Didáctica Magna
sofylolita22 de Octubre de 2014
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En el presente ensayo hablare de la obra del autor Juan Amós Comenio, Didáctica Magna. La cual transformo a la pedagogía en la ciencia de la educación, e hizo que los pedagogos crecieran y se transformaran en profesionales forjadores de ciudadanos; y coloco al alumno como centro educativo, haciendo que todo fuera a su servicio: maestros, textos, aulas y métodos. A esta obra debe la creación de la escuela popular, a la que todos tienen acceso a la educación: hombres y mujeres, pobres y ricos, párvulos y adultos, superdotados y atípicos. Este libro implanta el método activo, aprender haciendo por el que el alumno crea su propio conocimiento con la memoria de la experiencia, antes que con la memoria de la palabra.
DIDACTICA MAGNA.
CAPITULO I
EL HOMBRE ES LA CRIATURA POSTRERA, LA MÁS ABSOLUTA, LA MÁS EXCELENTE DE TODAS LAS CRIATURAS.
Al pronunciar Pittaco, su famoso conócete a ti mismo, acogieron los sabios con tanto entusiasmo dicha sentencia, que para entregarla a la plebe afirmaron que había descendido del cielo, y cuidaron de que fuera inscripta con letras de oro en el frontispicio del templo de Apolo en Delfos, a donde concurrían gran multitud de hombres. Esto nos dice que se fingió que el conócete a ti mismo bajo del cielo para así los hombres de ese pueblo lo creyeran y lo llevaran a cabo y sobre todo que lo creyera. Lo fundamental para el hombre es conocerse a sí mismo como una criatura de Dios que está hecho a imagen y a semejanza de Dios. Con esto nos da un panorama absoluto de los dichosos que somos al encontrarnos en esta vida.
CAPITULO II
EL FIN DEL HOMBRE ÉSTA FUERA DE ESTA VIDA
Que criatura tan excelsa como lo es el hombre, debe estar necesariamente destinada a un fin superior al de todas las demás criaturas; a saber, que unida a Dios, cúmulo de toda perfección, gloria y bienaventuranza, goce con él eternamente de la gloria y beatitud más absoluta. Aunque esto se halla suficientemente expresado en la Sagrada Escritura, no será labor en balde que reseñemos los modos mediante los cuales Dios nos ha representado en esta vida nuestro último fin. En primer lugar, Dios no mando al hombre secamente que existiera, sino que, le formó con sus propios dedos un cuerpo y le inspiro un alma de sí mismo. Todas las cosas que hacemos y padecemos en esta vida demuestran que en ella no se consigue nuestro último fin, sino que toda ellas tienden más allá, como nosotros mismos. Triple es la vida de cada uno de nosotros, y triple es también la mansión de esta misma vida: el útero materno, la tierra y el cielo. En el primero recibimos la vida, en la segunda la vida, el movimiento, el sentido con las primicias del entendimiento y en la tercera la plenitud absoluta de todas las cosas. Del primero se va a la segunda por el nacimiento, de la segunda a la tercera por la muerte y la resurrección, de la tercera no se sale jamás por toda la eternidad.
CAPÍTULO III
ESTA VIDA ES TAN SOLO PREPARACIÓN DE LA VIDA ETERNA.
Aquí se trata de que solamente el crepúsculo se prepare a ser habitación e instrumento adecuado del alma para su fácil empleo en la siguiente vida que hemos de disfrutar bajo el firmamento.
Tan pronto como aquello esta conseguido, salimos a la luz, porque ya nada tenemos que hacer en las tinieblas. Y si algunos se ven arrebatados antes estando desprevenidos, son más bien empujados a la muerte, y en lo que uno u otro caso acontecen por la culpa de los hombres pero con permiso de Dios.
Cualquiera que sea la parte del mundo visible que examinamos nos llevara a la conclusión de que no ha sido creado para otro fin más que el de servir de generación, crianza y ejercicio.
Todo tiene existencia por causa del hombre. El mundo no ha de tener mayor duración que la necesaria para completar el número de los escogidos, en cuanto esto se haya realizado el cielo y la tierra pasaran y no hará lugar para ellos, surgirá un cielo nuevo y una nueva tierra, en la que habita la justicia.
¡Dichoso aquel que saca sus miembros bien conformados del vientre de su madre! ¡Feliz mil y mil veces el que saque de este mundo su alama llena de perfección!
CAPITULO IV
CONOCERSE REGIRSE Y ENCAMINARSE HACIA DIOS, TANTO ASI PROPIO COMO TODAS LAS DEMAS COSAS DE UNO MISMO, SON LOS TRES GRADOS DE LA PREPARACIÓN PARA LA ETERNIDAD.
El fin último del hombre consiste en la bienaventuranza eterna con Dios deduciendo cuales son los fines secundarios y adecuados a esta vida transitoria de las mismas palabras al formar al hombre a su imagen y semejanza
El hombre está colocado entre las criaturas visibles para que sea criatura racional: que es ser observador, denominador y clasificador de todas las cosas (génesis), conocer la constitución del mundo y la fuerza de los elementos “cuanto existe” y en realidad puede ostentarse la denominación de animal racional si se conoce la causa de todas las cosas.
Criatura señora de las criaturas: consiste en poder disponer de ellas conforme a sus fines legítimos en provecho propio (poder moderar con prudencia los movimientos y las acciones internas como externas).
Representar ser la imagen de Dios es representar vivamente el prototipo de su perfección.
Creatura imagen deleite de su creador
Los requisitos genuinos del hombre son:
1 Que sea conocedor de todas las cosas
2 Dueño de ellas y de sí mismo
3 Encaminarse a él y todas las cosas hacia Dios origen de todo la erudición (comprende el conocimiento de todas las cosas artes y lenguas) la virtud y la religión o piedad ya que estos tres elementos forman el todo hombre en esta vida lo demás son aditamentos como la salud y la riqueza.
CAPITULO V
LA NATURALEZA HA PUESTO EN NOSOTROS LA SEMILLA DELOS ELEMENTOS ANTEDICHOS (ERUDICIÓN, VIRTUD YRELIGIÓN).
La sabiduría consiste en volvernos hacia la naturaleza y restituirnos a aquel estado de que venimos. Dice asimismo: No es bueno el hombre, pero es creado para el bien; con el fin de que acordándose de su origen procure asemejarse a DIOS. Propio es de la divina sabiduría no hacer nada en balde, o sea sin fin alguno y sin los medios proporcionados para conseguirle. Por lo tanto, todo cuanto tiene existencia existe para algo y está dotado de los órganos y elementos necesarios para obtener su determinado fin, el hombre ha sido creado con aptitud para la inteligencia de las cosas, para el buen orden de las costumbres y para el amor de DIOS sobre todas las cosas. Sirach afirma que la Sabiduría puso fundamentos eternos en el hombre y son ERUDICION, VIRTUD Y RELIGION, puestos en nosotros hacen una maravilla al hombre, admitido por todos que el hombre nace con aptitud para adquirir el conocimiento de las cosas, en primer lugar porque es imagen de Dios. La imagen, sí es fiel, debe representar y reproducir todos los rasgos de su modelo, de otro modo no sería verdadera imagen. El conocimiento es infinito e ilimitado al entendimiento no se le pueden fijar límites ni en el cielo ni más allá del cielo; lo mismo asciende hasta los cielos de los cielos que desciende al abismo de los abismos; y aunque estos espacios sean millares de veces más extensos los recorre con increíble rapidez. El hombre ha sido llamado por los filósofos microcosmos, compendio del Universo, que encierra en sí cuanto por el mundo aparece esparcido. Es inmanente en el hombre el deseo de saber, y no solamente tiene tolerancia en los trabajos, sino inclinación a ellos. Cuanto mayor sea nuestro empeño en esta vida para alcanzar la erudición la virtud y piedad nos aproximaremos a la consecución de nuestro último fin siendo objetos de nuestra vida.
CAPÍTULO VI
CONVIENE FORMAR AL HOMBRE SI DEBE SER TAL
La ciencia de las cosas es propio de Dios conocer las cosas sin principio, pero el hombre no puede hallarse y es grato haber recibido la luz de la mente gracias a la cual pueden apreciarse las obras de Dios y reunir la inteligencia. Nadie puede creer que es hombre a no ser que haya aprendido a formar a su hombre, para que esté apto para las cosas que hace el hombre, de ahí todas las criaturas destinadas a usos humanos no sirven para ello a no ser que nuestras manos los adapten. En general a todos es necesaria la cultura pero los inteligentes necesitan más esta disciplina porque su entendimiento despierto se va apagando por la búsqueda de cosas inútiles o perniciosas, el espíritu ágil desprovisto de cosas serias se enreda en cosas vanas o curiosas que serán causa de su muerte. Todos los que nacieron se precisa de enseñanza porque es necesario que sean hombres no bestias feroces, no brutos, ni troncos inertes por tanto más sobresaldrá cada uno a los demás cuanto más, instruido este sobre ellos. Por eso el que no aprecia la sabiduría y la disciplina es un mísero y su esperanza es vana, sus trabajos infructuosos y sus obras inútiles.
APITULO VII
LA FORMACION DEL HOMBRE SE HACE MUY FÁCILMENTE EN LA PRIMERA EDAD, Y NO PUEDE HACERSE SINO EN ESTA.
La formación del hombre debe empezarse con la edad primera, por la incertidumbre de la vida presente, el alma en nosotros vivientes se forma para el conocimiento y participación divina para que con él se gane o se pierda la gracia de dios por toda una eternidad
Que se instruya para las acciones de la vida antes de empezar a obrar, debe naturalmente empezar la formación, puesto que la vida ha de pasarse no aprendiendo sino operando. Todas las cosas se forman más fácilmente mientras son tiernas .La condición de todo lo nacido es que mientras esta tierno fácilmente se dobla y
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