Integración Escuela Comunidad A Través De Actividades Culturales

REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD PEDAGOGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR

INSTITUTO PEDAGOGICO DE BARQUISIMETO

LUIS BELTRAN PRIETO FIGUEROA

PLAN DE ACCION PARA GERENCIAR LA INTEGRACION DE LA COMUNIDAD EDUCATIVA A TRAVES DE ACTIVIDADES CULTURALES.

(E.P.B. “Ezequiel Bujanda Hernández” Municipio Palavecino Cabudare)

Autora:

Natali Montes

C.I: 16795478

Profesor:

José Sánchez.

Barquisimeto, junio de 2012

CAPITULO I

EL PROBLEMA

Planteamiento del problema

En la actualidad, la disfunción histórico – social demanda un cambio de paradigma de vida, donde familia, escuela y comunidad experimenten profundas transformaciones orientadas a determinar los criterios y relaciones que garanticen la buena marcha del complejo diferencial social, en el cual, las organizaciones resultan fundamentales para el logro de la eficacia, eficiencia y calidad de los procesos que desarrollen. Este cambio significativo, centrado en lo humano y por ello con énfasis en lo axiológico, requiere una reforma integral de la educación donde los autores y actores del hecho educativo evolucionen en el rendimiento escolar y por ende en el desarrollo del país.

Al respeto, Alonso (1994) plantea que las instituciones educativas como modelo simplificado de la comunidad, tienen que orientar la enseñanza de la convivencia para la integración como lo requiere la sociedad actual; la escuela debe establecer una relación con la comunidad en la cual está asentada. Por consiguiente, las instituciones educativas, como principal agente de transformación social necesitan involucrarse en los planes de desarrollo comunal y actuar como eje motor de acciones dirigidas al logro de un mayor bienestar social.

En este sentido, la integración implica estimular la participación y compromiso, para lograr que se involucren la escuela y la comunidad para coordinar esfuerzos propiciando la cooperación y crecimiento personal en cada uno de sus miembros. Así lo confirma Wille (1992), al señalar que las instituciones educativas deben funcionar como sistema de esfuerzos cooperativos, previamente planificados y coordinados, de tal modo, que quienes participen en él, conozcan sus tareas, responsabilidades y derechos.

Por consiguiente, se considera a la familia como principal institución educativa generadora de experiencias significativas de gran valor humano donde las características culturales influyen en todos los aspectos del niño. Es por ello, que el docente debe abordar la realidad social del estudiante para orientar su relación consigo mismo, sus semejantes y medio donde se desenvuelve ampliando su mundo de relaciones e identificarse con su cultura, alternativas para iniciar un aprendizaje formal sobre como convivir, compartir, valorar, aceptar y entender lo que lo rodea.

Se afirma que la familia, la comunidad y la escuela son agentes que trasmite cultura y debe integrarse para garantizar de manera coherente el desarrollo integral del niño donde el sentir, pensar y hacer son el punto de partida para el aprendizaje significativo que fortalece la identidad cultural, valor que orienta al niño en la sociedad.

De igual manera, la influencia del ambiente debe ser considerada como aspecto importante en el proceso de socialización, ya que permite proporcionar a niños, jóvenes y adolescentes experiencias significativas de aprendizajes donde puedan converger tanto las actividades culturales propiciando la participación de la comunidad en la planificación y organización de acciones que permitan lograr una comunicación efectiva en beneficio de promover en la familia, escuela y comunidad la integración, contribuyendo de esta forma a mejorar significativamente en los estudiantes su desarrollo socioemocional y por ende, su rendimiento académico.

Por otra parte, Frente a esta realidad, Padrón (2002), menciona que “La escuela es una organización más de la comunidad” (p.40). Además, considera que el desarrollo social y económico de la comunidad es fundamentalmente un proceso de educación, que tiende de una manera permanente al acondicionamiento de grupos sociales o comunidades que desconcentran el trabajo asignando funciones, responsabilidades y desarrollo de estrategias de participación, las cuales constituyen la vida real y efectiva para llevar a la práctica el proceso de integración escuela – comunidad.

En este sentido, Aguilar (2003), señala que “El educador en especial el gerente de una institución, tiene la posibilidad de convertirse en un líder integrador de los grupos comunitarios pero desconociendo este potencial, se limitaría sólo a ser un transmisor de conocimientos descuidando su labor social”. (p.57). Todo esto conlleva indefectiblemente a la necesidad de una escuela integradora, la cual reconozcan las diferencias, los valores y trabaje en la heterogeneidad, que propicie la educación para todos los educadores y la colectividad, de igual manera que promueva las relaciones cooperativas comunitarias y organice el tiempo y el espacio donde se desarrolle una pedagogía centrada en el niño que eleve la calidad educativa para todos ellos y su familia.

De igual manera, los gerentes deben asumir posiciones y acciones donde se manifieste de muchas maneras la distribución de la función gerencial y la participación de los involucrados en la toma de decisiones. Sin embargo para lograr la transformación que plantea el Sistema Educativo es imprescindible, que los gerentes de las instituciones educativas mantengan una excelente relación laborar con su personal y los involucren en los procesos de cambios que se requieren.

Así mismo, el equipo que dirige la escuela puede establecer un ambiente estimulante, que propicie el surgimiento de relaciones cordiales

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