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El directivo que regaló su caja de bombones


Enviado por   •  26 de Agosto de 2013  •  Informes  •  881 Palabras (4 Páginas)  •  265 Visitas

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Fecha: 27/05/2013

Id:67625

El directivo que regaló su caja de bombones

Hace unas semanas tuve un día bastante malo: se me estropeó el coche y además estaba lloviendo. Llegaba tarde a una reunión así que lo que lo del coche vino a añadir más tensión de la que llevaba.

Al final llegué a la oficina y empecé la reunión tarde. A media tarde salí de la reunión para tomarme un descanso. Me sentía agotada y necesitaba respirar un poco de aire.

Cuando me senté en mi mesa delante del ordenador me encontré un bombón encima del teclado. Miré a mi alrededor para ver si el resto de mis compañeros lo tenían. Por la hora que era ya no quedaba casi nadie y por supuesto no había bombones encima de la mesa.

Le pregunté al único compañero que quedaba.”Te lo ha dejado Fátima” me dijo. “Hoy es su santo”. No había coincidido con ella en todo el día con lo que no había tenido la oportunidad de felicitarla ni de decirle nada.

Lo cierto es que aquél bombón fue un soplo de aire fresco en mi ajetreado día. Lo desenvolví y disfruté de esos escasos dulces minutos mientras lo paladeaba.

Parece mentira lo que un pequeño detalle había producido en mí: había pasado de sentirme cansada y preocupada a ver las cosas de manera diferente.

De vuelta a casa fui pensando en lo que había supuesto ese bombón en mi rutina del día y cómo un pequeño detalle podía haber operado en mí un cambio de ánimo tan rápido.

¿Y si fuesemos capaces de hacer lo mismo con nuestros compañeros de trabajo y colaboradores?

No quiero decir con esto que regalemos todos los días bombones u otras cosas ya que al final perdería todo su sentido. Pero sí tener detalles, como una palabra de halago, interesarse por la salud de un familiar ó simplemente hacerle saber que esa persona es importante para tí. Detalles que no suponen un coste y que puede ayudar a mejorar el clima laboral y las relaciones con los compañeros.

Desde que empecé a trabajar en RRHH he tenido oportunidad de leer bastante acerca de la motivación laboral ya que es uno de las temas, desde mi punto de vista, más difíciles de conseguir.

No en vano estamos trabajando con las expectativas, los deseos, las ilusiones, los sueños de las personas.

Independientemente de las diferentes teorías que se manejan en los programas de formación de RRHH, soy de la opinión que conseguir mejorar la motivación laboral debe ser algo que se construya todos los días.

No basta con gestos aislados y esporádicos para que se produzcan cambios reales en la motivación de nuestros colaboradores.

De nada sirven todos estos planes orientados a fomentar la motivación laboral si después tu jefe prácticamente no tiene comunicación contigo, ni se interesa cuando tu hijo está enfermo y te ve preocupada.

He tenido ocasión de trabajar en empresas donde la retribución era muy generosa pero el clima espantoso.

Sinceramente prefiero trabajar en una empresa donde las relaciones con los compañeros sean cordiales sin tener que preocuparme de quién será el próximo en ponerme la zancadilla por muy bien que me paguen y asumir que “va en el sueldo”.

Porque motivar y generar un buen clima es reponsabilidad de TODOS y cada uno de los miembros de una organización y no es patrimonio exclusivo del área de RRHH.

Ese quizás sea uno de los errores más frecuentes: pensar que la responsabilidad de motivar a los empleados es algo inherente del departamento de RRHH sin que el resto de los mandos se involucren en ello.

Desde el área de RRHH se puede orientar, poner las bases, formar, apoyar…. pero el día a día debe ser cuestión de las personas que dirigen equipos y que tienen colaboradores a su cargo.

Hace algún tiempo, trabajé con una persona en un proceso de coaching que tenía dificultades para conectar con su equipo. Decía que estaba muy ocupado como para entretenerse en conversaciones de pasillo.

Su equipo pensaba de él que era agrio y muy poco accesible. Excesivamente orientado a los resultados y sin casi interés por el estado de ánimo de su equipo.

La consecuencia de ello era que el clima laboral del departamento era bastante malo y los resultados no acompañaban en absoluto.

Le sugerí que empezase por abrirse al mundo que le rodeaba y en especial a su equipo. Que explorase qué sabía de ellos, de su situación personal, sus expectativas laborales, sus miedos, sus ilusiones. En definitiva que conociese a su equipo.

Al principio fue dificil para las dos partes. Para el equipo porque no estaban acostumbrados a que se interesasen por ellos y lo veían muy forzado. El mando intermedio tampoco se sentía mucho mejor ya que era algo que no había hecho hasta ahora y la tentación de seguir actuando como hasta la fecha era muy grande. Se sentía cómodo desempeñando el papel de jefe hosco.

Así que empezamos con pequeños detalles, como dar los buenos días sonriendo, darse cuenta de si una colaboradora se había cambiado el peinado, un colaborador llevaba una corbata diferente… pequeños detalles para hacerle saber a su equipo que eran importantes para el.

Con el tiempo, el clima fue mejorando y los resultados también llegaron. Algún tiempo después me reconoció que nunca más volvería a subestimar el poder de los pequeños detalles.

Y tu, ¿te animas a regalar un bombón a tu compañero?

http://descubriendotalento.wordpress.com/

Fuente: http://descubriendotalento.wordpress.com

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