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El problema del sabor, ¿bebemos café?


Enviado por   •  16 de Diciembre de 2015  •  Apuntes  •  687 Palabras (3 Páginas)  •  257 Visitas

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El problema del sabor, ¿bebemos café?

¿Qué queremos de tomar?

Hace unos días recorriendo el centro de Mérida uno puede observar claramente que hay un mayor número de establecimientos que ofrecen el café como la bebida principal, lo cual me hace pensar que el gusto por este producto ha tenido un aumento considerable en un lugar que por el calor no es del todo apreciable una bebida de origen caliente. Y es que nadie tiene ni una sola duda que cuando pide café en una cafetería por muy corriente que sea, el líquido tendrá que ser café, incluso los comprados en la calle tendrían que ser cafés o bien tendría que tener por lo menos un color marrón y hasta allí todos perfectamente bien, el problema inicia cuando hablamos un poco del sabor, por ahora incluso hay cafés que prácticamente no saben a café y no precisamente por los saborizantes.

        Hace unos cuantos días pasando por la calle cincuenta me topé con algo que parecía café en todos los nombres, tenía el color, un poco de aroma, venía servido en taza, pero increíblemente sabía completamente a tierra, faltaba poco para pensar que se quedaron sin producto en el barra y prefirieron sacarlo de la parte de atrás del establecimiento, quitarle las piedras y sencillamente servirlo en una taza, uno pensara que siquiera hubieran servido un café de frasco o bien de las bolsas de café molido.

        Y es que habría que pensar bien antes de comprar un café de bolsa en cualquier centro comercial de abarrotes. Hace años podía uno encontrar un sencillo café descafeinado, que pensando un poco esto atenta no solo contra el café, sino contra la misma lógica, si bien no quiero algo que sea un café, pues no lo compro, en vez de hacerlo descafeinado, pero ahora no solo es eso. Hoy en día uno puede entrar a un “super” cualquiera que fuere y se pone ante una gran interrogante, ente comprar una bolsa de café molido o bien comprar una bolsa que sabe completamente a otra cosa que no sea la bebida, que huele a algo aun más indeterminado y que por cuestiones que van más allá del pensamiento humano terminan llamándose café.

        Es formidable que existan sabores que van desde la vainilla hasta, por ejemplo, “malvaviscos”, pero es aún más formidable que existan personas que compran aquellos sabores; tanto que uno piensa que la “tercera ola”, surgida apenas hace unos años, del café está mal enfocada, tanto que en vez de estar tratando de revitalizar la bebida, deberían de estar tratando de que nuestras tazas en vez de ser lo mismo, sean por ejemplo unas pastillas que lleven el nombre y que por asomo tengan sabor café, más un sabor más, ¿por qué detenerse en las cápsulas para capuchino o moka? Mejor sigamos más allá de ello, para que en vez de que tengan que prepararse, solamente se ingieran y pudiéramos seguir con el agitado día, total que bien el sabor, ya no es del todo importante, es más podríamos practicar con volver a las pastillas para el dolor de cabeza con un real sabor a café.

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