sea más debe aprender, recordando que no se aprenden aquello que no se quiere aprender y si no se logra la motivación y la atracción del estudiante por aprender o cazar ese conocimiento, no se a ver reflejado una buena relación interactiva Docente- Estudiante, y por lo tanto no se cumplirá con el objetivo.

La educación formal plantea unas disciplinas básicas para el aprendizaje y mide el proceso de formación por la capacidad de adquirir conocimientos básicos establecidos por entes Educativos gubernamentales, sin embargo; la labor Docente en la actualidad debe centrarse en generar la conciencia y responsabilidad en el estudiante de su propio aprendizaje, no solo pensando en el ¿por qué? Aprender una u otra cosa sino en la necesidad misma y natural de estar en contacto con el conocimiento, de aprender a aprender, aun cosas que pueden parecer pequeñas desde la cotidianidad, hasta donde la curiosidad lleve a la mente, lo cual hace que las metas de aprendizaje sean infinitas.

Los profesores que creen en las ciencias de la educación y están enfrentados a los cambios culturales que están generando el uso de las nuevas tecnologías en el proceso de enseñanza aprendizaje; instrumento imprescindible para comprender y afrontar los cambios en el

Contexto social y educativo.

Obviamente como docentes en ejercicio de la implementación de la ciencias de la educación debemos aprovechar esta revolución

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