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Importancia De La Planificación Estratégica


Enviado por   •  15 de Julio de 2015  •  16.958 Palabras (68 Páginas)  •  171 Visitas

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EL BÚHO QUE NO PODÍA

ULULAR

EL BUHO QUE NO PODIA ULULAR es una recopilación de cuatro cuentos con que Robert Fisher y Beth Nelly le recuerdan al niño que hay dentro de todos nosotros algunas ideas importantes que hemos perdido en nuestro viaje por la edad adulta. Sus protagonistas son un búho y un pato que no saben pronunciar lo que se supone que dicen los búhos y los patos, una cuclilla que buscaba hacer suyo el canto de otro pájaro, una pequeña mariposa que decide aprovechar al máximo el único día de su vida y una perrita lebrel atemorizada por todo.

Escritos en clave de fábula, estos cuentos nos ayudan a identificar nuestros temores, nuestras inquietudes y nuestras dudas. Su lectura invita a la reflexión. Su mensaje es sencillo: si nos llenamos de amor, no dejaremos espacio para el odio. Una enseñanza en apariencia sencilla, pero muchas veces también olvidada.

EL BÚHO QUE NO PODÍA ULULAR.

Mamá Búho descansaba sobre la rama de un árbol en el bosque. Junto a ella, se encontraba Bebé Búho. Era su primer hijo; hacía cuatro semanas que había salido del cascarón, y ahora ella lo contemplaba con orgullo.

Papá Búho estaba sentado sobre una rama cercana y miraba a su hijo con el mismo orgullo.

Era un gran momento en las vidas de los tres búhos, porque Mamá Búho y Papá Búho se disponían a enseñar a su hijo a ulular.

Mamá Búho se aclaró la garganta para atraer la atención de su pequeño hijo y dijo: «Who».

Bebé Búho se dio un buen susto pero no contestó nada. Mamá Búho volvió a aclarar su garganta y repitió, «Who». Bebé Búho la miró con ojos interrogadores.

Papá Búho sacudió las alas impaciente y dijo: «Repite con tu madre, hijo, di ‘Who’».

Bebé Búho miró desconcertado a su padre, primero, y a su madre, después. Mamá Búho y Papá Búho dijeron juntos: «Who».

Bebé Búho abrió la boca e inspiró profundamente, mientras Mamá y Papá escuchaban expectantes. Bebé Búho dijo: «Why?».

Mamá Búho y Papá Búho miraron desconcertados a Bebé Búho y repitieron: «qué?». Bebé Búho asintió: «Sí, ¿por qué?».

Mamá Búho replicó: «Porque eso es lo que dice un búho... Who».

Bebé Búho dijo: «¿Por qué?».

Papá Búho, un tanto pasmado por esta conversación, farfulló: «Porque... eh... eso es lo que han venido diciendo los búhos desde hace cientos de años».

Bebé Búho dijo: « ¿Por qué?».

Papá Búho se volvió hacia Mamá Búho y dijo bruscamente: « ¿Cómo has podido darme un hijo así?».

« ¿De qué te quejas? Yo estuve empollando ese huevo durante tres semanas», respondió

Mamá Búho impaciente. Se volvió hacia Bebé Búho: «A ver, quiero oírte decir who».

Bebé Búho miró primero a Mamá Búho y luego a un ceñudo Papá Búho, y decidió intentarlo una vez más. Inspiró profundamente, frunció el pico de diferentes maneras y se esforzó por emitir el sonido «who», pero no le salía. Todo lo que era capaz de decir se limitaba a «why».

Papá Búho se estaba poniendo cada vez más nervioso. «Mira, niño, no puedes ir volando por este bosque y diciendo “por qué».

Bebé Búho dijo: « ¿Por qué?».

Mamá Búho parpadeó: Porque tienes que decir «who». «Who» es quien tú eres.

Todo lo que Bebé Búho fue capaz de pronunciar fue «¿Por qué?». Papá Búho contestó bruscamente: «Porque soy tu padre y yo digo «who» y tú vas a decir «who» ahora mismo.

Bebé Búho contempló el amenazador bulto de plumas que era su padre, inspiró profundamente y se esforzó una vez más por emitir el sonido, pero todo lo que salió fue:

«Why?». Mamá Búho y Papá Búho se miraron horrorizados.

Una vez a la semana, los búhos celebraban un encuentro. Esa noche, todos los búhos se habían reunido para decir cosas sabias. El miembro más anciano del grupo encrespó sus plumas, inspiró profundamente y dijo la primera cosa sabia de la noche: «Arriba esta alto, abajo está bajo; por tanto, el medio está entre los dos»

Todos los demás búhos susurraron, murmuraron e hicieron exclamaciones de asombro ante la profundidad de esta sabiduría. Luego batieron las alas en un aplauso.

El búho veterano inclinó la cabeza con humildad. Entonces, todos los búhos, uno a uno, fueron diciendo algo sabio.

«Más vale búho en mano que dos en un arbusto», «Búho que está bien, acaba bien». Y así sucesivamente.

Cuando acabó la reunión, algunas de las señoras búho, vestidas con sus mejores plumas, volaron hacia Mamá Búho. Una de las damas dijo:

«Felicidades por tu recién nacido, Mamá Búho». Otra señora preguntó, ¿Cómo es?

Mamá Búho vaciló. «Bueno, es... diferente». Otra señora búho se unió a ellas y dijo, «Tenía la esperanza de que lo traerías a la reunión».

«No... eh... todavía no está preparado», replicó Mamá Búho nerviosa.

« ¿Por qué?», dijo una de las señoras búho. Mamá Búho casi se despluma. «Por favor, no pronuncie esa palabra» dijo, y se alejó volando mientras las demás señoras búho la miraban perplejas.

Las dos semanas siguientes fueron muy duras para Mamá Búho y Papá Búho. Se pasaron todas las noches diciendo «Who» para Bebé Búho. Pero, por mucho que el pobre Bebé Búho lo intentara, todos sus «who» acababan siendo un «why».

Transcurridas estas dos semanas, Mamá Búho y Papá Búho estaban tan roncos que a ellos mismos les costaba decir «who».

Mamá Búho miró a Bebé Búho con cansancio. «La ceremonia mensual de bienvenida a todos los nuevos bebés búho tendrá lugar esta noche y tú sólo eres capaz de decir «why».

Papá Búho asintió: «Tienes que decir «who, como todos nosotros».

«Why?», preguntó Bebé Búho.

Esa noche, con gran turbación, Mamá Búho

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