Ensayo Orientacion Educativa

Asumiendo el Reto

Por Daisy Gabriela Chavez Montenegro

La adolescencia es una etapa difícil pata todos sin distinción de géneros, grupo social, cultural o étnico al que se pertenezca. Es en ésta etapa donde la orientación adecuada y oportuna favorece el proceso de transición entre el juego y la fantasía propios de la niñez y las responsabilidades que conlleva la vida adulta. Mi propia adolescencia no fue fácil, para nadie lo es, sin embargo, tuve la fortuna de conocer en los momentos más difíciles una amiga que me sirvió de apoyo. Una mujer con un carácter dominante, principios ortodoxos y un accionar disciplinado que se confunde a simple vista con insensibilidad. A veces me parecía muy exigente y otras veces muy permisiva. Todo lo que pretendía conmigo era enseñarme a tener el valor suficiente, la firmeza de carácter, el deseo imperante de enfrentar los desafíos que se me presentaran en cada experiencia vivida. Fue difícil entenderlo y aceptarlo de esa manera porque carecía del cariño de parte de mi padre, ya que lo perdí cuando apenas tenía 3 años. Mi madre, por su parte tuvo que ausentarse de muestro hogar, irse lejos por razones de trabajo. Esto me afectó porque crecí en un ambiente hostil e inestable emocionalmente.

Afortunadamente después de convivir un tiempo con aquella mujer que fue prácticamente una madre, una consejera, orientadora, aprendí a reconocer su gran calidad humana y descubrí en ella fortaleza, madurez, confianza y un espíritu de servicio impresionante. Siempre que tenía la oportunidad me aconsejaba para mejorar algunos aspectos de mi conducta que reflejaban inseguridad. Puse en práctica algunos de sus consejos sin confiar en ellos plenamente llevándome agradables sorpresas. En ella encontré la orientación que necesitaba. Aprendí a trabajar a su lado de una manera disciplinada, a organizar mi tiempo para estudiar, realizar los deberes en el hogar, de tal forma que no había oportunidad de pensar en cosas tristes y vanas. Comprendí también que hay muchos jóvenes que están más necesitados y que no había razón para dejarme derrotar por simples problemas. Realmente aprendí a luchar por lo que quiero.

El tiempo ha pasado y he dejado atrás mi adolescencia enfrentando los retos con madurez, recordando las enseñanzas de mi orientadora. En su paciencia, empatía y liderazgo encuentro el estímulo para estudiar orientación educativa. Quiero influir positivamente en la vida de otros como lo hizo ella en la mía. Siento que es mi deber y reconozco la responsabilidad que ello implica. Actualmente estoy preparándome con esfuerzo y dedicación para lograr mis objetivos. Espero obtener la suficiente preparación para desenvolverme correctamente como orientadora, ya sea en una institución educativa formal o informal. Anhelo tener la capacidad para poder llegar a un acuerdo con los estudiantes en donde cada uno explique y demuestre las habilidades que posee y qué cosas le son difíciles e imposibles de realizar. Para que eso pase debo orientarlo adecuadamente y llevarlo al punto en donde él vea lo que es ahora y lo que puede llegar a ser en un futuro. Quiero orientar al estudiante para que tenga la capacidad de elegir una carrera profesional adecuada y que no sólo comience a estudiarla, sino también que pueda concluirla. Me gustó mucho este texto que dice: “En las instituciones educativas se aprenden contenidos sobre las ciencias, pero en ellas también se dan los espacios donde los alumnos aprender a vivir, a convivir con otros y a prepararse para la vida; desarrollando sus potencialidades y modelando el carácter; tareas que se cumplen mejor en el concurso cooperativo de los docentes, de los padres de familia y de personal

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