ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Historia Del Derecho Romano

antowen1026 de Agosto de 2011

5.521 Palabras (23 Páginas)985 Visitas

Página 1 de 23

ANTONIO IBARRA HERNÁDEZ

DERECHO ROMANO

I.- Historia y orígenes de Roma

El primer asentamiento pre urbano de Roma se constituyó en el Monte Palatino (existe evidencia de que éste se remonta al siglo XIV a.C.). Luego, la ocupación se fue extendiendo hacia el Quirinal y las colinas del Esquilino. Los restos arqueológicos han demostrado que a finales de la Edad del Bronce y comienzos de la del Hierro existía a lo largo del Tíber hasta Ostia una densa red de aldeas que poblaban las colinas adyacentes.

La ciudad se formó a través de la unión de las diversas aldeas, proceso que duró varios siglos, hasta desembocar en un verdadero centro urbano. La leyenda de Rómulo podría denotar al gestor de la primera unificación de los núcleos aldeanos en una sola entidad urbana.

La leyenda rodea el origen de la ciudad de Roma, la tradición clásica expresa que la ciudad se fundó en el 753 a. C. a orillas del Río Tíber por Rómulo y Remo, personajes legendarios criados por una loba llamada Luperca.

Se cuenta que Eneas, rey de Troya, huyó con sus dioses al Lacio, donde se casó con Lavinia. Tuvieron un hijo llamado Ascanio, que fundó la ciudad de Alba Longa. Luego de sucesivos reyes, asumieron el trono, Numitor y Amulio. Este último destronó a Numitor, e hizo sacerdotisa vestal a su hija rea Silvia. Las vestales no podían casarse, pero ella se unió secretamente con el Dios Marte, y de esa unión, nacieron los mellizos, Rómulo y Remo. Por orden de Amulio, ambos niños fueron arrojados al Tiber, se salvaron, siendo amamantados por una loba, y ya adultos, restituyeron en el poder, a su abuelo Numitor.

Lo que en verdad se sabe es que Roma fue fundada en forma progresiva por la instalación de tribus latinas en el área de las tradicionales siete colinas, mediante la creación de pequeñas aldeas en sus cimas, las que terminaron por fusionarse.

La evidencia arqueológica indica que durante el siglo X a.C. en la superficie romana se formaron una especie de colonias latinas (de grupos nómadas ) que pretendían hacer frente a la expansión de los etruscos, pero sólo a finales del siglo octavo antes de nuestro cómputo se operaría una especie de metamorfosis total en el entorno de las aldeas romanas, esto es, el paso del aislamiento a la conformación de ligas o federaciones. Siete colinas tradicionales se conformaron en la federación del Septimontium, la cual se conservará hasta la invasión etrusca.

Más adelante, específicamente a mediados del siglo octavo esta liga crearía una organización concentrada y centralizada en donde un rey era elegido de por vida, había una Asamblea, un senado y un ejército. Fueron los cabezas de familia “los patres” que se reunieron cerca del Monte Palatino, en el área del futuro Foro Romano, los que dieron a Roma una fisonomía urbana, conurbándose el área hacia el siglo VIII a. C..

Por otra parte Roma se había convertido en una clase de resguardo libre también llamado “asilum” para todos los fugitivos de la región. Este crecimiento veloz poblacional logro agrupar los romanos. Cuando los núcleos latinos que habitaban las colinas del Quirinal, Esquilino y Celio se fusionaron con los del Palatino, fortificaron el recinto habitado, y así se inició la primera fase de la Roma antigua hacia el siglo VIII a. C. (Roma Quadrata).

La ciudad se organizó mediante la reunión de tres tribus genéticas: Ramnenses, titienses y lúceres, o sea, latinos, sabinos y etruscos. Las tribus se dividieron en 10 curias, integradas por grupos familiares llamados gens. Fué convertida en la capital del Reino Romano (gobernado por 7 reyes según la tradición), de la República Romana (Desde el 512 a. C. gobernada por los dos cónsules y el Senado) y del Imperio Romano (Desde el 31 a. C. gobernado por un emperador); su éxito dependió de sus conquistas militares, predominancia comercial en el Mediterráneo y de la asimilación de las culturas vecinas(como es el caso de la etrusca y de la griega).

El dominio romano se extendió por casi toda Europa y por las costas del Mediterráneo, mientras que su población alcanzó el millón y medio de habitantes.

Respecto a las cifras de población la ciudad alcanzaba los 300.000 habitantes para comienzos del siglo I a.C; en el inicio del siglo I d.C alcanzaba los 500.000 habitantes. La ciudad llegaría, en su máximo desarrollo demográfico, en plena época imperial (siglo II al III d.C), a una cifra estimativa que oscila entre el millón y el millón y medio de habitantes.

Con el desarrollo del antiguo cristianismo, el Obispo de Roma ganó importancia tanto religiosa como política, y eventualmente hizo reconocer su primacía como Papa y estableció a Roma como el centro del cristianismo.

Durante el siglo III se mantuvo Roma en todo su esplendor, hacia el siglo IV d.C la capital del Imperio Romano se trasladó a Constantinopla, por lo que Roma dejó ser el centro político del Estado. A fines del siglo el Imperio es dividido en dos partes: la parte Occidental y la parte Oriental. Capital de la parte Occidental fue la ciudad de Rávena, más apta para la defensa que la antigua Roma, que perdió definitivamente el rango de capital política, aunque continuó como centro simbólico y cultural, preparándose para ser la futura capital del Pontificado medieval.

Después del Saqueo de Roma por parte de Alarico I en el año 410 y de la caída del Imperio romano de occidente en 476, el dominio de Roma se alternaba entre el Imperio bizantino y los bárbaros. Su población era de 20.000 habitantes en la Alta Edad Media, lo que contrasta enormemente con los más de un millón de habitantes que hubo durante el Imperio romano en la ciudad; su abandono acentuó la decadencia de la ciudad a ruinas.

Roma quedó como parte del Imperio bizantino hasta que fue invadida por los lombardos en el año 751. En 756, Pipino el Breve concedió al Papa el dominio de las regiones cercanas a Roma, creando los Estados Pontificios. Roma quedó como capital de los Estados Pontificios hasta su anexión al Reino de Italia en 1870.

Durante los siglos IX y X la ciudad pasó por su momento de mayor decadencia medieval y fue presa de las luchas internas de los barones romanos y papas de dudosa calidad. Fue saquedada por los musulmanes y los normandos. Recuperó parte de su prestigio gracias a la obra de reconstrucción del poder pontificio por parte del Papa Gregorio VII, en su lucha contra el Sacro Imperio Romano Germánico, pero decayó nuevamente con el llamado "Cautiverio de Avignon", cuando el rey Felipe el Hermoso de Francia prácticamente secuestró al Papado (a comienzos del siglo XIV). En este breve período Roma intentó, gracias a la obra del aventurero Cola Di Rienzo, recuperar la independencia política, fuese del Papado o de la nobleza, proclamándose nuevamente una República; tal intento fracasó en breve. A mediados del siglo XIV los papas retornaron definitivamente a Roma y ésta reinició nuevamente su desarrollo como centro religioso, político y cultural de la Iglesia Católica. La ciudad fue la de mayor peregrinación durante la Edad Media.

Roma nació como una humilde ciudad-estado, aprovechando al máximo sus ventajas geográficas, sus fortalezas políticas, sociales, económicas y militares, expandiéndose territorialmente fuera del Lacio. Unificó Italia y todos los países que rodean el Mar Mediterráneo, formando el último y mejor organizado imperio de la Antigüedad; en el proceso difundió por todas sus provincias la cultura latina mezclada con la griega y helenística, y echó las bases de la futura Civilización Occidental.

II.- Monarquía de Roma

La monarquía romana (en latín, Regnum Romanum) fue la primera forma política de gobierno de la ciudad-estado de Roma, desde el momento legendario de su fundación el 21 de abril del 753 a. C., hasta el final de la monarquía en el 510 a. C., cuando el último rey, Tarquinio el Soberbio, fue desterrado, formándose la República Romana.

Aunque los orígenes de la ciudad son imprecisos, parece claro que fue la monarquía su primera forma de gobierno, un dato que parecen confirmar la arqueología y la lingüística. La mitología romana vincula el origen de Roma y de la institución monárquica al héroe troyano Eneas, quien, huyendo de la destrucción de su ciudad, navegó hacia el Mediterráneo occidental hasta llegar al territorio que actualmente corresponde a Italia. Allí fundó la ciudad de Lavinium; posteriormente su hijo Iulo fundaría Alba Longa, de cuya familia real descenderían los gemelos Rómulo y Remo, los fundadores de Roma.

Después de ser fundada por las tribus latinas de la región, la ciudad fue conquistada por otro pueblo itálico más avanzado: los etruscos. Este pueblo imprimió a Roma un sello cultural indeleble e hizo crecer la ciudad. Los etruscos legaron a los romanos sus conocimientos de ingeniería, su arte y el uso del alfabeto (que a su vez habían adaptado de los griegos).

La sociedad se integraba con una clase alta o nobleza, que estaba constituida por los patricios y de una clase baja, la plebe, compuesta por los extranjeros y vecinos, que carecían de derechos y no tenían ninguna participación en el gobierno. Además se encontraban los esclavos, que eran los prisioneros de guerra y los plebeyos deudores, a los cuales no se los consideraba como personas sino como cosas. Los que lograban su liberación mediante un pago, se convertían en clientes.

Los patricios detentaban todos los privilegios; formaban la aristocracia romana, el sector dirigente y privilegiado. Los únicos considerados como “ciudadanos romanos, con derecho a votar, ocupar los cargos políticos y religiosos. Además eran el sector más rico, dueño

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (34 Kb)
Leer 22 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com