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LA CIBERNETICA COMO LOGICA DE VIDA


Enviado por   •  24 de Marzo de 2014  •  3.890 Palabras (16 Páginas)  •  316 Visitas

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LA CIBERNÉTICA COMO LÓGICA DE LA VIDA

Introducción

Para contextualizar esta conferencia conviene recordar que en 1981 la regulación de la expresión de los genes de mamíferos y la dinámica del desarrollo embrionario era prácticamente desconocida. La comprensión del proceso de diferenciación celular y la embriogénesis a nivel celular y molecular estaba aún presidida por la imagen que se deducía del “dogma central” de la Biología Molecular: un gen => un RNA mensajero => una proteína. La idea de retroalimentación del proceso ha sido conquistada por la Biología del Desarrollo en los últimos 20 años. En el año 2001 el concepto de epigénesis y su regulación aparecen como una síntesis coherente de la expresión de la información genética.

El título es sumamente ambicioso, y por encima de las posibilidades de desarrollo que permite el tiempo de que disponemos. Para hacerlo más asequible, hablaré primero de la lógica cibernética, para establecer su modelo teórico e intentar después una aproximación a los problemas de la vida tal como un filósofo los ve. Hay varios modos de afrontar el problema de la relación de la cibernética con la filosofía; pero el más riguroso puede sacarse de la psicología de Aristóteles. Esta psicología es estrictamente cibernética. Y lo mismo se podría decir del tratamiento de lo orgánico relacionado con el alma, sus facultades, y las operaciones de éstas tal como Aristóteles las entiende. Este punto de referencia puede completarse con Piaget, el cual — sobre todo en la última fase de su producción — se atiene a modelos cibernéticos. Desde luego, existe una clara afinidad entre su manera de afrontar la psicología, que él llama psicología genética, y algunas nociones centrales de la cibernética. En suma, la cibernética puede beneficiarse del planteamiento aristotélico a la vez que se entiende mejor a Aristóteles apelando a las nociones centrales de esa ciencia.

La cibernética

Tal como se propone actualmente, la cibernética es una ciencia positiva, que pretende tener un valor operativo. Pero, a la vez, su interés filosófico es excepcional, pues está situada en la gran fase de investigación teórica que se desarrolla en la primera mitad del siglo XX, y que después ha progresado, sobre todo, en el orden de la tecnología. Bastantes autores que se mueven en este último plano han puesto en duda que la cibernética siga teniendo el valor que se le atribuía hace algunos años para el estudio de las estructuras cerebrales y, correlativamente, para la psicología. Según algunos científicos, la cibernética es un modelo reducido, insuficiente para las necesidades teóricas de la biología así como para sus necesidades de desarrollo positivo.

1º) La primera tesis que expresa lo que es la cibernética desde su origen dice así: la cibernética es una generalización, un aprovechamiento generalizante de la termodinámica, y de la llamada mecánica estadística y en cierto modo también de la física cuántica, al menos desde el punto de vista de su modelo teórico. Estas disciplinas pueden servirse de las fórmulas propuestas por Hamilton para la mecánica de estados, las ecuaciones de estados y las trayectorias entre estados.

Teniendo en cuenta los planteamientos de Joule se pueden distinguir dos nociones diferentes: el estado de moción y el estado de equilibrio. La diferencia entre estas dos nociones es central desde el punto de vista de la cibernética. No es lo mismo que algo se esté moviendo de acuerdo con sus componentes (por ejemplo, el movimiento browniano de las moléculas de un gas) que la consideración simplificada y, al mismo tiempo, holística, del sistema determinado por tres valores significativos: la temperatura, la presión y el volumen. Una de las características de la mecánica de Hamilton es justamente que permite tratar el nivel de estados prescindiendo o considerando indeterminado el nivel de las mociones. Esta distinción es esencial. Con otras palabras, la distinción entre una moción y un estado estacionario es, por así decirlo, el umbral del planteamiento cibernético.

Aquí ya se encuentra un primer paralelo con Aristóteles, que formula la noción de ser vivo con base en la distinción que acabo de señalar, pero teorizada con mayor profundidad. Por eso desde Aristóteles se puede perfeccionar la forma en que la termodinámica y la cibernética diferencian estas dos nociones. Según Aristóteles, se habla de estado de moción — kínesis — cuando una interrupción de ese estado da lugar a que éste fracase. Ahora bien, además de kínesis, es decir, además de movimiento cuya interrupción equivale a que el movimiento se frustre, existe otro estado que comparado con kínesis no puede llamarse movimiento en el mismo sentido. A este ultimo movimiento Aristóteles lo llama praxis perfecta o enérgeia.

La praxis perfecta se caracteriza porque la interrupción en el tiempo no significa para ella una frustración o desaparición de una de sus partes; y ello por una razón decisiva que es la clave de la distinción entre una praxis en sentido estricto — una operación vital —, y una kínesis — un movimiento físico —. A saber, la praxis es estable, se dice perfecta, porque ya lo es, de manera que si se interrumpe se le quita la posibilidad de alcanzar ulteriores perfecciones, no por ello se la frustra. Esto significa que la praxis es posesiva de modo inmanente de su fin. En cambio, en la kínesis el resultado, y por tanto la perfección de la kínesis misma, es exterior a ella; por ello si la kínesis se interrumpe el fin no se alcanza.

Aristóteles propone algunos ejemplos; uno, muy fácil de apreciar, estriba en la diferencia que hay entre edificar una casa y el ver. Mientras se edifica no se tiene lo edificado, y cuando se tiene lo edificado ya no se edifica. Eso es kínesis. El estar edificando existe mientras la casa no está hecha, de manera que si la acción de edificar se interrumpe, su fin, es decir, la casa, no se alcanza. Ésa es la razón por la que la kínesis se puede frustrar. Como su totalidad viene del resultado que intenta, si ella queda cortada, el resultado tampoco se alcanza. En cambio, cuando se ve se tiene lo visto, y se sigue viendo, porque el ver posee ya lo visto. Esto es praxis.

Al ver no hay manera de quitarle el haber visto — como cuando se dice “que me quiten lo bailado” —. La distinción entre la edificación de la casa y la operación vital es tajante. Si se deja de hacer, algo queda por hacer. En cambio, la operación vital ya ha alcanzado lo que tenía que hacer, y por eso se la llama enérgeia. Las operaciones vitales no tienen un término externo, sino que su término está en ellas mismas: son

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