El Traspatio Escolar
fuentesuelas15 de Octubre de 2013
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ENSEÑANZA:
DE LA SUBJETIVIDAD A LA INVENCIÓN
María Eugenia Toledo Hermosillo
Introducción
En este capitulo la autora incluye una gran cantidad de anécdotas y vivencias acerca del desarrollo de las experiencias educativas durante la guerra salvadoreña, así como la vida en las aulas -en muy diversas aulas- y de algunas invenciones que han tenido lugar en el ámbito de la ciencia.
Intenta demostrar y argumentar que “la subjetividad es el eje estructurante de la enseñanza que da lugar a la invención”. Analiza también los efectos que tiene la inclusión de la subjetividad en la enseñanza, así como la relación de esta con la invención.
Para esto ha agrupado la subjetividad en tres apartado: a) Las respuestas inesperadas de los niños durante la enseñanza de los contenidos escolares, b) distracción, atención y disciplina durante la enseñanza de los contenidos escolares, c) las imágenes y las palabras de los niños durante la enseñanza de los contenidos escolares.
La subjetividad de los niños:
La subjetividad surge en la guerra y en la paz; en escuelas públicas y privadas; en escuelas ubicadas en zonas de recursos socioeconómicos altos, medios y bajos.
LAS RESPUESTAS INESPERADAS DE LOS NIÑOS
DURATE LA ENSEÑANZA DE LOS CONTENIDOS ESCOLARES.
Durante la década de 1980 en El Salvador, la guerra estaba en su apogeo y el territorio dividido. En los poderes populares locales, hombres y mujeres de todas las edades sobrevivían a los ataques del ejército gubernamental.
En esas circunstancias ocurrieron los hechos que narran las anécdotas siguientes, relatadas por una maestra popular voluntaria de El Salvador:
El año pasado (1985) llegó el alcalde de Berkeley a Chalatenango y se reunió con un grupo de escolares para platicar con ellos
Después de un rato, los niños preguntaron:
¬ -¿Berkeley los niños viven en guerra?-
-No- contestó el alcalde.
Al día siguiente, la maestra, quien había tomado como pretexto la visita del alcalde para enseñar geografía y situar Estados Unidos con respecto a Centroamérica, inició su clase preguntando: ¿Dónde queda Berkeley?” “Los niños de Berkeley viven en el cielo”, -respondió un alumno después de un largo silencio.
Esto pone sobre la mesa respuestas inesperadas para la maestra, quien en su relato también explicaba su sorpresa y su no saber que hacer frente a ellas porque todo lo que estaba realizando era una actividad de repaso de los contenidos de aprendizaje que había enseñado a los niños durante días anteriores. Para ella lo previsible era, entonces, recibir respuestas relacionadas con geografía y matemáticas.
Sin embargo, esos niños no podían responder así porque vivían y enfrentaban cotidianamente la guerra y lo que ella significa.
En este ejemplo, la subjetividad mueve a los alumnos del lugar de los contenidos enseñados por la maestra, y los hace responder en otro registro.
El sujeto no se ubica en el mismo eje que la inteligencia, la virtud, a excelencia o la perfección.
En consecuencia, el sujeto responde en un registro que no es el de los contenidos de aprendizaje, ni el del conocimiento institucionalizado por la educación ni por el de la lógica de las disciplinas. Responde desde el lugar de su subjetividad y en el preciso momento “el sujeto está descentrado con respecto al individuo”. Por eso es excéntrico y “escapa a cualquier condicionamiento individual”. Ahí, en su excentricidad, se ubica lo inesperado e imprevisible de las de los niños porque ése es el lugar de la subjetividad.
Ver al sujeto desde esta perspectiva hace posible advertir que la subjetividad también se pone en juego en situaciones en las que la violencia no se presenta de manera tan explicita y brutal como en la guerra.
Entre los ejemplos que menciona la autora encontramos varias situaciones donde la formación cultural y personal de los niños influye a la hora de externar sus respuestas, así como la redacción o la forma de cuestionar, los contenidos a abordar y su repercusión en las vidas de los niños, es decir si el contenido se relaciona con la experiencia del niño inevitablemente este tendrá una posición acerca de él derivada de sus conocimientos empíricos, resultando en esas respuestas inesperadas que no por ello son respuestas equivocadas o absurdas; pues en ellas interviene un conocimiento distinto.
Calificar de incorrectas o absurdas dichas respuestas significa, en realidad descalificarlas, de modo que esto desautoriza al niño para responder a partir de lo que puede pensar, leer, decir, escribir o elegir de los contenidos de aprendizaje que le enseña el maestro.
Pensar muy bien la situación antes de descalificar una respuesta pone a la enseñanza en un lugar en el que propicia condiciones para que el niño haga algo con sus respuestas “equivocadas” o “absurdas” a fin de producir otra cosa que, además, le permita reconocer y apropiarse de los contenidos de aprendizaje.
DISTRACCIÓN, ATENCIÓN Y DISCIPLINA
DURANTE LA ENSEÑANZA DE LOS CONTENIDOS ESCOLARES
La distracción se convierte en un problema relacionado generalmente con lo que se califica como flojera, desorden, indisciplina, irresponsabilidad o falta de respeto hacia el maestro.
El siguiente ejemplo nos coloca en un ángulo distinto para mirar la distracción de otra manera;
En un salón de segundo grado de primaria de la ciudad de México, los niños de cada fila se van formando para que la maestra les revise y corrija el dictado que acaban de hacer. Los niños deben volver a sus lugares y repetir las palabras que escribieron incorrectamente. Tres de ellos, en lugar de hacerlo, están muy entretenidos observando ilustraciones en diccionarios distintos, uno de los cuales es más grande que los otros dos.
-¡Mira éste lo que puede hacer!- dice uno de los niños al tiempo que muestra un dibujo a los demás.
-¡éste es un trasbordador espacial!- ¡mira, trasbordador espacial! –Interviene otro niño-
-¡Y este!- dice el tercero, al tiempo que muestra un dibujo.
-¡es un carguero! ¡Un carguero nazi! –responde uno de ellos.
-Yo no lo tengo, ¿o si? – dice otro de los niños mientras busca muy atentamente en su diccionario.
-César, Julio, César, ¿Me estas haciendo las malas que tienen, lo mismo que tus compañeros?- pregunta la maestra.
En ese momento, los niños no la escuchan porque ven otra cosa que los entretiene y capta su atención.
Tal vez podría pensarse que es falta de interés en los contenidos de aprendizaje. Sin embargo, en este caso, el desinterés aparece precisamente en ese momento y en esos contenidos porque los niños están interesados en otra cosa.
Quien sepa escucharlos podrá recuperar su interés y relacionarlo con otros contenidos de aprendizaje de segundo grado que giren en torno a las imágenes que, en ese momento, captan su atención y los entretiene.
Dirigir el interés del niño hacia un elemento importante significa, en este caso, por ejemplo, iniciar la enseñanza de otras asignaturas que se relacionen con el tema (en este caso los medios de transporte.
Esto significa propiciar una enseñanza que permita, por un lado, recuperar el interés de los niños para convertirlo en el eje en torno al cual se desarrollen los contenidos de aprendizaje pertinentes de las asignaturas que se cursan en un grado especifico y, por otro, relacionar las asignaturas de tal manera que los niños puedan construir conocimientos sobre una temática específica.
Pensar en la enseñanza de esta manera abre una gran diversidad de posibilidades no solo para recuperar los intereses múltiples de los niños, sino también para relacionar los contenidos de aprendizaje de diferentes disciplinas. De este modo se puede hacer que los contenidos de aprendizaje sean algo interesantes para ellos.
Hay que tener en cuenta que la distracción del niño expresa el hecho de que su interés tiene otro objeto que es tan importante como sus preguntas o producciones.
“Distracción” es, según María Moliner, la acción de distraer (se) o divertir (se) que significa “ocupar agradablemente la atención”.
También significa entretener, es decir, “retener grata o apaciblemente la atención (o el interés) de alguien”.
Entonces, querer evitar a toda costa la distracción del niño implica que se la esta concibiendo como falta de aplicación-, es decir, como incapacidad de adaptación del niño para ejecutar o aplicar lo que le enseña, lo cual significa que se ve al niño como aplicador de lo que se le enseña y no como creador.
Aceptar que la distracción es otro de los momentos en los que se pone en juego la subjetividad del niño significa aceptar que, en cualquier aula de cualquier escuela, los niños se distraen porque hay “otra cosa”, “algo diferente” de lo que sucede en ciertos momentos de la enseñanza que capta su atención, que los ocupa, por eso se distraen.
Lo cierto es que analizar la distracción del niño y dar cabida a lo que la causa y capta su atención, en vez de luchar inútilmente contra ella para tratar de evitarla, significa tener en cuenta su interés. Po esa vía el niño se concentra en lo que le interesa, es decir, reflexiona profundamente en ello, que es exactamente uno de los propósitos de la enseñanza.
Sin interés en lo que hace o dice es imposible que el niño o cualquier otra persona se concentren.
No basta con que el niño se interese en algo, es necesario dar un
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