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LA MEDIACIÓN PEDAGÓGICA

MiguelOjeda27 de Junio de 2011

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La Mediación Pedagógica.

Una fructífera intervención educativa.

17/01/2011

Mtra:

Ester Soto Pérez.

Maestría en educación básica

Eximia Profra. Esther Soto Pérez

La mediación pedagógica y estrategias didácticas para la educación básica

C. Profesor sustentante: Evaristo Miguel Ojeda Cervantes

“El plan de clase es el detergente contra las manchas de la improvisación y el aburrimiento”.

Preludio.

En ocasiones pensamos que la intervención educativa no es más que, llana y sencillamente, la labor docente que llevamos a diario en el recinto del saber. Empero, ¿será tan sencillo?

Lo es en relatividad; si somos verdaderos profesionales de la educación no tendremos óbice que se nos contraponga, debido a que al estar preparándonos día a día, atendiendo dichos problemas educativos. Desarrollaremos un sentido común profesional que nos volverá más aptos, competitivos y de una agilidad mental pedagógica excelsa.

¿Y qué implica ser verdaderos profesionales? Soslayar los imprevistos, diseñar nuestra intervención educativa, investigar y evaluar nuestra intervención docente y de esta investigación saber discriminar la información relevante para reformar nuestra práctica tendiente a mejorar la calidad de la educación. Y lo que a mi criterio muy personal considero lo más importante, la búsqueda permanente de estrategias, actividades, instrumentos y formas de evaluar en las tres etapas de la evaluación (diagnóstica, procesual, sumativa y/o global) adecuadas a las características de nuestros alumnos.

A sí mismo, tomar en cuenta, los conocimientos previos de nuestros párvulos, su contexto, estatus social, nivel socioeconómico; y de ahí, rescatar sus intereses preponderantes en ese efímero momento de su vida. Para, a su vez, adecuarlos al programa y contenidos a trabajar, logrando se interesen por aprenderlos. Recordemos que para que mane un aprendizaje, hay dos condicionantes: Interés y necesidad.

¿Y cómo sé de todo esto? Porque soy maestro y me gusta serlo; tratando de aprender algo nuevo de mi labor, todos los días, continúo estudiando, investigo sobre mi trabajo, soy autodidacta, leo, estudio, escucho, comparto.

Debemos tratar, compañeros, de crear una metodología de enseñanza acorde a nuestro carácter profesional. Empapándonos de todas las teorías y paradigmas educativos, apoyándonos de otras ciencias como la psicología, estudiando insignes personajes que investigaron sobre el desarrollo del niño en todos sus aspectos, para de esta forma crecer como maestros.

Lo arriba mencionado es con el fin de dar una primera impresión de lo que para mi consiste, de manera eficiente, mi labor docente. Lo cual quedará impregnado en este humilde y somero, pero sin afán de menoscabarlo, ensayo.

¿Qué implica?

“Educar para transformar”. Básicamente en esto consiste, porque el transformar al individuo para hacerlo una persona que sepa hacer el bien sin titubear, es una verdadera educación.

Pero aquel que se ha hecho de un carácter enérgico, que ha adoptado principios superiores de vida, que tiene ideales de conducta y la suficiente fuerza de voluntad para vivir de acuerdo a ellos, ése es “nada menos que todo un hombre”....actuar según principios aceptados por la razón, ése es un hombre, en el más alto sentido de la palabra. Uno de los fines más elevados de la educación es el transformar la criatura impulsiva que es el niño, en una persona reflexiva. (Velázquez novena edición 1970).

Pero nos es obligatorio detenernos aquí un momento para entrar en lo abstracto del educar, en cuanto lo que nos compete a nosotros como maestros. La mediación pedagógica, es decir nuestra tarea, lo que nos toca dar como profesionales de la educación.

Así como al gobierno le compete facilitar los medios para brindar una educación de carácter nacional, democrático, laico, obligatorio, gratuito; tendiente a desarrollar todas las aptitudes del individuo. A nosotros compañeros, nos compete fraguar una titánica labor.

Sería pues, dar el todo, educar como nos gustaría eduquen a nuestros hijos. Todos los padres desean que sus hijos sean alguien en la vida, no tanto en lo económico sino unas personas de bien, con apego en la familia, y que se sientan realizados al formar una linda, afable y armónica familia.

E aquí, entonces, el meollo del asunto: el dar el todo; cumplir al 100% con nuestro trabajo, ¿y cómo sería esto? Cumpliendo con lo que nos toca, es decir, realizar, nuestros planes de trabajo, llegar todos los días temprano, empezar la lección con entusiasmo y puntualidad, realizar material didáctico útil, adecuaciones curriculares, realizar actividades de descanso grupales y particulares, hacer reportes de nuestra intervención para mejoras pertinentes, gestionar ante los padres recursos para obtener los medios para materiales didáctico extras, informar a los padres de lo que les toca hacer, compartir y recibir aportes en nuestra práctica, de cualquier índole, por parte de los compañeros, conocer a profundidad los Planes y Programas, rescatar el diagnóstico para crear el andamiaje sobre el que se sustentará nuestra intervención educativa, informarnos continuamente de los avances en este campo, etcétera, etc.

Y cómo realizar todo esto, pero sin quedarnos en el mero cumplir por cumplir, atendiendo las Necesidades Básicas de Aprendizaje de está liliputiense sociedad; hay que acercarnos a la teoría y crear la propia a partir de nuestras experiencias docentes (Indagación educativa).

¿Cómo aporta la teoría?

Primero que nada, aporta de una forma desmesurada al recabar toda la información al respecto del ámbito. Claro que la teoría tiene sus desventajas, sin embargo, no hay que trabajar sobres éstas, hay que conocerlas y tomarlas en cuenta a la hora de buscar información teórica, empero, sacar lo provechoso de la teoría relacionándola con nuestros conocimientos previos al respecto como docentes en pleno ejercicio de nuestra función docente.

De tal suerte que la teoría nos puede dar o decir probables situaciones que se nos pueden plantear en nuestro quehacer diario como profesores, al igual que la forma de enfrentar, con gran artificio, tales situaciones ya sean favorables o desfavorables.

En lo personal creo vehementemente en que todo conflicto que se nos atraviese e intente entorpecer nuestro trabajo, si somos maestros creativos, los podemos tergiversar a nuestro favor y convertirlos en un baluarte más para enfrentar nuestra lid contra la ignorancia. Y cabe mencionar que la creatividad, al igual que el aprendizaje, se desarrolla a lo largo de toda nuestra vida, por ende, se debe buscar continuamente situaciones que nos permitan desarrollar la creatividad, verbigracia, el estudio ya sea formal o informalmente, realizar todo tipo de trabajos intelectuales, realizar nuestros planes de clase y diseñar actividades lúdicas para la enseñanza. Teniendo en cuenta que el nuevo concepto de enseñar es brindar espacios y situaciones-problema a nuestros educandos para que pongan en juego sus recursos encontrándose con nuevos aprendizajes o desarrollando los que ya poseen.

Del mismo, hay que tener en cuenta que la teoría surge de investigaciones sustentadas, en la mayoría de los casos, de la práctica, de experimentos realizados, de sucesos suscitados en el transcurso natural de la vida que se relacionan con la educación ya sea enseñanza, aprendizaje, transmitir conocimientos o fomentación de el encuentro con el saber.

Puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que en la teoría podemos encontrar todo lo relacionado con la educación, pero de igual manera, que para escoger o tomar lo que más nos convenga de la teoría, es ineludiblemente necesario contrastarlo con la práctica personal, con nuestra propia experiencia al respecto. Echar mano del sentido común desarrollado en nuestras prácticas docentes, para hacer una atinada discriminación de lo que nos hace falta o necesitamos para brindar cada vez más calidad en la enseñanza-aprendizaje.

Por tal es conveniente, conjugar estos dos aspectos (teoría y práctica), para ser más atinados al escoger o estudiar lo que nos ayudará a modificar ciertas intervenciones educativas y hacer del conocimiento de lo más significativo y duradero que sea posible para nuestros alumnos, así como crecer profesionalmente.

¿Cómo aporta la praxis?

Es inerte, cuando se le permite morir, cuando se desaprovechan las experiencias que nos dejan nuestra profesión, cuando no valoramos nuestros errores tratando de esconderlos y engañándonos haciéndonos creer que no existen. Sin saber que son precisamente éstos, a partir de los cuales aprendemos y crecemos profesionalmente hablando. Bien lo dijo hace ya muchos años el ilustre personaje Oscar Wilde: “La experiencia no tiene valor ético alguno, es simplemente el nombre que damos a nuestros errores”.

Tergiversemos esta frase y sacaremos lo ético de reconocer nuestros errores al aprender de ellos y evidenciarnos ante los demás para que nos den sugerencias al respecto.

Por tal, la práctica puede ser tan enriquecedora como querramos que lo sea, tenemos o más bien debemos utilizar estrategias para sacar lo provechoso de la práctica y los errores debemos tenerlos presentes para buscar conocimientos que nos ayuden a convertirlos apoyos.

Para esto, debemos ser investigadores de nuestra propia labor docente. Recabar información, experiencias y evocar recuerdos al respecto y plasmarlos en nuestro diario de clase, videograbaciones

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