Impacto De La Pobreza En La Salud Infantil
MaBQ14 de Diciembre de 2014
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Introducción
Entre las injusticias que se observan en nuestro mundo actual, ninguna es tan alarmante como la atención desigual que reciben los niños expuestos a factores que ponen en peligro su salud en los ambientes donde se desarrollan. El número y la variedad de riesgos ambientales que ponen en peligro la salud infantil aumentan cada día. Entre ellos se encuentran las sustancias que contaminan los alimentos y el agua de consumo, así como las sustancias químicas que se encuentran suspendidas en el aire o depositadas en el suelo y en muchos artículos de uso cotidiano.
Existe una tendencia cada vez mayor a organizar iniciativas para reducir a un mínimo los riesgos ambientales y la exposición de los niños a sustancias nocivas. Estas iniciativas suelen ser obra de los individuos, las familias, las organizaciones de la sociedad civil y las instituciones gubernamentales, tanto del nivel central como local. Sus resultados empiezan a hacerse patentes. Los resultados favorables alcanzados en varios países en la reducción de la carga de morbilidad por causas ambientales estimulan a ofrecerle la importancia necesaria al Impacto del ambiente sobre la salud infantil, con la intención de lograr un mayor apoyo a la salud y calidad de vida de los niños para que puedan desarrollarse en todo su potencial.
Marco teórico
Pese a los avances en diversos frentes, los niños permanecen en riesgo por las amenazas ambientales. En el campo de la calidad del aire y la salud respiratoria se observa que el asma infantil no deja de aumentar en toda América del Norte; los niveles de ozono y de partículas siguen siendo un problema, y pese a la disminución en la exposición al humo de tabaco en Canadá y Estados Unidos, datos de este último país sugieren que ciertos grupos minoritarios son afectados de modo desproporcionado.
Los agentes productores de enfermedades presentes en la comida y en el agua son responsables de millones de infecciones diarreicas, particularmente en los niños. Esta circunstancia se agrava por la degradación de las tierras y de las fuentes de agua, circunstancias que influyen negativamente sobre la capacidad de producir comida en cantidad y calidad adecuadas.
La comida sin contaminantes y a la vez nutritiva es uno de los requerimientos básicos para el desarrollo saludable de los niños. Si bien actual- mente no hay escasez de comida a nivel mundial ni falta la capacidad para producirla en grandes cantidades, no todas las personas se benefician igualmente de esta circunstancia. Gran parte de la población mundial es todavía víctima de la falta de comida o de las infecciones o reacciones tóxicas resultantes de su contaminación.
Otras causas de alimentación inadecuada son las hambrunas provocadas por guerras, migraciones forzadas o desastres naturales. En el caso de las mujeres embarazadas, la desnutrición puede conducir al nacimiento de niños prematuros o de bajo peso, que podrían tener alterados su desarrollo físico y mental, y la capacidad de sus sistemas inmunitarios para responder efectivamente a la agresión de los agentes infecciosos.
La comida contaminada con toxinas provenientes de bacterias u hongos patógenos constituye una seria amenaza para la salud. En años recientes, varios países en América Latina han sufrido los embates de una epidemia de cólera que se transmitió rápidamente de país a país, produciendo miles de muertes. Por suerte, las medidas puestas en marcha para controlar el cólera redujeron en muchos casos en forma significativa la mortalidad causada por las infecciones diarreicas, particularmente entre los niños.
Otra fuente importante de contaminación de la comida es la presencia de residuos químicos resultante del uso de plaguicidas. La contaminación puede ocurrir de forma directa cuando éstos se aplican a los cultivos, o indirectamente a través de la contaminación del suelo por los metales tóxicos y otras sustancias usadas para controlar las plagas.
Una condición esencial para que los niños crezcan y se desarrollen plenamente es brindarles ambientes y espacios saludables. Los estímulos para el juego y el aprendizaje tanto formal como informal en la escuela y en la comunidad que reciben a través del contacto con sus compañeros son muy importantes para que lleven una vida sana.
Los niños son especialmente susceptibles a las enfermedades cuando nacen y se desarrollan en un medio ambiente inadecuado, con hacinamiento, falta de higiene, ruido excesivo y carencia de espacio para jugar y estudiar. Sufren no sólo por vivir en ambientes físicos hostiles, sino también como consecuencia del estrés y otros factores psicosociales (tales como la violencia) que esos ambientes promueven tanto en ellos como en sus padres o en las personas que los cuidan. Es preciso tener en cuenta que entre las necesidades de los niños están el interactuar con sus compañeros y amigos, explorar y descubrir, todo dentro de un ambiente que les ofrezca seguridad y consistencia.
La realidad ambiental, social y económica del hogar está a su vez influenciada por la realidad social, económica y política general. Del conjunto de normas, regulaciones y leyes que rigen en una ciudad o en un país dado dependerá la prioridad que da el gobierno a la provisión de buenos servicios y de un medio ambiente que promueva la salud de la población. Dentro del contexto general, la situación económica influye de manera determinante en la decisión, la voluntad y la capacidad de las autoridades para encarar los problemas ambientales más efectivamente.
La pobreza es uno de los factores más importantes asociados con las enfermedades en los niños, especialmente aquéllos que viven en ambientes urbanos. Este problema se incrementa por las disparidades económicas y sociales cada vez más grandes y más extendidas que existen entre las clases de mayores y de menores recursos.
En México la exposición al humo generado por la quema en interiores de combustibles de biomasa sigue siendo generalizada. Con respecto a las sustancias tóxicas y los plaguicidas se observa que las actividades industriales siguen emitiendo grandes cantidades de las primeras, incluido el plomo, metal bien conocido por sus efectos dañinos en el desarrollo neurológico infantil. La capacidad del niño para desarrollarse y convertirse en un adulto de provecho está determinada en gran medida por sus primeras experiencias en la familia y la comunidad. Los niños pueden verse expuestos a riesgos ambientales que afectan gravemente a su salud: más del 40% de la carga mundial de morbilidad atribuida a factores de riesgo ambientales afecta a niños menores de cinco años, que únicamente representan alrededor del 10% de la población mundial. A la postre, crear ambientes más saludables tendrá efectos demostrables en la salud y el bienestar de la población infantil. Por consiguiente, la mejora de la salud ambiental infantil representa una contribución esencial para la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Se considera que mientras que los niveles de plomo en la sangre de los niños están disminuyendo en muchas partes del continente, algunos grupos socioeconómicos permanecen en alto riesgo. Los residuos de plaguicidas en los alimentos de Canadá y EU, así como las intoxicaciones agudas en México, van a la baja. En lo que toca a la calidad del agua y las enfermedades por ésta propagadas, México se sigue enfrentando a grandes retos en cuanto al acceso al agua potable y servicios de saneamiento, aunque se han logrado avances que sin duda contribuirán a la disminución de las enfermedades diarreicas entre la niñez mexicana. Los niños merecen no sólo nuestro amor y cariño; merecen que pongamos especial atención para asegurarles la oportunidad de desarrollarse en un mundo seguro y propicio. En el plano individual podemos hacer nuestra parte para ocuparnos de los niños y mantenerlos fuera de peligro. Sin embargo, las pruebas crecientes de los efectos manifiestos y sutiles que un medio ambiente degradado puede tener en la salud infantil significan que tenemos que actuar de manera colectiva. Solos ninguno de nosotros podemos hacer frente a los problemas de contaminación atmosférica urbana y la proveniente de sustancias tóxicas o baja calidad del agua. Sin embargo, actuando como vecinos, comunidades, países y globalmente podemos marcar la diferencia.
A fin de proteger a los niños de la exposición a los riesgos ambientales, es importante comprender mejor la relación que existe entre las condiciones ambientales y los resultados sanitarios. De hecho, varias ideas internacionales recientemente adoptadas, en particular el Plan para la Aplicación de las Decisiones de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible y la Declaración Ministerial del G8 sobre la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible, destacan expresamente la necesidad de evaluar la situación de la salud ambiental infantil y de vigilar los progresos realizados, y piden que se adopten medidas que permitan formular indicadores de salud ambiental infantil. En el ámbito regional, la Comisión para la Cooperación Ambiental de América del Norte pide en el marco de su Programa de Cooperación sobre Salud Infantil y Medio Ambiente (2002) que se seleccionen y publiquen un conjunto de indicadores de salud ambiental infantil. La Alianza en pro de los Ambientes Saludables para los Niños, creada en la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible por la Organización Mundial de la Salud, también subraya la necesidad de vigilar la situación de la salud ambiental infantil y de formular y presentar indicadores.
En general los riesgos tradicionales se manifiestan de forma rápida como enfermedad. Por ejemplo,
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