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Humanismo cultura y política.


Enviado por   •  12 de Octubre de 2014  •  Ensayos  •  1.485 Palabras (6 Páginas)  •  213 Visitas

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Humanismo cultura y política.

El humanismo de Martí es fundador y paradigmático. Vio donde mentes preclaras no vieron. Previó y proyectó soluciones reales hasta donde le fue posible. Fue hombre de su tiempo y por ello de todos los tiempos. La revelación de nuestra América trasuntada en autoconciencia de su cultura, en Martí deviene cultura de resistencia catalizadora de amor, lucha, energía creadora y dignificación humana. La búsqueda incesante del "hombre natural, del alma viva", del espíritu del pueblo, de la revolución necesaria, da sentido a su existencia y a su bregar creador. Y en esa dirección el problema de la subjetividad humana y sus atributos cualificadores, incluyendo los valores , devienen determinaciones concretas de su pensamiento filosófico social humanista.

En su pensamiento- y esto por supuesto le impregna contemporaneidad y vigencia social- abundan las utopías, como proyectos viables a realizar por los hombres. Para ello asume el hombre como sujeto. Penetra en su subjetividad, entendida no como una estructura aislada del mundo y la sociedad y regida por procesos introspectivos, sino como entidad social que compendia y sintetiza la humanidad del hombre en sus dimensiones gnoseológico-cognoscitiva, axiológico-valorativa, práctica y comunicativa. Todo en un proceso único que vincula en unidad indisoluble sensibilidad y razón. Conocimiento, valor y práctica en el discurso de Martí, tematizan una unidad de tal coherencia y organicidad que las partes se superan en la totalidad para emerger como identidad en la diferencia. Por eso es fácilmente comprensible revelar la racionalidad- sin necesidad de buscar idealismo u otro istmo- de su tesis, según la cual "no hay proa que taje una nube de ideas. Una idea enérgica, flameada a tiempo ante el mundo, para, como la bandera mística del juicio final a un escuadrón de acorazados. La subjetividad humana en Martí comporta, y deviene como valores, conceptos, ideales e ideas, etc. Pero no ideas hipostasiadas de la realidad y la acción del hombre, sino como aprehensión práctico-espiritual.

Su fuerza enérgica reside en concentrar en sí conocimiento, valor y acción humana, así como el desplegarse intersubjetivamente en la comunicación hasta legitimarse en cuerpo y alma en el pueblo como trincheras de ideas, como arma de combate.

Esta concepción permea toda la obra martiana. Su cosmovisión general idealista- que a veces algunos soslayan, por prejuicios, para no "opacar" al Maestro- en Martí, no disminuye en modo alguno racionalidad a su discurso sociohistórico cultural. Su comprensión de la historia, la política, la cultura, la sociedad y la subjetividad humana, parte de premisas reales. En él, el hombre es lógica y providencia de la sociedad. Es sujeto del devenir histórico-cultural y agente creador de su propio destino, en relación estrecha con el entorno social. El senso-racionalismo en que se encauza su epistemología, siguiendo la tradición cubana, aborda las cosas, la realidad, como fuente del conocimiento y con ello deviene antítesis de todo subjetivismo y apriorismo gnoseológico.

Al carácter contemplativo del "naturalismo" positivista, Martí opone su concepción del hombre como sujeto activo, creador, es decir, la espiritualidad humana en sus diversas determinaciones. No sólo la crítica se reduce a la contemplatividad, sino además al gnoseologísmo cientificista que profesa y propaga el positivismo. En la concepción del Maestro la subjetividad humana no implica sólo razón, conocimiento, sino además valoración, sentimientos, acción práctica, pues al hombre no sólo le interesa qué son las cosas, cómo revelar la verdad sino también para qué le sirven, en correspondencia con las necesidades e intereses que quiere satisfacer y realizar. En este sentido Martí anticipa en nuestra América la batalla antipositivista que tiene lugar en pleno siglo XX americano por eminentes representantes de la filosofía y las ciencias sociales; por supuesto, sobre la base de otras premisas y condicionamientos.

Martí comprende e integra la subjetividad humana en la totalidad social. No deduce sus atributos cualificadores de la conciencia pura para derivar esencias en sí misma y operar con ellas. En su concepción . "¡Con esperar, allá en lo hondo del alma, no se fundan pueblos! (...) Con todos, y para el bien de todos – según Martí, no es una simple consigna, su realización, reside- en nuestra fuerza de idea y de acción, en la virtud probada que asegura la dicha por venir, en nuestro tamaño real, que no es de presuntuoso, ni de teorizante, ni de salmodista, ni de melómano, ni de cazanubes"... Y es que Martí no es un pensador expectante, que encerrado en un gabinete teoriza sobre el hombre y su subjetividad. Es un hombre

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