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El profesor emocionalmente competente


Enviado por   •  8 de Diciembre de 2019  •  Apuntes  •  19.819 Palabras (80 Páginas)  •  317 Visitas

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EL PROFESOR EMOCIONALMENTE COMPETENTE

EL PROFESOR EMOCIONALMENTE COMPETENTE

[pic 1]Un puente sobre “aulas” turbulentas

(Apuntes tomados del libro del mismo título de la Edit. Graó 2009. y autor Joan Vaello)

La profesión docente es una tarea compleja y exigente pues para desempeñarla con éxito se necesitan múltiples competencias profesionales y personales que incluyen conocimientos pedagógicos y teóricos sobre la materia que se imparte, pero también recursos parapedagógicos entre los que destaca un equilibrio emocional. La situación se complica en los niveles obligatorios, sobre todo en secundaria. Entre las variables implicadas en la profesión docente, destacan una serie de competencias sociales y emocionales que permiten convivir con un grupo complejo de personas diversas y que permiten mantener un saludable equilibrio emocional. Hasta ahora se pensaba que la educación debía centrarse en el aprendizaje meramente cognitivo del alumno y en la preparación técnica del profesorado. Sin embargo el profesor debe asumir que debe ser un entrenador de competencias en campos tan decisivos como la autoestima, resiliencia, automotivación, respeto, persistencia, autocontrol, responsabilidad, fuerza de voluntad o empatía.

El profesor emocionalmente competente afronta los problemas en mejores condiciones y ayuda a crear un clima positivo sobre el que se puede asentar más confortablemente el proceso enseñanza-aprendizaje. Los problemas vienen solos, las soluciones hay que crearlas.

Capítulo 1º – El profesorado y las competencias socioemocionales.

Ahora el profesor tiene que ganarse la actitud y el respeto de sus alumnos para lo cual necesita incorporar nuevas competencias profesionales. Estas competencias incluyen aspectos habituales en el aula: observar activamente, convencer, captar y mantener la atención, escuchar activamente, mediar, respetar, argumentar, etc.

El rol del profesor: Competencias docentes: Hoy el profesor debe saber intervenir sobre las condiciones que se encuentra en el aula. La intervención sobre esas condiciones se focaliza en tres direcciones: Las condiciones que se refieren al alumnado, las referidas al propio profesor y las referidas al currículo.

Complejidad del rol de profesor: se requiere una preparación específica en los siguientes aspectos:

+ En el tipo de contenidos: debe facilitar la adquisición de aprendizajes cada vez más amplios y complejos.

+ En el tipo de competencias que hay que educar: el profesor ha de trabajar en los alumnos todo tipo de competencias que contribuyan a aprendizajes autónomos y a una formación integral.

+ En el tipo de alumnado: la diversidad del alumnado ha aumentado en todos los sentidos, desde la variabilidad de conocimientos y capacidades, pasando por la diversidad de intereses, motivaciones o expectativas académicas. No se puede no aprender. Tampoco no enseñar. El alumno aprende de todo a todas horas. El profesor siempre está enseñando, por acción o por omisión.

Docencia y competencias socioemocionales: son el conjunto de habilidades que permiten interactuar con los demás de forma satisfactoria, además de contribuir a la satisfacción interna, a la consecución de éxitos personales y profesionales y a una adecuada adaptación al contexto.

Presencia de las competencias socioemocionales en el aula: El aula está permanentemente inundada de relaciones intensas y extensas, cargadas de emociones. Es necesario conocer y canalizar las emociones propias y ajenas para poder gestionar con solvencia las situaciones habituales a fin de poder desplegar el potencial educativo propio.

Ámbitos de gestión: Es precisa una intervención activa sobre una serie de condiciones referentes al alumno, al profesor o a la tarea.

Esta gestión de condiciones presentes en el aula se puede dividir metodológicamente en tres ámbitos básicos de actuación:

1.- El control del aula que persigue la creación de un clima ordenado que propicie tanto el aprendizaje como la convivencia.

2.- La regulación de relaciones interpersonales: A la competencia encargada de regular las relaciones intrapersonales se le denomina competencia emocional, mientras que a la encargada de regular las relaciones interpersonales con los demás se le llama competencia social. Esta ha de atender a los tres tipos en los que está inmersa: Las relaciones con los alumnos, con los profesores y con las familias.

Argumentos a favor de las competencias socioemocionales en la profesión docente: El profesor necesita para poder desarrollar sus métodos dominar destrezas sociales como saber persuadir, negociar, dirigir, resolver disputas conseguir cooperación, trabajar en equipo y destrezas emocionales como motivarse, controlarse, vigilar su nivel de ansiedad… No es extraño ver cómo se buscan soluciones académicas a problemas cuyas causas son fundamentalmente socioemocionales: lo socioemocional es tan valioso como lo cognitivo, ya que el respeto, la responsabilidad, las actitudes pro-sociales o la fuerza de voluntad están presentes en cualquier momento del proceso enseñanza-aprendizaje. El profesor debe atender a una doble faceta: debe formar a los alumnos en competencias socioemocionales pero debe también formarse él para cumplir mejor su misión. Estas competencias son relevantes en educación porque: Son instrumentos de poder, facilitan la consecución de logras, son vehículo de satisfacción, sirven para adaptarse eficazmente al contexto y tienen valor protector, preventivo.

Consecuencias de las deficiencias en competencias socioemocionales: Los problemas socioemocionales habituales en las aulas impiden el desarrollo personal, social y cognitivo del alumno. Nuestras emociones contaminan nuestros pensamientos y acciones. Las competencias cognitivas por sí solas no son garantía de éxito ni de bienestar personal si no van acompañadas de competencias sociales y afectivas.

La socialización en la escuela: Cada lección socioemocional que se deja de dar, está dejando vía libre a otros agentes socializadores, externos a la escuela y a la familia, donde hay evidente riesgo de aprendizajes inconvenientes. El trabajo de educar en este campo nos corresponde y es imprescindible para conseguir dos objetivos: formar ciudadanos y formar alumnos.

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