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Historia Del Vino


Enviado por   •  23 de Junio de 2014  •  1.679 Palabras (7 Páginas)  •  174 Visitas

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Historia del vino en Chile

DESDE EUROPA A CHILE Y DESDE CHILE AL MUNDO

En el siglo XVI los españoles conquistaron nuestro país y cultivaron la uva. Hoy, los vinos de Chile ya conquistaron el mundo con los más altos estándares de calidad.

En el 1524 los conquistadores españoles, quienes al evangelizar necesitaban del vino para celebrar la Eucaristía, comenzaron a probar el cultivo de la vid por primera vez en México, bajo las instrucciones de Hernán Cortés. Años más tarde se logró la primera producción exitosa de vinos americanos provenientes de las tierras altas de México y ya a mediados del siglo XVI, esta práctica viajó con los conquistadores hasta llegar a Perú, Chile y Argentina.

Según los documentos de la época, el responsable de insertar la primera cepa País (Negra) en Chile fue el sacerdote jesuita Francisco de Carabantes. Gracias al privilegiado clima mediterráneo de la zona central de Chile (inviernos lluviosos y calurosos veranos), esta variedad se adaptó rápidamente al suelo y fue la responsable durante cerca de 300 años de la producción de casi todo el vino chileno. También se conocieron otros parrones de Moscatel, Torontel, Albillo y la de Mollar, según señalan algunos textos del jesuita Alonso de Ovalle. Todas ellas habrían sido compradas por el Cabildo de Santiago para hacer el vino de las misas.

Claudio Gay, agrícola francés, fue contratado para crear una planta experimental llamada Quinta Normal de Agricultura, que alcanzó la plantación de 40 mil vides europeas de 70 tipos distintos listas para ser evaluadas científicamente.

Más tarde, Silvestre Ochagavía, diplomático, viajó a Europa en 1851 y contrató expertos franceses con el fin de que ellos comenzaran a reemplazar la cepa País por cepas finas como Cabernet Sauvignon, Malbec, Merlot, Pinot Noir, Riesling, Sauvignon Blanc y Semillón.

Dado el buen resultado de la gestión de Ochagavía, que lo hizo conocido como el Padre de las Viñas, otros empresarios, que se habían enriquecido en actividades de la minería, se animaron a fundar sus respectivas viñas, entre ellos están: Cousiño, Subercaseaux (Creador de Concha y Toro junto a la familia Concha), Errázuriz y Pereira (fundador de Santa Carolina), los que luego de incrementar sus ganancias con el carbón, plata, cobre y salitre, fundaron también otras viñas, las más conocidas del país en Macul, Pirque, Panquehue y en el sur de Santiago. Mientras, Fernández Concha fundó la viña Santa Rita en Buin luego adquirir capital con la venta de terrenos urbanos. Las únicas dos viñas fundadas por familias de agricultores fueron los Correa, de Curicó, con la Viña San Pedro y Undurraga, en Talagante. Mientras, en 1879 Alberto Valdivieso se aventuraba en la producción de vino espumoso, con cepas Chardonay y Pinot Blanc, importando desde la región de Champagne.

Si bien la mayoría de los nuevos viñateros eran chilenos, también aportaron notablemente inmigrantes como Alejandro Dussaillant, fundador de la Viña Casablanca de Lontué, la cual hoy está desaparecida, pero fue por algunos decenios de esa época, la más grande de Chile.

Además de las nuevas cepas, también algunos industriales fueron clave para estimular la producción de la época. Por ejemplo la familia Raab impulsó la utilización y producción de maquinaria agrícola especializada en viti y vinicultura: difundieron la “prensa de moler y estrujar la uva” reemplazando al “pisado”; incluyeron los toneles y barricas de madera en vez de vasijas de greda y construyeron bodegas más amplias y mejor diseñadas que las anteriores. Con todos estos avances, entre fines del siglo XIX y la primera treintena del XX la producción aumentó de 43 millones de litros en 1887 a 354 millones en 1937, superando por primera vez la producción de chicha y chacolí.

Cuando se unían los conocimientos franceses con la incipiente experiencia chilena para incrementar en calidad y cantidad la producción de nuestro país, en 1863 comienza a expandirse desde Francia por el mundo una plaga de Fixolera. Esta apareció en los años siguientes en California, Australia y Sudáfrica, destruyendo todas las cepas de calidad.

Aunque Chile se mantuvo libre de la plaga y pudo contribuir, en gran medida, a la recuperación de la industria mundial del vino, no logró aprovechar su exclusividad en él. La razón se centraba en que casi todo el consumo era dentro de Chile y su exportación logró ser más bien escasa y orientada a países vecinos, sin poder introducirse con éxito en Europa, por lo cual los productores apuntaron a mercados latinoamericanos mucho más reducidos.

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La crisis de los 80: “no hay mal que por bien no venga”

Los primeros cambios importantes se iniciaron en 1960 cuando las viñas se transformaron en sociedades anónimas, pues anteriormente la mayoría de ellas, eran viñas familiares identificadas con los mismos apellidos de sus dueños.

Sin embargo, los más radicales comenzaron a partir de 1973, cuando se decide terminar con la limitación de la producción establecida por el Presidente Jorge Alessandri en 1938. En esa época se trataba de impedir la constante alza en la producción de vino para que no bajaran los precios, pero la abolición de la medida 40 años después hizo que ésta subiera demasiado (600 millones

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