La Fiesta Esta Por Empezar
Javi33201218 de Septiembre de 2012
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La fuente de la poesía envía largas serpentinas de voces desde cualquier lugar (Historia de la Poesía). El bosque, el mar, el asfalto, la montaña, los campos florecidos o nevados -yo, ahora que empieza la primavera, tengo cerezos y ciruelos en flor (Tierra Indígena).
¿Quién es el que pregunta si puede publicar uno, varios o muchos cuentos o poemas?
Esta página es el lugar que imaginé para reunir vuestras voces, en el bosque, el mar, el asfalto… Pueden enviar todos los escritos que deseen, editarlos acá.
Muchísima gente va a leerlos, van a atravesar la alegría, el dolor y la esperanza de muchísima gente, van a llegar a espíritus aún despiertos -¿o aún dormidos?- y a espíritus que no se sabe dónde han despertado (Antropogénesis según Steiner).
La poesía es una locura incurable y eterna. Junta palabras como flores -flores negras o blancas- y se las da en ramos ardientes a las almas (La locura de Don Quijote).
Conocidas, desconocidas, almas siempre hermanas.
La mano tiene la urgencia de escribir sobre el papel los signos que están durmiendo en todos los otros órganos del cuerpo y del alma, y dárselo a cualquiera. Antes de escribir, el ser humano es poesía; al dársela al papel, la transmite a posibles, infinitos destinatarios.
¡Envíen todos sus escritos, Poetas!… Sus cuentos, sus fragmentos de diarios…
Los surrealistas ya certificaron que la poesía debe ser hecha por todos. ¿O fue el conde de Lautréamont el que lo dijo, y los surrealistas lo sacralizaron? (Lautréamont y el surrealismo).
Perdón, porque a veces no voy corriendo a fijarme si lo que les digo es rigurosamente exacto. Mi anecdotario tiene páginas en blanco y letras borradas por el tiempo (La memoria y el olvido) , pero conserva con fuerza de sentencia dos mensajes sagrados:
“La poesía debe ser hecha por todos” y “No hay poeta ni malo ni bueno; no hay poeta que en alguna ocasión de su vida no haya escrito el mejor verso del mundo”.
De versos y de cuentos se trata la poesía. ¿Listos?
Basta con que respondan a esta o a próximas entradas, y a la respuesta le adjunten sus escritos. Tampoco es necesario que digan nada de lo que yo les escribo, ni de lo maravillosa que soy; sencillamente, transcriban lo que escribieron.
La fiesta está por empezar.
Ya demasiada gente la anticipó: escritos para siempre de José I., de Joise, de Judith, de María José, de la muy blanca y ahora ausente Blanca Estela y otros, tantos que, como Celeste y Celestino, recién ahora se me ocurren para agregarlos, queriéndolos tanto.
A propósito de ausencias, leí una broma de Macedonio Fernández (Macedonio Fernández, precursor del Don Quijote), que me hizo reír mucho:
“En aquel café había tantos ausentes que ya no cabía nadie”.
Aparte, como la prosa también es la poesía a veces con derechos muy legales, les envío el comienzo del cuento más hermoso que he leído en esta última época -de lectora, época, digo.
Lo extraigo de La rebelión de la flor, de la uruguaya Armonía Somers, que publicó el Cuenco de Plata de Argentina.
El derrumbamiento
“Sigue lloviendo. Maldita virgen, maldita sea. ¿Por qué sigue lloviendo?” Pensamiento demasiado oscuro para su dulce voz de negro, para su saliva tierna con sabor a palabras humildes de negro. Por eso es que él lo piensa solamente. No podría jamás soltarlo al aire. Aunque aun como pensamiento es cosa mala, cosa fea para su conciencia blanca de negro. Él habla y piensa siempre de otro modo, como un enamorado: “Ayúdame, virgencita, rosa blanca del cerco. Ayúdalo al pobre negro que mató a ese bruto blanco, que hizo esa nadita hoy.
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