El gran Proyecto Educación Cívica.

Proyecto Particular en materia de

Educación Cívica (PEC)

Presentación

El propósito del presente documento es enmarcar el quehacer en materia de educación cívica y divulgación de la cultura democrática, a partir de la experiencia y aprendizaje.

Se trata de un documento orientador de la acción educativa, sujeto a una evaluación constante, así como a la retroalimentación con diversas instituciones educativas, organizaciones e instituciones comprometidas con el fortalecimiento de la democracia.

Su diseño surge de dos fuentes fundamentales: 1) la experiencia hasta hoy alcanzada en los proyectos de educación cívica; y 2) la normatividad y lineamientos definidos en las Políticas, Programas Generales y Particulares, Líneas de Acción, así como en el Plan General de Desarrollo.

El esquema bajo el cual está diseñado, parte del reconocimiento de que todo proceso educativo requiere clarificar los contenidos con los cuales prepara a un sujeto; qué tipo de sujeto se desea formar, y bajo qué métodos se logrará.

Por ello, el primer apartado plantea el Marco de Referencia en el cual se enuncian de manera general las concepciones básicas de democracia, cultura democrática, ciudadanía y educación cívica, mismas que servirán de base para el diseño específico de proyectos y acciones en esta materia, con el fin de garantizar congruencia en todo proceso de formación ciudadana.

Es necesario señalar que este documento no pretende ser exhaustivo, sino un punto de partida para la presentación de este programa particular. Una guía que acompañe el diseño, desarrollo y evaluación de todo proyecto.

Por su importancia y complejidad, para la elaboración de este Marco de Referencia, y en lo particular de su apartado de educación cívica, se retoman en buena medida las reflexiones y análisis contenidos en el documento Formación Ciudadana. Elementos para un modelo pedagógico, realizado por la maestra Silvia L. Conde^[1].

En el segundo apartado se presenta el Marco Normativo que sustenta su diseño, al ubicar las atribuciones y mandatos de ley que el Estatuto de Gobierno y el Código Electoral de la Ciudad de México, así como el Objetivo general y Líneas de Acción.  

Dicho marco normativo da pie a la presentación de los Proyectos Generales: 1) Formación Ciudadana; 2) Divulgación de la Cultura Democrática y 3) Intercambio y Vinculación, a partir de los cuales se despliegan los nueve Proyectos Particulares que los conforman: 1) Acciones y procesos de formación en valores de la democracia para niños y niñas; 2) Proyecto juvenil de formación ciudadana; 3) Educación y formación ciudadana con mujeres; 4) Ediciones de educación cívica y divulgación de la cultura democrática; 5) Campaña permanente de divulgación de la cultura democrática; 6) Concursos, estudios e investigaciones; 7) Relación con grupos de la sociedad civil; 8) Acciones interinstitucionales en el espacio escolarizado y 9) Intercambio y colaboración institucional.

En la presentación de dichos proyectos, se definen sus propósitos generales, públicos e instancias a las que se propone sean dirigidos de manera prioritaria, así como el tipo de acciones que deberán contemplar. En este sentido, es importante señalar que varios de los proyectos impulsados hasta ahora, no sólo encuentran cabida dentro del programa que aquí se presenta, sino que seguramente se verán enriquecidos bajo el marco de este programa particular.

Así pues, se despliega la propuesta en materia de educación cívica y divulgación de la cultura democrática; así como la colaboración de diversas áreas.

1. Marco de Referencia

Más que un exhaustivo ejercicio de conceptualización, el presente apartado pretende describir de manera general, las concepciones de democracia,  ciudadanía, cultura democrática y educación cívica, que servirán de base para el diseño de todo proyecto educativo.

1. Democracia y Cultura Democrática

La tarea educativa, concibe a la democracia como un sistema político y una forma de gobierno configurados en tres dimensiones: la competencia política por el poder público en elecciones populares periódicas; el respeto al orden constitucional, expresado en la legalidad; y la participación, basada en el principio de la soberanía popular con el que se reconoce que el poder público reside en la voluntad soberana de la ciudadanía. Además, la concibe como un sistema de relaciones sociales fundado en un conjunto de derechos que configuran la moral de la democracia, tales como la libertad, la justicia o la igualdad; el respeto a los derechos civiles, políticos, sociales, económicos y culturales; así como en el cumplimiento de responsabilidades tanto por parte de los gobernados como de los gobernantes.

Así, se concibe a la democracia, y más específicamente la experiencia democrática, como una aspiración que puede encontrase en la permanente tensión que se establece entre la realidad y el ideal. En este sentido Giovanni Sartori dice al respecto:

Las democracias son también, en cierto sentido, Estados-plan ⎯pero sin vanguardia; los fines se determinan vía proceso democrático, mediante procedimientos democráticos y a medida que el proceso democrático avanza. De ello se deduce que la democracia está especialmente abierta a, y depende de, la tensión entre hechos y valores. Puede afirmarse, por tanto, que sólo la democracia debe su misma existencia a sus valores. Y ésta es la razón por la que precisamos del término democracia. A pesar de su inexactitud descriptiva, nos ayuda a mantener ante nosotros el ideal: lo que la democracia debiera ser.^[2]

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