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El impacto de la crisis financiera mundial en la economía de Сhina


Enviado por   •  17 de Julio de 2014  •  Trabajos  •  1.607 Palabras (7 Páginas)  •  315 Visitas

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CHINA: ¿SE AVECINA UNA CRISIS ECONÓMICA QUE SACUDIRÁ AL MUNDO?

La segunda economía del mundo ha impresionado por su enorme crecimiento, pero sus fuentes de expansión no serían sostenibles.

A menos que usted sea un aficionado a los grandes momentos de la historia comunista de China, es probable que no haya oído hablar de Wuhán, el sitio del legendario cruce a nado del Yangtsé por parte de Mao. Pero quizás más que cualquier otra ciudad china cuenta la historia de cómo, luego de tres notables décadas de modernización y enriquecimiento en China, su milagro económico parece estar llegando a su fin y por qué hay un grave riesgo de una crisis catastrófica.

El alcalde Tang Liangzhi dice que está gastando US$330.000 millones en cinco años en un plan de desarrollo cuyo objetivo es hacer de Wuhán, que ya cuenta con una población de 10 millones, en una mega ciudad mundial y en un rival importante de Shanghái, la segunda ciudad de China.

El centro de la ciudad está siendo demolido para crear un distrito comercial de alta tecnología. Incluirá un rascacielos de más de 600 metros de US$5.000 millones, que será el segundo o el tercero más alto del mundo.

Pero, por supuesto, el objetivo de mi visita a Wuhán era contar una historia más amplia. En los últimos años, China ha construido un nuevo rascacielos cada cinco días, más de 30 aeropuertos, metros en 25 ciudades, los tres puentes más largos del mundo, casi 10.000 kilómetros de líneas de tren de alta velocidad, 42.000 kilómetros de autopistas y desarrollos inmobiliarios comerciales y residenciales en una escala inconcebible.

TERCERA OLA

Hay dos formas de ver una reconstrucción del paisaje que habría intimidado a los faraones egipcios y a los romanos. Es una necesaria modernización de un país en un rápido proceso de urbanización. Pero también es un síntoma de una economía desequilibrada, cuyas fuentes de crecimiento reciente no son sostenibles.

La desaceleración económica evidente en China, junto con las recientes manifestaciones de tensión en los mercados financieros, se puede ver como la tercera ola de la crisis financiera mundial que comenzó en 2007-08 (la primera ola fue la debacle de Wall Street y la City de Londres de 2007-08 y la segunda, la crisis de la Zona Euro).

¿POR QUÉ SE DICE ESTO?

Tras el colapso de Lehman Brothers en 2008 hubo una contracción repentina y dramática del comercio mundial. Y eso fue catastrófico para China, cuyo crecimiento se ha generado en gran parte por la exportación al rico Occidente de todas esas cosas que ansiábamos. Cuando nuestras economías quebraron, dejamos de comprar y, casi de la noche a la mañana, las fábricas apagaron la luz en toda China.

Visité China en ese momento y fui testigo de las multitudes de pobres trabajadores migrantes empacando todas sus posesiones, incluyendo niños en sus espaldas, y encaminándose a sus aldeas. Era alarmante para el gobierno y amenazó con romper el contrato implícito entre el gobernante Partido Comunista y el pueblo chino: que renuncian a sus derechos democráticos con el fin de enriquecerse.

Así que con el impulso del gobierno de Estados Unidos, el gobierno chino lanzó un programa de estímulo de una escala gigantesca: US$670.000 millones de gasto público directo y una instrucción a los bancos estatales para "abrir sus billeteras" y presten como si no hubiera mañana.

Lo cual, en cierto sentido, funcionó. Mientras que las economías de la mayor parte del rico Occidente y Japón se estancaron, los tiempos de bonanza regresaron a China. El crecimiento se aceleró de nuevo a la notable tasa anual del 10% que el país había disfrutado durante 30 años.

Pero las fuentes del crecimiento cambiaron de una manera importante y siempre tendrían una duración limitada.

INVERSIÓN TÓXICA

Hay dos maneras de ver esto. En primer lugar, incluso antes del gran estímulo, China estaba invirtiendo a un ritmo más rápido que casi cualquier gran país en la historia.

Antes de la crisis, la inversión equivalía al 40% del Producto Bruto Interno (PIB), alrededor de tres veces la tasa en la mayoría de los países desarrollados y significativamente mayor incluso que lo que Japón invirtió durante su fase de desarrollo, que precedió a su colapso a principios de los 90.

Tras el crack financiero, gracias al estímulo y el ritmo de construcción, la inversión aumentó a un nivel sin precedentes del 50% del PBI, donde ha permanecido más o menos.

Aquí está la cosa: cuando una gran economía está invirtiendo a ese ritmo para generar riqueza y puestos de trabajo, es una certeza que gran parte de ella nunca va a generar un rendimiento económico, que la inversión va mucho más allá de lo que una toma de decisiones racional habría producido.

Por eso, en China hay grandes desarrollos residenciales e incluso una ciudad entera donde las luces nunca se encienden y por qué hay autopistas relucientes con apenas tráfico.

Pero

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