Gatos: De dioses y seres malignos a mascotas
VII7Ensayo7 de Febrero de 2016
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Gatos: De dioses y seres malignos a mascotas
“Existen dos medios de refugio de las miserias de la vida: la música y los gatos”
––Albert Schweitzer
Tal como expresa Albert Schweitzer, los gatos son una gran distracción de lo cotidiano de la vida y un gran refugio para las personas que sufren de depresión, aunque por experiencia propia he de decir que también pueden causarla. Son compañeros fieles y amorosos, aprenden rápido y no ocupan mucho espacio, a menos que duermas con uno o más. Pero antes de convertirse en tan fieles compañeros estos fueron dioses, pero también, representaciones del diablo aunque pequeños y con pelaje.
En el antiguo Egipto e India eran venerados como dioses, su cabeza era representada en la diosa egipcia Bastet y la diosa india Satí, en Egipto su muerte se celebraba de manera muy excéntrica para tratarse tan solo de un animal, era una gran perdida por lo que eran momificados y enterrados en grandes necrópolis gatunas. En India fueron creadas lámparas que imitaban el brillo de sus ojos para ahuyentar ratones por las noches.
En un principio el primordial uso y “atractivo” del gato era su gran capacidad para cazar ratones, eran utilizados como herramientas de caza de roedores tras el descubrimiento de la agricultura. Al llegar el felino a Europa fue tratado como un juguete por los griegos más tarde pasó a ser un regalo caro traído desde Egipto para los cortesanos griegos y a veces era utilizado como compañía aunque, como muchas personas hoy en día, los griegos preferían al perro. En la Edad Media, con la llegada de la Inquisición y su aberración con los seres malignos, se comenzó a creer en la capacidad del gato para hacer pactos con el diablo y atraer mala suerte, por lo que en la comenzaron las persecuciones gatunas con el fin de exterminar a estos animales tal como lo hicieron también con las brujas. Mientras los europeos comenzaban una caza fugaz de gatos, los asiáticos, además de atraer mala suerte, creían que los felinos eran capaces de ahuyentar a los demonios, cosa muy contraria a lo que creía los europeos. También comparaban su belleza y sagacidad con la de la mujer siendo así que el gato representara el deseo y la sensualidad en sus obras de arte antiguas, en un Japón un poco más actual es descrito como un animal malvado y místico en diversas obras literarias. En gato tuvo tanto éxito entre las familias niponas que en el siglo XVIII se creó una ley que prohibía el encarcelamiento y comercio de los felinos con el fin de terminar los abusos cometidos hacia ellos.
Los irlandeses tenían una especie de “mandato” basado en las creencias de la Inquisición, en el que basados en la maldad del gato si un animal o alimento era tocado por uno de ellos este se volvía al momento impuro y se volvía incapaz de ser consumido o conservado, quien violará esta “ley” era encarcelado y condenado a pasar ayuno. Esto comenzó a ponerse en duda cuando San Patricio y más tarde el papa Gregorio Magno declararan su amor por este animal que nada tenía que ver con el demonio.
Cuando los estragos de la peste negra dejaron de invadir a Europa gracias a los descubrimientos científicos, dejo de perseguirse a los gatos y brujas por ser seres malignos que contagiaban enfermedades tras descubrirse que eran los microbios y bacterias que causaban los daños de los humanos. Comenzó la rehabilitación del gato y empezó a considerarse un animal familiar en los textos del siglo XVII ya que se contempló que el gato, en lugar de contagiar enfermedades, era más bien un ejemplo de higiene ya que se lavaba al menos veinte veces al día.
Los budistas aprecian la capacidad de meditación del gato, que bien yo podría decir su capacidad de dormir, aunque los gatos nunca fueron incluidos en los principios budistas debido a un gato que se quedó
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