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La Didactica Magna


Enviado por   •  30 de Enero de 2015  •  8.991 Palabras (36 Páginas)  •  190 Visitas

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DIDÁCTICA MAGNA DE JUAN AMÓS COMENIO

Sólo un respiro: Imprimir en el alma humana la imagen de la divinidad.

Resumen

En los planteamientos pedagógicos, entre los siglos XVI Y XVII, se encuentra al maestro Juan Amós Comenio, con su texto, La Didáctica Magna; quien desarrolló, postulados generales a la educación, con un centro de interés para la correcta enseñanza global y totalizante: “Nadie puede creer que es unverdadero hombre a no ser que haya aprendido a formar su hombre; es decir que esté apto para todas aquellas cosas que hacen el hombre” (20).

Desde el curso: “Construcción del pensamiento pedagógico”; (área especifica para el tercer semestre de los estudiantes que hacen parte de la Facultad de Educación de la Universidad Pontificia Bolivariana), el libro la Didáctica Magna, hizo parte del enfoque práctico – teórico, guiado por el maestro, Guillermo Echeverri, durante el primer semestre del año 2010, quien sugirió por grupos, el estudio de algunos libros de diferentes pedagogos, con el fin de permitirnos conocer sobre los acontecimientos histórico – pedagógicos, relevantes a los procesos educativos, por medio de las diferentes exposiciones de cada grupo o alumno, durante el semestre.

Tal ejercicio, hizo énfasis en la lectura concienzuda y la escritura rigurosa, como medio intrínseco a la labor docente. Durante el semestre se hacen tres, avances, en forma oral (exposición ante el grupo) y escrita, que son revisadas por el maestro, para enseñarnos todo lo concerniente con el ejercicio de escritura y la puesta en escena de nosotros los futuros docentes.

Como resultado final del curso, se presentan las siguientes categorías: enseñanza, aprendizaje, estudiante, conocimiento, escuela, maestro y pedagogía; haciendo una breve contextualización del autor y su época, cerrando con algunas conclusiones.

Introducción

“¡Ojalá todas estas cosas queden esculpidas, no en las puertas de los templos, ni en las portadas de los libros, ni en los ojos, lenguas y oídos detodos los hombres, sino en los corazones! Ciertamente hay que procurar que todos aquellos que tienen la misión de formar hombres hagan vivir a todos conscientes de esta dignidad y excelencia y dirijan todos sus medios a conseguir el fin de esta sublimidad.” (Comenio, 2002: 1)

Juan Amos Comenio, en La Didáctica Magna, esboza técnicamente los procedimientos para la correcta enseñanza global y totalizante, y da asuntos técnicos que dignifican la labor del docente. La didáctica Magna, está desarrollada en treinta y tres capítulos, divididos en tres partes: La Didáctica General, la Didáctica Especial, la Organización Escolar. El análisis de esta obra presenta los siguientes conceptos por categorías: la enseñanza, el aprendizaje, el conocimiento, el estudiante, el maestro, y la pedagogía.

Para una mejor comprensión de la forma como Comenio exhibe la génesis del ser humano, y su paso por la triple vida, o la incapacidad, el vacío, la inexistencia de toda señal de razón en el hombre falto de afectación por lo que encierra el artificio de enseñar, es necesario primeramente dar al menos una ojeada a algunos puntos esenciales de lo dicho por el autor en los primeros nueve capítulos.

La didáctica general

Presenta la génesis del ser humano, y su paso por la triple vida: 1. la vida vegetativa, conformada por una masa informe y bruta. 2. La vida animal, el periodo en el que entran en función los sentidos físicos. 3. La vida intelectual – espiritual, en la que se manifiesta el sentido interno, cuándo oye, ve, y siente. Más tarde esta manifestación interna de sentido se divide en otra triada: 1. El entendimiento: advierte las diferencias de las cosas. 2. La voluntad, como directora para escoger. 3. La gradación: el conocimiento de las cosas. Las acciones son en un comienzo; tenues, débiles, rudas, en extremo confusas; luego se desarrollan las potencias del alma con las fuerzas del cuerpo, es así como proponemos, emprendemos y hacemos.

El laboratorio para el ejercicio de la vida: 1. Útero: nacimiento materno; aquí se recibe el movimiento y sentido inicial. 2. La Tierra: la vida, el movimiento, alma racional (1 y 2 vida transitoria, angustiosa con dolores, hasta abandonar los despojos, las envolturas, como pollos que rompen el cascaron). 3. El cielo: la plenitud abstracta de todas las cosas, es la vida sempiterna. Como pollos que rompen el cascarón y logran la perfección y el goce en las anteriores vidas. Estas vidas al autor, son las diferentes etapas que posibilitan formar al hombre, como preparación para la vida eterna, y las enuncia como: Generación, Crianza y Ejercicio.

Al hombre como especie única en su estilo se le hizo criatura corpórea, hecho a la imagen de Dios, se le dio lugar para vivir, para satisfacer sus necesidades y para recreo de los sentidos, hecho a la imagen de Dios y dotado de entendimiento. Es el hombre una criatura racional y como tal, conocedor de todas las cosas, un observador, además es Señor de las criaturas: Señor de sí mismo y dominador, el que nombra. Es la criatura imagen y deleite de su criador, llamado: Delicia de Dios, clasificador de todas las cosas, el que entiende y puede disponer de todas las cosas.

Los requerimientos del hombre son: la erudición; la capacidad que le permite el conocimiento de todas las cosas (las artes y las lenguas) sumada a esta, las buenas costumbres, dotado de virtudes o costumbres honestas, y como regulador y moderador del hombre, el conocimiento de la religión para la lograr la vida práctica y piadosa, y como fruto la piedad en la que el alma del hombre se enlaza y une al ser supremo. Todos estos requerimientos al hombre, le deben permitir discernir, y rehuir a la inútil carga: la vanidad, vigor, figura, riquezas, o los impedimentos molestos.

“Quede, pues, sentado que ha todos los que nacieron hombres les es precisa la enseñanza” (23)

Contextualización

La época de la iluminación pedagógica en la que Juan Amós Comenio vivió estuvo rodeada de conflictos subscritos a los periodos del Medioevo y el Renacimiento, en los que el poder monárquico romano - católico luchó por someter a su paso todo ideal del pensamiento; en su afán por apoderarse de los territorios europeos, no sin asegurarse antes de destruir a todos los que obraran en obediencia al conocimiento basado en la Biblia, ya que ésta revelaba la justa voluntad Divina y humana permitiéndole conocer lo debido e indebido; llegándo a convertirse este conocimiento en gran impedimento a este poder terreno, al imponer sus nuevas razones a la conciencia, como lo fuera: dogmas, y leyes creadas para mantener ocupada la congregación en repeticiones vanas, que le llenaran de hastió el conocer de primera mano el estudio concienzudo de la Palabra viva, La biblia.

Se cercioraron de infundir temores hacia el estudio de la Biblia, enseñando que leerla era derecho divino sólo para los iluminados, el papado; además le dieron poder maléfico a la justicia Divina y a la Trinidad, llevándo a la obediencia por miedo, no por amor. Tributos por castigo, heredad a la vida eterna por esfuerzos humanos, confesión de los pecados a los hombres, no a Dios, sacrificios diarios como la misa, en pro de la santificación, el rezo vacío, absurdo, que no dijera nada, pero que a la memoria diera ocupación y en el afán por repetir, el discernimiento no tuviese cabida, y la superstición como estándar por las edades, y muerte a todo aquél que se atreviera a leer la Biblia o tener alguno de sus escritos.

Comenio, como cristiano, debió abrirse paso en un momento histórico en el cual cada engendro de sus ideas estaría siendo su arma de muerte, una lucha interna por saber, conocer, comprender, ante la tortura de expresar, escribir, compartir, imprimir, en las almas el deseo furtivo de escapar de toda creencia de desigualdad reinante en el Medioevo, ante el desprecio por la igualdad de derechos.

Fue así como Juan Amos, con los ojos puestos en la fe de las enseñanzas bíblicas, primeramente, repasaba cada pasaje que le diera vida a su deseo en el escudriñamiento, por comprender y mejorar, conocer y esclarecer los principios y el desarrollo de la naturaleza humana que le intrigaban con miras a la utilización de mejores formas en la enseñanza. Una que fuese más justa, totalizante, donde le fuera posible declarar; igualdad, libertad, unidad, enseñanza, educación y conocimientos, aprendizaje en una instrucción universal.

Es así como en su magistral obra “La Didáctica Magna”, desarrollara postulados generales a la educación, tales como: la importancia del ordenamiento del lugar, espacio o recinto llamado escuela, haciendo de éste, un lugar atractivo, adornado en pro de la educación; teniendo además en la cuenta, la planeación y elaboración de los materiales didácticos, diseñados de manera acorde a la capacidad cognitiva del educando, material didáctico que facilitara al docente y al educando el proceso de enseñanza y de aprendizaje, mediante un proceso ordenado y progresivo, sin que nada falte.

Creando una ciencia de la educación, especificando y describiendo la ordenación didáctica y pedagógica de cada asunto que interviene en el ámbito educativo: la escuela, el docente, el educando, el libro guía, los contenidos, el seguimiento evaluativo, y el ordenamiento de las escuelas, según las edades del educando, y una técnica de la enseñanza como disciplina autónoma., en la que resalta la postura del docente ante el saber y su labor docente.

Juan Amós Comenio. (Jan Amos Komenský)

Nace en Nivnice el 28 de Marzo de 1592, y muere en Ämsterdam, el 15 deNoviembre de 1670. Su nombre Juan lo recibió en memoria de Juan Huss, quien se alejó de la iglesia Católica por la corrupción de ésta, razón por la cual adopta las creencias cristianas en pro de encontrar la pureza expresada en la Biblia. A Jan Amos Komenský le fue movido el deseo por darse en bien de los demás, dedicando su vida a revelar a la humanidad asuntos esenciales para la formación y enseñanza del educando y a su vez dejando una técnica en un tratado sistemático al pupilero, sobre la enseñanza.

En los siglos XVI Y XVII en que vivió Comenio, época perteneciente al periodo profético de los 1260 días, en los cuales los dos olivos (antiguo y nuevo testamento) estarían vestidos de silicio (la época del oscurantismo según apocalipsis 10: 1 al 14, periodo entre los años del 538 y su finalización en el año de 1798) Comenio estaría rodeado de avances científicos y redescubrimientos en los que paralelamente se levantarían los poderes restrictivos (época medieval y renacentista en la que la herejía era considerada delito de Estado, y el tribunal de la Santa inquisición, institución concedida en el concilio de Verona en 1183, juzgaba como delitos de apostasía a la brujería, la magia y en la que fueran censurados los libros.

Ya en 1559 se creó el índice prohibitorio que proscribió obras enteras; en 1583 con el expurgatorio, cercenando partes de los libros, desde capítulos hasta palabras consideradas como sospechosas, restringiéndo el avance de las ciencias. A pesar de haber tenido Comenio que soportar esta subyugación. Como teólogo no católico, pedagogo y filósofo, profundizó en su convencimiento de que la educación es la base para el desarrollo de las personas, y que ésta debe ser dada a hombres y mujeres, en igualdad de derecho, donde la motivación siempre presente desde el juego, la alegría, donde no tuvieran lugar los malos tratos.

Es así que Comenio es llamado el padre de la Pedagogía, con el establecimiento de la pedagogía como ciencia autónoma y como pionero de las artes de la educación incluyendo en sus métodos la ilustración; como precursor del pensamiento educativo moderno.

La Didáctica magna

Como lo expresara Piaget: “Al escribir su didáctica Magna, Comenio contribuyó a crear una ciencia de la educación y una técnica de la enseñanza, como disciplinas autónomas” (Mora, 2002:30). El objeto de estudio de la didáctica es: la enseñanza -aprendizaje, por ella es posible ordenar las disciplinas en pro de la educación, sistematizar los saberes para reconocer que es lo enseñable de ellos, distribuir los contenidos por áreas, subdividir las escuelas por edades, en un ordenamiento que regule lo que le corresponde hacer al educador o preceptor, al educando o aprendiz y que integre a todos en todo, en la formación educativa, capaz de moldear a todo ser humano, hasta lograr imprimir la imagen divina, por haber sido formado en lo correcto y necesario para la vida eterna y sempiterna: al alcanzar el estado de saber, conocer, practicar y estimar los requerimientos divinos.

Primer avance

“Nadie puede creer que es un verdadero hombre a no ser que haya aprendido a formar su hombre; es decir que esté apto para todas aquellas cosas quehacen el hombre” (20). El pedagogo Comenio en su obra describe al hombre en la necesidad innata de Dios y la naturaleza, con cualidades de benignidad, inteligencia y sabiduría, las cuales nos diferencian de cualquier estado animal, con el sentido inquieto por una constante búsqueda de perfección y felicidad; lo cual le hace posible profundizar en el conocimiento de todas las cosas que Dios ha proveído.

Enseñanza

El pedagogo Juan Amos Comenio de manera didáctica describe comparativamente el proceso de la enseñanza, con los de fijar, imprimir, plasmar, escribir y sembrar. Como docente hace una reflexión desde su conciencia pedagógica y práctica. Como teólogo, nos remite sucesivamente a la Biblia y reconoce que el ser humano está hecho a la imagen de Dios, y como tal está dotado de inteligencia, sabiduría capacidades para ser desarrollas en la vida terrena y en la sempiterna.

Como maestro nos hace vivir y admirar su estilo virtuoso, moderado, armónico, cálido y dadivoso. Como artista nos revela lo apacible, saludable, natural, observador, poeta, y como hombre, evidentemente dependiente de la sabiduría Divina, de donde emana tan noble proceder a pesar de tan cruel pago de los que hoy se congratulan con sus conocimientos. Con un carácter absolutamente refinado en fuego.

“¿Acaso no puede sembrarse en un mismo huerto, hierbas y flores de todas las especies y aromas? Y cuanto mayor sea la variedad más hermoso será el espectáculo para los ojos, más suave el deleite del olfato, mayor el placer del corazón”. (14). Compara la naturaleza con el proceso de enseñanza aprendizaje, permitiéndo extraer ideas directas y subliminales, haciéndo de este texto un verdadero diálogo entre lo dicho por el pedagogo y maestro, su didáctica; jalona al lector en el deseo y la necesidad de remitirse a hacer levantamientos de escenarios imaginarios, históricos, empujados por la creatividad del escritor que renueva las diferentes técnicas empleadas ayer y hoy en ese proceso inherente al ser humano de la enseñanza y el aprendizaje.

Comenio, con una frase de Aristóteles comparó el alma del hombre a una tabla rasa, en la que nada hay escrito, pero en la que pueden inscribirse muchas cosas,

“Y de igual modo que en una tabla rasa limpia puede escribirse lo que el escritor quiere o pintarse lo que desea el pintor conocedor de su arte, así en el entendimiento humano puede, con igual facilidad, fijarlo todo aquel que no ignore el artificio de enseñar” (14). Para Juan Amos Comenio, la educación, es imprimir, marcar, establecer en el aprendiz lo que debe ser, e instruirlo en lo que lo hará hombre.

”La variedad de las operaciones internas y externas es la misma ordenada proporción de los movimientos”. (16) Las operaciones son las inclusiones que el conocimiento ha hecho desde el aprendizaje, y la proporción de los movimientos son las regulaciones y moderaciones causadas por la enseñanza que ordena y determina como llave, las acciones y pasiones.

“La razón es el muelle que detiene o impide el movimiento y regula y determina qué, adónde y en que medida debe aproximarse o separarse... Por lo cual si no se pone demasiado peso con los deseos y afectos y la razón como llave regula y cierra sabiamente, no puede menos de resultar la armonía y consonancia de las virtudes: esto es, una suave ordenación de las acciones y pasiones” (16). Para Comenio, la regulación en el comer, beber, dormir, hacer, es esencial en la formación de hábitos temperantes.

Aprendizaje

La manera descriptiva como el autor declara el asunto del aprendizaje, señala en detalle fino la admiración hacia el reflejo de la Divina sabiduría, que posibilita desde los procesos de aprendizaje, que tan reducida masa cerebral, sea capaz de captar, recibir, retener y recordar.

“Todas las sensaciones que impresionan mi vista, olfato, oído, gusto o tacto son a manera de sellos que dejan impresa en mi cerebro la imagen de lo percibido. Y por eso desaparecido de mis ojos, nariz o manos el objeto que causaba la impresión, queda en mí su imagen” (14).

El aprendizaje, como permanencia del saber, que permite que tan reducida masa cerebral, sea capaz de captar, recibir, retener y recordar; el autor lo comparo con la huella, que causa el imprimir, y para esto, hace mención del material que se deja moldear como la cera, la madera, el papel con el educando o aprendiz, y quién deja la huella o moldea el preceptor o maestro, y los instrumentos empleados con este fin a la didáctica. .

“Todas estas sensaciones se imprimen en mi cerebro de tal manera que cuantas veces se presente la ocasión de recordarlas me parecerá claramente que ante mis ojos, se resuenan en mis oídos o que experimento su sabor o contacto. Y aunque estas impresiones se verifiquen en mi cerebro unas antes que otras, se reciban con mayor claridad o evidencia o se retengan con mayor fuerza, sin embargo, cada cosa se recibe, representa y retiene de algún modo”.(14)

Lo ilimitado del entendimiento, posee la capacidad de retener y fijar, gracias a la obra del maestro, como lo señala el autor, en este caso comparándolo al pintor que fija en imágenes las cosas de manera deleitosa en sus educandos, y como escritor, inscribir sin limite y grabar en el entendimiento humano, cual laboratorio de pensamientos, en “...el profundo abismo de nuestra memoria, que todo lo traga y todo lo devuelve sin que jamás se llene ni vacíe por completo” (15) El aprendizaje es un proceso que a diferencia de la escolaridad, no esta limitado a un contexto institucional.

Segundo avance

“...Las escuelas han sido tenidas vulgarmente por terror de los muchachos y destrozo de los ingenios” (Comenio, 2002: 38) La educación escolástica que recibió Comenio, en la que los sistemas memorísticos fueron claro mecanismo del sometimiento de su época, y donde la discriminación era parte de la embriaguez disoluta de Estado, dieron pie a la búsqueda incansable del maestro Comenio por revelar cuál es y debe ser el proceso de enseñanza aprendizaje, basado en el proceso integral que tiene en la cuenta el desarrollo intelectual según la madurez del educando por su edad, o sea, por su momento evolutivo. Además propone el método de enseñanza (el método de enseñanza es el conjunto de técnicas que van dirigidas hacia el aprendizaje de los estudiantes; el método, señala el uso del soporte didáctico para facilitar el aprendizaje).

Conceptos

Conocimiento

“Es inmanente en el hombre el deseo de saber” (13). Comenio recalca que nada hay que se escape al conocimiento humano. Recordemos que Comenio fue un hombre ilustrado, preocupado por el conocimiento de las cosas, de sí mismo y de Dios, con una búsqueda inquebrantable por declarar una nueva escuela que permitiera educar y formar para la vida a cada individuo; para este fin constantemente compara el entendimiento con la semilla o germen, que tan sólo necesita desarrollar lo que encierra oculto en sí mismo: expone que los órganos de los sentidos son los medios que auxilian al alma racional en esta vida pasajera para traer afuera lo que el mundo encierra (mundo interno: hombre, y mundo externo: las cosas que le rodean), y recalca que este desarrollo del entendimiento en el educando debe hacerse de manera natural, sin maltratar el arbolito para forzar su crecimiento.

El moldear y fijar los conocimientos en el pensamiento es un papel importante del entendimiento, y por esta razón es determinante la labor del preceptor como encargado en este proceso causal directo de los futuros hombres. Comenio refiere tres conocimientos generales, “…como objetivos de nuestra vida; todo lo demás son pompas vanas, inútil carga, torpe engaño” (10); y son: erudición, virtud o costumbres honestas, religión o piedad; afirma Comenio que la sabiduría divina plantó éstas en el hombre como fundamentos eternos.

“El nombre de erudición comprende el conocimiento de todas las cosas, artes y lenguas; como el de las buenas costumbres, no solo la externa urbanidad, sino la ordenada disposición interna y externa de nuestras pasiones; y con el de religión se entiende aquella interna VENERACIÓN por la cual el alma del hombre se enlaza y une al Ser Supremo” (9).

Afirma además que el hombre nace con aptitud para adquirir el conocimiento de las cosas, ya que es imagen de Dios, y como tal debe reproducir fielmente los rasgos del modelo; si Dios es omnisciente, esta cualidad debe aparecer en el hombre, y en tal caso es el entendimiento el que reproduce las imágenes de todas las cosas a la manera de un espejo; entendimiento que no tiene límite, ya que el hombre viene dotado para conocerlo todo. “¿Qué es la sabiduría sino el conocimiento de las cosas como ellas son?” (35), son injertos de la sabiduría.

1. Otros conocimientos:

Conocimiento de la sagrada escritura: “Por lo tanto, la Sagrada escritura debe ser el principio y el fin en las escuelas cristianas.” (136) El principio de la sabiduría es el temor a Dios, es reconocer el orden, el tiempo y la forma natural con que Dios ha dispuesto el desarrollo de cada ser, desarrollo que debe ser observado, ya que este proceso natural de desarrollo revela la manera en que el ser necesita ser tratado, cultivado, trasplantado; conscientes de que la naturaleza es la Palabra de Dios en acción perfecta, la cual debe ser imitada en el proceso de enseñanza aprendizaje del individuo en formación.

“Todo aquello en que instruyamos a la juventud cristiana después de las Escrituras sagradas (Ciencias, Artes, lenguas, etc.) debemos enseñarlo subordinándolo a dichas escrituras, para que pueda advertir y ver claramente que todo es simple vanidad si no se encamina a Dios” (138).

Comenio, como maestro, filósofo, teólogo y pedagogo, plantea cada aspecto para el proceso de enseñanza aprendizaje del individuo en formación; dando instrucción precisa de las renovaciones en la escuela, y cómo emplear cada nueva propuesta. Al proceso del entendimiento le dedica especial análisis, y propone:

• Dispuestos los instrumentos (libros y demás), formar el entendimiento antes que la lengua, y que la lengua no se aprenda por la gramática, sino mediante autores adecuados.

• Los remedios: remedios para los defectos naturales: imitar la naturaleza en el arte didáctico. No proponer remedios sin conocer previamente cuál ha sido el origen de la enfermedad.

• Conocer, es la razón básica para el aprendizaje: “las razones son los clavos, las cuñas, las ensambladuras, que sujetan con fuerza la cuestión y no la dejan vacilar ni caer. En efecto saber es conocer las cosas por sus causas” (88). Por esta razón el autor advierte de la necesidad de conocer sobre las opiniones de las gentes respecto a las invenciones de: las máquinas, el descubrimiento del nuevo mundo, el arte tipográfico, la pólvora, la escritura. “Lo que pareció inaccesible antiguamente sirve de risa a la posteridad” (43). El conocimiento de las artes y oficios es conocimiento indispensable que ocupa al educando de manera útil.

Valorar las ocasiones, ya que como seres mortales debemos reconocer las prioridades y las capacidades para ejercitar la inteligencia y aprovechar las capacidades al máximo sin llegar a ser holgazanes preparados: “Las ocasiones pásanse raudas (esporádicos los momentos) con cabello sólo en la frente, para que advertido esto, intentemos cogerlas por donde puedan cogerse” (54). Llevar al educando de manera activa al acercamiento del conocimiento sin causar defecto en la instrucción, permitiéndole conocer, descubrir, comprender de manera motivada; para ello la naturaleza nos permite observar el incierto de los experimentos para que requiera atención y tengamos necesidad de desentrañar las cosas con mayor esfuerzo.

La conversación y el diálogo en el aprendizaje desarrollan poco a poco lo que se desea al adoptar las materias y el estilo a los entendimientos, por medio de la natural conversación que excita y mantiene el espíritu sin cansancio, despertándose el deseo de escuchar, conocer, proponer y argumentar, “Por último, el juicio de las cosas difícil, para agudizar la diligencia y resolución de conocerlas” (54).

• Cuidados de la vida:

El cuerpo es la morada del alma, y como tal hay que defenderlo de las enfermedades y peligros. Para ello necesita de la humedad constante, traspiración frecuente, descanso alternativo, alimentos moderados para la perfecta función digestiva, ejercicios serios o recreativos, prudente empleo del tiempo destinado al trabajo, dividido en: ocho horas descanso, ocho horas actos extremos, ocho horas trabajos serios.

Maestro: preceptor

Es el hortelano que no carece de saber y cuidado (14); es, aun más, el “regenerador” (18) que está “Dotado de los ojos para guiar el camino” (22) pero que en su descuido por su comisión, muchas veces se convierte en el “Coartador” (18), con poderes similares al domador, por el conocimiento de dar forma. También son llamados “amaestradores de los estudiantes para un oficio” (21) o el “experto agricultor” (25). El que ayuda a que la semilla germine y el árbol tome la forma correcta. Es así como el preceptor debe ser de los “Notables por el conocimiento de las cosas y por la ponderación de costumbres”. (27) Pero igualmente Comenio comenta cómo la crueldad por los descuidos en alejamiento del bien por parte de los preceptores o maestros había hecho de la escuela un lugar mal visto y poco anhelado, y lo expresa así: “¡Qué vergüenza, infamia y evidente ingratitud! ¡Nosotros arrastrándonos siempre hacia la corrupción y aparentando la reparación! “(16)

Hombre - estudiante:

La niñez es la primavera o la mañana, la juventud el estío o el medio día, la virilidad el otoño o la tarde, la vejez el invierno o la noche (63). Compara al estudiante con el huerto, “cuanto mayor sea la variedad de conocimientos, más hermoso será el espectáculo...” (14) Estudiante que manifiesta la conducta cambiada, revelando armonía en su saber hacer y variedad de conocimientos; “El hombre mismo no es sino armonía”. (16) Armonía natural como todo lo creado por la perfecta mano del Divino diseñador; “Hecho por las hábiles manos de un insigne artista. Si llega a ser estropeado o desafinado no decimos por eso que no pueda ser jamás reparado o compuesto...” (16), y compara al estudiante con el reloj, con el espejo roto, y al maestro con el que repara cualquier milésima de daño que cause la disonancia en la función de éste.

La educación totalizante es su manera de proponer la armonía en la vida; es por este motivo que dice: “Todos los que hemos venido a este mundo, no sólo como espectadores sino también como actores, debemos ser enseñados e instruidos acerca de los fundamentos, razones y fines de las más principales cosas que existen y se crean”. (33) Para Comenio es indispensable educar al individuo en una manera totalizante, que sepa de todo y que todos aprendan lo mismo, pues sólo así el hombre será hombre: “Nadie puede creer que es un verdadero hombre a no ser que haya aprendido a formar su hombre, es decir, que esté apto para todas aquellas cosas que hacen el hombre” (20).

Comenio enlaza el concepto de hombre con todo aquél que está siendo formado, educado, instruido. Describe al hombre como: criatura racional, criatura señora de las demás criaturas (y de sí misma) y criatura delicia de su creador; para conocer un poco más de este proceso del hombre para llegar a ser hombre, es necesario conocer cómo aprende a formar su hombre; para este fin Comenio plantea la necesidad de la escuela, podríamos decir la escuela comeniana, ya que él replantea la escuela.

Hace una categorización de los educandos, para plantear posteriormente las diferentes maneras de enseñar y cómo transformar el barro en jarra útil. El vulgo necio y el prudente, los tardos y los ineptos: “son los troncos torcidos, que no sirven para ser labrados. “La indulgencia de los padres tuerce la natural inclinación de los hijos.” “¿Qué preceptor prepara al discípulo antes de sus lecciones haciéndole apetecer la cultura y apto para ella, y sometido a él en todo?” (45) Los agudos y los obtusos, los blandos y los dúctiles, los duros y quebradizos.

Este sometimiento al que Comenio se refiere es la intención profunda del docente por culminar la obra empezada; como el pintor no deja media su obra de arte, o como el constructor no deja las bases hechas y se va, el docente debe ver su obra de arte culminada; además habla del orden para formar al educando, orden igual al orden de las cosas. “Los agudos pero lentos, aunque complacientes. Estos solo necesitan espuela” (46) “; agudos y ávidos pero bruscos y tozudos”, son “odiados por la escuela… suelen resultar hombres grandes si se les educa con acierto” (45).

Da una lista de los lugares destinados a estas comunes enseñanzas:

Escuela

Taller de la humanidad, laborando para que los hombres se hagan verdaderamente hombres. Se le llama escuela a los estudios literarios, auditorios, colegios gimnasios, academias, etc. Con una tarea esencial: “En las escuelas hay que enseñar todo a todos” (33) y con un fin; formar hombres sabios de entendimiento, prudentes en sus acciones y piadosos de corazón (33). Hablando de la edad más indicada para este fin, menciona a la niñez o la temprana edad, la compara con la cera blanda, fácil de ser moldeada, al igual que al arbolito; se le puede trasplantar a un mejor ambiente, también darle la forma deseada, refiriéndose al proceso de educar – formar, ya que la educación lleva al conocimiento asegurando la virtud, evitando a toda costa la maldad, que es el desconocimiento del bien. También señala la dificultad para el aprendizaje por los horarios extendidos que resultan fatigosos, y propone el horario para el aprendizaje en las escuelas que debe ser de dos horas (37): “Que esta enseñanza sea fácil en extremo y nada fatigosa, bastando cuatro horas de ejercicios públicos y de suerte que un solo preceptor sea bastante para instruir a cien alumnos con diez veces menos trabajo que el que actualmente emplean con un solo” (41).

“Llamo escuela que perfectamente responde a su fin, a la que es un taller de hombres: es decir, aquella en la que se bañan las inteligencias de los discípulos con los resplandores de la Sabiduría para poder discurrir prontamente de todo lo manifiesto y oculto” (37); la sala debe estar llena de luz, limpia, y adornada de pinturas de todas partes. Comenio visiona para el educando una formación integral, con preceptores que mantengan viva y en alto la misión de formar, con escuelas adecuadas para el logro de estos procesos, a lo cual dice: “De igual modo, la escuela, al intentar formar al hombre, debe procurar formarlo totalmente para hacerle igualmente apto para los negocios de esta vida que para la eternidad, a la que se le enderezan todas las cosas que le anteceden” (83).

Tercer avance

Estructura para la educación

La pedagogía

La pedagogía se manifiesta en la Didáctica Magna, desde la reforma educativa que propone nuevos modelos de organización en la escuela, en los saberes, en el material didáctico para los educandos y los docentes, en la disciplina, de manera que desde su Didáctica Magna, el pedagogo Juan Amós Comenio orienta - conduce la pedagogía a transformaciones en el arte de enseñar; formula una educación escolar que debe ir distribuida por edades, materias, contenidos, hace recomendaciones didácticas en favor de la formación del educando, a través de los siguientes planteamientos: el cómo debe iniciarse este proceso, qué debe enseñarse, cómo debe enseñarse lo que hay que saber, a lo que denomina como Métodos; la necesidad y el porqué de un libro guía, presenta la disciplina como la materia; el arte que consigue formar la perfecta armonía, y para esto hace mención de la necesidad del estímulo y la reprimenda, y finalmente, para el completo pulimento de la juventud, expone las cuatro escuelas según los distintos periodos: 1. La infancia a la escuela maternal o gremium maternal, 2. La puericia a la escuela de las letras o pública, 3. La adolescencia a la escuela latina o gimnasio y 4. La juventud a la academia o excursiones.

Métodos

a. Método de las ciencias en particular: “Si se quiere engendrar en los discípulos verdadero y exacto conocimiento de las cosas hay que procurar que la enseñanza sea por medio de la propia intuición de la demostración sensual” (Comenio, 2002: 111).

Para investigar los secretos de las ciencias, el conocimiento debe empezar por los sentidos: el ojo del entendimiento para la inspección de la cosa. Los objetos, que son la cosa presentada, y la luz, la atención debida para la explicación de la cosa o la narración. Con este propósito el autor señala la necesidad de presentar a los educandos modelos o imágenes, cuadros o pinturas hechos para la enseñanza, para fijar en los niños lo dicho; observar de manera real, no en sombras, sino con cosas solidas, que den perpetuidad al conocimiento, y así hacer didáctico el proceso de enseñanza y de aprendizaje: facilitar el saber por comprender la cosa a través de los sentidos.

“Saber es percibir un objeto por sus causas” y “el método de enseñanza debe seguir el orden de las cosas: lo primero antes; lo posterior, después” (113).

b. Método de las artes: “Lo que ha de hacerse, debe aprenderse haciéndolo”(116).

El arte requiere del modelo, que es lo que se intenta producir como semejante; la materia, la que recibe la nueva forma; la herramienta, con la que el artesano realiza el trabajo. La escuela será entonces un taller en la que los artesanos hacen presenciar los trabajos para ser imitados; se entiende la escuela como lugar para destinarse a la preparación, la ejercitación, la construcción; se emprende la obra de componer o ensayar hasta haber desarrollado la capacidad de reproducir el modelo por el conocimiento de las cosas y con la debida utilización de las herramientas, teniendo en la cuenta “… que la forma de lo que haya de hacerse sea la más perfecta posible…” (119).

El modelo debe ser lo más perfecto posible, para obtener una copia similar, y se deben ofrecer asuntos propios a la edad del educando, teniendo en la cuenta que “los ejercicios deben comenzar por los rudimentos, no por lo trabajos serios” (117); el artesano o maestro debe considerar que todo el arte que se destine a ser practicado debe ser un conocimiento no limitado a la escuela, sino para la vida; para esto, el maestro debe tener especial cuidado con la primera formación: escoger modelos sencillos y fáciles de imitar, no precipitar la labor, ya que ésta debe ser hecha con el mayor cuidado posible para evitar corregir; “Estos ejercicios deben continuarse hasta adquirir el hábito del arte, pues sólo el uso es quien hace artífices” (112).

c. Método de las lenguas: “El estudio de las lenguas debe ir paralelo al conocimiento de las cosas” (122) y “Cada lengua debe aprenderse por separado” (123), aprendiendo, entendiendo y expresando tantas cosas como palabras. Para esta formación deben proponerse temas de acuerdo con la edad, y en “los primeros ejercicios de la nueva lengua han de hacerse sobre materia conocida” (124). El estudio de estas lenguas se divide en cuatro edades: la infantil o balbuciente, aprenden de cualquier modo; la pueril o adolescente, aprenden con propiedad; la juvenil o florida, aprenden con elegancia; la viril o potente, aprenden con energía.

Los libros didácticos son cuatro, en conformidad con los grupos por edades (mencionados anteriormente): el vestíbulo, maneja el silabeo, por medio de refranes o proverbios, indicar las declinaciones y conjugaciones. La puerta, Con los vocablos más comunes, en más o menos ocho mil de los vocablos más usados, acompañados de la forma gramatical breve y sencilla, que expone la forma de escribir, formar, pronunciar, y construir las voces. El palacio es el compendio de diversos discursos, de diferentes temáticas, con referencia de autoría y con la inscripción de las diversas maneras de variar y matizar las frases y oraciones. El tesoro, la lectura de algunos autores, y el conocimiento de otros, para posteriores lecturas. Todos estos materiales escritos, con el fin de perfeccionar la lengua, y como medio didáctico que facilite la organización de las clases.

d. Método de las costumbres: es catalogado por el autor, como un arte. Y así encontramos las virtudes básicas: la prudencia, “se conseguirá en una recta enseñanza aprendiendo las diferencias verdaderas de las cosas y su exacto valor” (128). La capacidad de sobreponerse al mal, y ser instrumento del bien, debe ser la costumbre en la que el niño se forme. Teniendo en la cuenta la templanza, la formación de hábitos regulados, para el sano desarrollo físico y mental, que toma en la cuenta lo debido en las comidas, sueño, trabajos, recreos, silencios, vigilias y educación.

La fortaleza, o dominio propio; con la voluntad equilibrada, en el buen obrar y el buen hacer, regulado por la razón, para llegar a ser cada hombre amo y señor de sí mismo, sabiendo de ante mano qué decisión tomar entre el deseo y lo que es debido. La justicia, el respeto por sí mismo y por los demás, la valoración de la amabilidad, dotado de un comportamiento presto a ayudar, desarrollándose útil, educado en su trato, con el apoyo de el preceptor, que corrige “…con sumo cuidado lo que note de abandono, imprudencia, rusticidad, orgullo, etc.” (130)

“La educación de las virtudes debe comenzar desde la primera edad, antes de que los vicios se apoderen del espíritu” (130). Es preciso sembrar en un terreno limpio de cizañas, para cultivar en esperanza de una buena cosecha: “las virtudes se aprenden ejecutando constantemente obras honestas” (130); el modelo que se le presenta al niño debe ser fácil para ser copiado por éste, de aquí que el precepto y el ejemplo deben ir de la mano; por este motivo “Hay que guardar con toda diligencia a los muchachos de las malas compañías para que no se corrompan” (131).

Los enemigos del sembrado están prestos a mezclar la cizaña y hacer brotar en todo tiempo la corrupta naturaleza, por este motivo es la disciplina el medio eficaz para corregir, no tanto las letras, sino las buenas costumbres “… con reprimendas y castigos, con palabras y azotes, conforme la gravedad del asunto lo demanda: siempre a continuación de la falta, para sofocar en su primer brote al vicio que nace, o mejor si es posible, arrancarle de raíz” (132).

e. Método de inculcar la piedad: es un don Divino siendo el maestro, el Espíritu Santo, y los padres y preceptores, los encargados de regar y cuidar las plantas del paraíso. El escoger la buena parte según lo refiere el autor desde Lucas 10:42 es lo más necesario a la formación; es estar presto a escuchar y seguir las palabras de quien mana la Sabiduría, y ya habituados a hacer el bien, no será posible mudarse, teniendo claro el conocimiento y “…la consideración de que nadie puede, en modo alguno, fijar aquí su morada” (135), ya que el destino de cada cual puede llegar a ser la eternidad, lo cual afecta cada decisión que el hombre tome; su destino sempiterno. Con este fin es indispensable “la lectura de la Sagrada Escritura, el ejercicio del culto divino y las buenas obras externas” (136).

Las letras Divinas, o la Palabra de Dios es uno de los medios como Dios se

revela, es por tanto necesario el espaciarse en este conocimiento: “El culto externo de Dios es la oración acerca de Él” (139), el predicar, orar de rodillas, alabarle con cánticos, el culto interno, conducen a estar perpetuamente en su presencia: el cuerpo y alma en espíritu y en verdad ligados al creador. “Todo aquello en que instruyamos a la juventud cristiana después de las Escrituras Sagradas (Ciencias, Artes, lenguas, etc.), debemos enseñarlo subordinándolo a dichas Escrituras” (138), y por medio de este conocimiento será revelada claramente la vanidad de todo aquello que no encamine la vida humana a Dios.

La escuela de Dios: “… es el Rector y supremo Director el Espíritu Santo; profesores y maestros los Profetas y Apóstoles, santos varones todos instruidos en la verdadera Sabiduría… en donde los discípulos son únicamente los elegidos de Dios de entre los hombres, por el Cordero; los Inspectores y custodios, los Ángeles, y los Arcángeles, los Principados y Potestades de los cielos” (145), el orden supremo y la armonía celestial, debe ser la vida a seguir e imitar. El temple en los afectos se da únicamente por los “…buenos ejemplos, palabras suaves y afecto sincero y franco continuamente” (157). No se debe con exceso dar la corrección; con palabras de estimulo o reprimenda se debe enseñar, exhortar, ordenar y reprender. “¡Felices los artistas que sepan utilizar este temple! ¡Dichosa la juventud con educadores de esta clase!” (158).

Las escuelas

Juan Amos Comenio propone las escuelas y especifica las edades y las áreas para cada una de éstas:

La escuela materna

La metafísica, en la que los sentidos externos son ejercitados, se aprende a distinguir los objetos. Se inculcan de forma general todas las cosas, y empiezan a comprender los términos: “…algo, nada, ser, no ser, así de otro modo, dónde, cuándo, etc., semejante y diferente” (162). La física, en los seis primeros años de edad, distinguir y nombrar el agua, el fuego, el árbol, el ave, el pez, etc., fundamento de lo natural de la ciencia. La óptica, distingue, nombra y hace diferencias, en la luz, la sombra y los colores. La astronomía, conoce lo que se nombre; cielo, estrellas, luna y sol, advierte cuándo salen y se ocultan. La geografía, aprende, reconoce y nombra; el valle, la llanura, el río, etc.

La cronología, comprende y maneja los términos, hora, día, semana, ayer, hoy y mañana. La aritmética, observa, significa, sabe, nombra, reconoce y hace diferencia entre las cantidades de poco y mucho, y los números hasta diez. La geometría, miden con palmos codos y varas, comprenden y diferencian, tamaños y formas. La estática, observan cómo se pesa en la balanza y aprende a distinguir los términos pesado y liviano, sopesan con las manos.

La mecánica, aprendizaje natural al permitirles con prudencia trasladar objetos de un lugar a otro y colocarlos de diferentes maneras, o atando y desatando. La dialéctica, arte de la razón que el niño advierte al conversar, por el efecto de preguntas y respuestas. Se le debe enseñar a preguntar adecuadamente y a contestar con precisión. La gramática infantil, pronuncia las letras, silabas y palabras correctamente. La retórica, atiende a la mímica y emplea la entonación correcta al preguntar, o contestar.

La poesía, aprendizaje de versos morales, rítmicos o métricos. La música, aprendizaje y entonación de salmos, e himnos cortos. La economía, aprende los principios de la ciencia doméstica al distinguir y nombrar los miembros de la familia, las partes de la casa, y además refiere el uso de los instrumentos de la casa. La política, lo externo o fuera de la casa. Solo si se da cuenta de ello, al compartir o al oír inesperadamente nombrar estos lugares y personajes (curia, senador, etc.). y por último la ética, encierra la templanza, la limpieza, la veneración, la veracidad, la obediencia, la justicia, la caridad, el trabajo, el silencio, la paciencia, la cortesía, la urbanidad, la religión y la piedad.

La Escuela Común

Para alumnos entre seis y trece años; instruyendo en lo útil para la vida entera, que mezcla lo útil con lo agradable. “… educación general de todos lo que han nacido hombres para todo lo que es humano” (167). Educación con fines y objetivos distribuidos así: leer y escribir con facilidad el idioma propio. Numerar y medir, en función de las necesidades comunes. Canta y memoriza las salmodias. Puede según sus aptitudes comenzar la música figurada: conoce la historia general de la creación, la pérdida y su restauración, en la historia desde el génesis, según la Biblia, aprenden lo principal del cosmos; partes y ubicación de reinos, ciudades, montes, ríos, etc. Las cosas extrañas o difíciles de comprender necesitan ser explicadas antes de que se entiendan.

Los libros están titulados según las distintas partes del jardín: libro de la primera clase es El plantel de violetas; el segundo, La rosaleda; el tercero, El Vergel. ”… nuestro propósito es que los que nada saben puedan alcanzar el conocimiento de las artes liberales y las ciencias, y para esto no hemos de hablarles en términos extraños ni lenguas extranjeras” (171); para este conocimiento es necesario el estudio de la lengua patria, el latín, y lo suficiente en griego y hebreo. El aprendizaje de estos libros es con base en las siguientes reglas: dedicación de cuatro horas diarias a los estudios, dos en la mañana dedicadas al desarrollo de la memoria y el entendimiento, y en la tarde al ejercicio de la mano y la palabra; variando e intercalando las actividades comunes con concursos que tengan en la cuenta resaltar la memoria, la escritura, la canción.

La Escuela Latina

Capacidad de expresar, definir, exponer y argumentar todos los conceptos en el idioma patrio y el latín; lo suficiente en griego y hebreo. Apto para hablar con elegancia cualquier tema propuesto. Que desde la geografía y la física conozcan la constitución de mundo, reinos, ríos, mares, la fuerza de los elementos, la estructura corporal, y que sepan de memoria los tiempos y los cambios humanos, políticos, etc. “Queremos que al terminar el curso de los estudios de estos seis años, sean los adolescentes, si no perfectos en todas estas materias, por lo menos que tengan sólidos fundamentos para una futura erudición perfecta” (174).

En la Escuela Latina, las clases son: gramática, física, matemática, ética, dialéctica y retórica, y para cada clase debe construirse un libro de historias, destinados así: de historias bíblicas, de los seres de la naturaleza, de los seres artificiales, de las invenciones de las cosas, historias morales, de virtudes, de ritos de diversos naciones, del mundo, de los países y especialmente de la patria. El tiempo de las clases esta dividido así: las dos horas de la mañana, primeramente al sagrado ejercicio de la piedad, luego la ciencia escogida, y en la tarde la primera hora dedicada a la historia y la segunda según la materia, a ejercicios de estilo, manuales y palabra.

La Academia

Se le “…reserva a las academias el más elevado conocimiento y desarrollo de las ciencias y todas las superiores enseñanzas” (178), en la que debe estudiarse, lo universal. Para este fin los profesores deben ser…sabios y eruditos de todas las ciencias, artes, facultades y lenguas…” (178). Las academias no deben permitir los estudiantes ociosos, los que no buscan lo recto, los que no aprovechan el tiempo, “así donde no hay ninguna peste no habrá contagio alguno: atentos todos a lo que deba hacerse” (179).

El orden general de las escuelas rectamente guardado

El método de enseñar y el alcance de la perfección. Los libros ofrecen la erudición de manera preparada, “…mediante procedimientos, que asimismo dispuestos se ponen al alcance de su mano” (183). Al plantear el porqué de la necesidad de producir libros en el arte tipográfico recientemente descubierto, el gran pedagogo Comenio advierte que aunque más trabajo y costo lleve, es más adecuado, más rápida la reproducción de los libros y más exacta y elegante. Requiere de un original, revisado y corregido, y aunque sean miles, la labor es ya finalizada por la imitación del perfecto modelo.

Entonces el maestro podrá enseñar todo, por tener todo redactado. Es necesario que los “…libros contengan todo cuanto hace relación a la completa instrucción de las inteligencias, a fin de que nadie pueda dejar de aprender con ellos lo que debe saberse” (184). Los libros deben ser didácticos y de dos maneras; los reales para los alumnos, y de información para los maestros o preceptores, éstos segundos informan cómo enseñar los reales. Con los libros, la voz del maestro queda registrada, y cada vez que el estudiante regrese al libro las leves huellas estarán allí impregnadas de tinta, pero que con el tiempo desaparecen, llegando a ser el libro un maestro mudo, que requiere de la intervención oportuna y explicativa del preceptor, para convertir en real el efecto de imprimir en el alma, por la comprensión lograda.

La palabra del preceptor debe ser suave y llana al enseñar, “…debe infiltrarse en el alma de sus discípulos a modo de aceite suavísimo, inculcando en ellos al mismo tiempo el conocimiento de las cosas” (185). El proceso de imprimir requiere de diferentes maneras de presión: suave para las hojas blandas y con mayor fuerza comprimidos, los papeles más duros. Asunto similar ocurre al disciplinar a los discípulos, “así todo el que ingresa en las escuelas debe quedar sometido a la disciplina común” (185).

La disciplina tiene grados diversos: la atención constante es el primero, por donde vayan deben ser seguidos con la vista, recordando que somos hijos de la desobediencia de Adán. La segunda, la reprensión, con la que se encaminan de nuevo los extralimitados. Y el castigo, para los que se resisten a las indicaciones o advertencias. Esto debe hacerse con mucha prudencia, pues la finalidad es estimular el cumplimiento del deber con entusiasmo.

Las escuelas públicas deben cerrarse una vez al año, en otoño, llegando así todos los discípulos a tiempo y pasando a la siguiente clase igualmente juntos, a semejanza con la imprenta, en la que las hojas pasan simultáneamente del pliego A al B y así sucesivamente. Se debe contemplar la necesidad de los descansos luego de los periodos de trabajo, para las honestas diversiones. Pero pendiente de no perderlos a todos de vista. La manera de conocer que todo ha quedado impreso es posible “…mediante los repasos, exámenes y concursos” (187).

Los requisitos necesarios para comenzar la práctica de este método universal

“…sólo me mueve el amor de Dios y el deseo de mejorar los asuntos públicos y particulares de los hombres, de tal manera que no puedo resignarme a pasar en silencio todo lo que me sugiere mi oculta inclinación” (191). Las lamentables problemáticas educativas de la época comeniana, cuando el desorden y la falta de método reinaban en las escuelas, fueron razón suficiente para despertar en el pedagogo Juan Amós Comenio el deseo por repensar las correctas formas, lo indicado y necesario en la educación escolar huyendo y volviendo a empezar una y otra vez su labor de pedagogo escritor; escribió con detalle la educación debida en cada etapa de la vida escolar; comprometió a madres, preceptores, maestros, artistas, escritores, tipógrafos, magistrados a soñar con otras maneras de vivir, provocada por los cambios en la formación del hombre, por la educación escolar que acogiera a ricos, pobres, hombres y mujeres, obtusos y frágiles, toscos y obstinados; en este proceso continuo y metódico, con fines sempiternos al encaminar los propósitos “…al fomento de la gloria de Dios y la salvación del humano linaje” (189).

Es de admirar en el pedagogo Juan Amos Comenio, la manera tan intensa como acoge su misión de formador, y como engendra en otros su deseo por el cambio humano. Refiere a Sócrates por haber preferido dedicarse a la educación de la juventud que a ejercer la magistratura, y dijo: “…es mucho más útil a la República el que hace a muchos aptos para gobernarla que el que por sí la gobierna” (191).

Conclusiones

La enseñanza como lo dijera Olga Lucia Zuluaga, en su escrito Pedagogía y Epistemología. “Llegó en el siglo XVII a constituirse en un discurso metódico, capaz de articular una forma de ser del maestro, unos procedimientos específicos, un lugar delimitado (la escuela), unos contenidos y una caracterización de la forma de aprender el discurso”. (Zuluaga, 2003: 36). Los planteamientos comenianos señalan las delimitaciones de la enseñanza, estableciendo el orden en los contenidos por áreas y el desarrollo de algunas competencias útiles, para la vida del aprendiz.

Según Eloísa Vasco Montoya,

“la enseñanza sería una manera de manejar los saberes que posibilita un clima afectivo e intelectual favorable a la construcción y apropiación de los conocimientos. La enseñanza se fusiona con las formas o las maneras de enseñar, con los procedimientos con los métodos, con las actividades que plantea o posibilita el maestro” (Montoya, 2003: 196). Comenio sugiere al preceptor o docente, la manera amena de mostrar los modelos, la enseñanza adecuada como medio para retener a los aprendices; haciendo de la enseñanza, una semejanza, con la labor del sembrador, que con paciencia y dedicación ayuda en el cuidado del huerto.

La escuela comeniana, esta preparada para acoger al educando, en un ambiente iluminado, adornado, tranquilo, bello, dispuesto con todo lo necesario al proceso de enseñanza aprendizaje, de las diferentes áreas. Además propone la escuela pública que acoge a todos los educandos, los cuales son distribuidos por edades, para el aprendizaje de diversos conocimientos.

El educando, es el aprendiz, el que debe ser modelado a la imagen de su creador, debe ser instruido para el bien obrar y el bien hacer, debe ser temeroso de Dios, debe adquirir los conocimientos necesarios para llegar al estado de hombre, como lo expresara Comenio: “Nadie puede creer que es un verdadero hombre a no ser que haya aprendido a formar su hombre; es decir que esté apto para todas aquellas cosas que hacen el hombre” (20).

El conocimiento impartido para el escolar, tiene un eje central: la sabiduría, por el conocimiento de Dios; un texto guía, la Biblia, que hacen posible la erudición, las buenas costumbres, dando temperancia a cada deseo y acción del educando, para una práctica de la piedad, que le permita abandonar toda carga inútil, para la vida sempiterna.

Juan Amós Comenio, como pedagogo, hizo reflexiones sobre la educación, motivado por establecer las escuelas públicas, que permitieran la educación totalizante, todo a todos, en igualdad de derecho por el aprendizaje; para ello, especificó la didáctica y una estructuración a la educación, que permitiera humanizar al hombre por medio de una enseñanza, digna y global.

Bibliografía

Comenio, Juan Amós. La Didáctica Magna. Porrúa. Méjico. 2002, p 198.

Mora, Gabriel de la. Prologo. En la Didáctica Magna. Porrúa Méjico. 2002, p30. 198p.

Vasco Montoya, Eloísa. (2003). Pedagogía y Epistemología. Bogotá, Colombia:

Editorial Magisterio.

Zuluaga, Olga Lucia. (2003). Pedagogía y Epistemología. Bogotá, Colombia:

Editorial Magisterio.

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