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Genetica Bovina


Enviado por   •  29 de Septiembre de 2013  •  1.428 Palabras (6 Páginas)  •  282 Visitas

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"SE ALQUILA EL VIENTRE DE UNA VACA"

Por Mariano González V.

La prensa mundial dio cuenta del escándalo legal y moral de una mujer de nombre Mary Beth Whitehead del estado de Nueva Jersey, en los Estados Unidos. Esta alquiló su vientre por $10,000 dólares a los esposos Guillermo y Elizabeth Stern dejándose inseminar artificialmente con la esperma de Stern. La señora Stern estaba impedida de salir embarazada por los riesgos y complicaciones de una múltiple esclerosis que padecía. Guillermo Stern había pagado sus $10,000 dólares con el fin de llevar a los brazos de su buena esposa una criaturita. Poco tiempo después de nacer la bebé, Mary Beth Whitehead resolvió rescindir el contrato y quedarse con la niña. Desde ese momento los $10,000 dólares se le convirtieron a los Stern en $10,000 dolores. El caso Stern-Whitehead se hizo célebre como debate legal, moral, emocional y sicológico. Tan complicado se hizo que tomó meses y meses en la corte para dilucidarlo. Los Stern y su abogado mantenían vigorosamente que el contrato debía cumplirse.

Envuelta en lágrimas, Mary Beth alegaba ante el juez que "los instintos maternales se apoderaron de ella" de modo que no tuvo control sobre sus emociones. Dijo en la corte además que no podía dormir de noche y que se despertaba llorando y dando gritos. Mary Beth no pudo desarticularse emocionalmente del fruto de su vientre aunque se había comprometido por ley a hacerlo. La ley por su parte le demandaba que cumpliera con su contrato. Intelectualmente Mary Beth sabía que la bebé había sido concebida con esperma de Stern y en ese sentido era de él, pero como ella había puesto un óvulo suyo para producir esta criatura esto la hacia sentir que también era de ella. Mary Beth estaba casada con Ricardo Whitehead y tenía dos hijos con él. La niña que había nacido mecánicamente no era hija de Ricardo sino de Stern.

Mary Beth racionalmente sabía que estaba atada legalmente por el contrato que había firmado, pero sus emociones habían podido más que su intelecto. Alegaba que la bebé era parcialmente de ella por fecundación y por los nueve meses de albergue que le dio en su vientre. No podía reconciliar su conciencia con la idea de darle a los Stern lo que ella consideraba suyo.

Es así como trabajan las leyes naturales con que Dios nos hizo. Mary Beth creyó que podría suprimir el instinto maternal y ganarse unos dólares largos, pero la naturaleza torpedeó sus intentos. La tecnología moderna tendrá que contender con las consecuencias horrendas que produce la transgresión de la ingeniería Divina. Dios no puede ser burlado, todo lo que el hombre sembrare esto también segará.

¿Quién tenía razón en este debate por la niña?

¿Mary Beth o Guillermo Stern?

¿De quién era hija esta niñita? ¿Quién tenía derecho a quedarse con ella?

¿Que de quién era hija? ¿Que quién tenía derecho sobre ella?

Ese no es lo que interesa. Lo que debe destacarse en este pandemonio son los problemas legales, morales, emocionales, psicológicos, espirituales y físicos que este aspecto de la biotecnología creó para estas dos parejas. Es ahí donde está el detalle. La ciencia está aquí para facilitar la vida, no para complicarla; el hombre está aquí para agradar a Dios, no para agradarse a si mismo.

A esas hemos llegado, señores. Mientras los Sterns y su abogado sostenían la legalidad y la inviolabilidad del contrato firmado por Mary Beth, ésta, por su parte, sostenía su derecho a la niña. Había participado en la procreación y por nueve meses la había amamantado en su vientre. Y así iba el debate entre estas dos parejas. Un célebre pleito entre adultos, cada uno alegando sus derechos constitucionales.

Pero... los derechos de la bebé ¿quién los sostenía?

Pues nadie, los bebés humanos han llegado a ser meras piezas de mercadería que se pueden procrear mecánicamente, amoralmente, o inmoralmente, y se pueden comprar y vender al gusto del cliente.

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