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LA SEXUALIDAD EN LA ESCUELA


Enviado por   •  10 de Marzo de 2014  •  1.654 Palabras (7 Páginas)  •  368 Visitas

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LA SEXUALIDAD EN LA ESCUELA

INTRODUCCIÓN

La sexualidad es un comportamiento humano, un impulso vital inseparable de la personalidad del ser humano, que a su vez está relacionado con factores sociales, familiares e individuales que intervienen en sus manifestaciones.

Es misión de los padres y maestros preparar a los niños y jóvenes para asumir la sexualidad de manera armónica, como una de las mejores partes de nuestra vida, en la que está la aceptación del propio cuerpo.

A diferencia de la transmisión de conocimientos en materias como Historia o Geografía, la educación en sexualidad parte del reconocimiento del sujeto, de su cuerpo y de sus sentimientos como base del trabajo pedagógico. Considera que es también una fuente de sensaciones muy distintas entre sí (que van del dolor al placer) pero que son, todas ellas, importantes en la construcción de nuestra subjetividad y de nuestra ciudadanía.

De tal modo, educar en sexualidad implica tanto ofrecer conocimientos para la prevención de embarazos no deseados e infecciones de transmisión sexual, como formar en valores, sentimientos y actitudes positivas frente a la sexualidad.

Y HABLEMOS DE SEXO EN LA ESCUELA PRIMARIA

Es necesario que los maestros nos ubiquemos también en una situación de continuo aprendizaje, que podamos revisar y valorar críticamente los sentimientos y pensamientos que habitualmente tenemos respecto de la sexualidad, y ponderar en qué sentido pueden estos resultar un obstáculo para acompañar a los adolescentes en la adopción de comportamientos de cuidado.

La sexualidad es parte de nuestra esencia humana, es la expresión más compleja de la individualidad del hombre y la mujer, está presente desde el momento de la concepción, instante en el que se conjuga el material genético determinado para lo masculino o lo femenino.

El encuentro con la sexualidad implica tres fases: sentir mi propio ser sexuado, descubrirlo y aceptarlo, teniendo en cuenta que está integrado no sólo por el aspecto físico y biológico, sino por un componente psicológico que agrupa toda la experiencia afectiva y sentimental, es decir: como son percibidos y expresados los sentimientos y emociones desde la individualidad del hombre, de la mujer, del niño o de la niña. Adicionalmente entra en juego el ingrediente social encargado de moldear lo que es aceptado y permitido para cada sexo, a través de la socialización.

Cuando padres y educadores han logrado dimensionar abiertamente la sexualidad en términos de lo que es sano y primordial para la estructura de la personalidad, estaremos en capacidad de aceptar que toda la exaltación de sentimientos y necesidades propias de la transición del niño al adolescente forman parte de su desarrollo normal y coherente.

En la medida que tanto niños como adolescentes y adultos logremos vivir la sexualidad en el sentido amplio del concepto, los niños no tendrán que verse perturbados con reprobaciones cuando presentan curiosidad y exploran su cuerpo; los adolescentes entenderán que toda esta fuerza que los impulsa a disfrutar el placer no necesariamente tiene que estar enfocada hacia lo genital, y el adulto, por su parte, tendrá la oportunidad de vivir su sexualidad hasta que muera, con la convicción de que se trata de algo tan sano como la vida misma.

La sexualidad ha sido uno de los temas tabúes que siempre ha inquietado a la mayoría de las culturas en todos sus estratos sociales. Alrededor de este tema se han tejido mitos e ideas falsas que han permanecido a lo lago de sucesiva generaciones, el tabú que marco por mucho tiempo la imposibilidad de hablar sobre la sexualidad, fue creer que los temas relacionados con el “sexo” eran inadecuados sin ser nunca examinados detenidamente. El avance en las investigaciones y los diferentes estudios realizados han tratado de esclarecer muchos de estos conceptos erróneos. Algunos trascienden durante mucho tiempo, debido a la precaria información y en otros casos a que a los padres y educadores les resulta más fácil mantener estos tabúes, con lo que se resisten a la posibilidad del dialogo o a cuestionarse sobre la propia sexualidad.

Se creía que la sexualidad empezaba en la adolescencia, y que, al encontrarse el jovencito en proceso de desarrollo, no podría asumir la responsabilidad de su propia sexualidad, pues no estaba preparado para ello. En últimas, tenía que ser controlado por los padres sin que él tuviera claridad de lo que estaba sucediendo. La sexualidad solo se ponía en práctica en el momento en que se daba inicio a las relaciones sexuales, transmitiendo con esta creencia que se trataba de una cuestión restringida a la vida adulta.

Cuando se aborda el tema de la sexualidad, es activada una inmensa galería de mitos transmitidos a lo largo de los años que el primer educador sexual es la familia; sin embargo, cuando acometemos ese papel, el de ser educadores de nuestros propios hijos, nos vamos inclinados a usar el esquema que fue adoptado por nuestros padres haciendo que este patrón se repita generación tras generación. Es probable que hayamos sido educados con tabúes acerca de la sexualidad, encargados todos ellos de impedir que existiera una comunicación abierta y clara, lo que infortunadamente nos conduce a transmitir igual diseño educacional

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