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La Gemela Guerrera


Enviado por   •  30 de Enero de 2014  •  1.712 Palabras (7 Páginas)  •  274 Visitas

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Dos jovencitas y un secreto... Una trampa para evitar el matrimonio o para atraer el amor!

Fiona MacElder se niega a casarse con un hombre que no ama, un hombre que lo único que busca es incrementar su poder y la posesión de las tierras de su clan. Tiene la suerte de contar con el apoyo de Aliss, su hermana gemela. Y cuando Tarr de Hellewyk llega para reclamar a su prometida, Fiona y Aliss se unen, determinadas a no revelar quién es quién.

MAS VALE MAÑA QUE FUERZA...

Guerrero temerario, Tarr se enfrenta a una batalla difícil de vencer, pues é incapaz de distinguir entre esas dos jóvenes, idénticas en belleza, en espíritu rebelde y en atrevimiento! Cuál de ellas debe llevar al lecho nupcial?

NUNCA DIGAS DE ESTA AGUA NO HE DE BEBER....

Mientras Fiona se siente cada día más atraída por el guerrero poderoso de quien juró no enamorarse, un enemigo feroz la acecha.

Una amenaza tan próxima convencerá a Fiona a seguir los dictados de su corazón?

A quién elegirá Tarr a la gemela guerrera que puede aportar sangre fuerte a sus descendientes o a la gemela hechicera, que puede hacer su vida tanto más tranquila?

LA GEMELA GUERRERA

CAPITULO 1

Norte da Escocia, 1558

Prefiero quemarme en el infierno a casarme con Tarr de Hellewyk!— declaró Fiona, en un tono de voz tan definido como el verde de sus ojos.—Tengo derecho a escoger con quien casarme, y de decidir si quiero casarme o no. Leith puede ser el jefe del clan de los MacElder, pero...

Interrumpió el discurso abruptamente, aún sabiendo que sus protestas de nada valdrían.

— Nuestro primo Leith hará lo que quiera — dijo Aliss, su hermana gemela, repitiendo algo que Fiona ya había comprendido.

Fiona dobló sus rodillas y las abrazó, mirando las aguas del riacho, que llegaba casi hasta sus pies calzados con botas. No había esperado esa vuelta del destino. Había oído rumores, por supuesto, sobre un jefe de clan en busca de una esposa, pero eso nada había significado para ella. Planeaba encontrar un marido por su propia cuenta, pero sus planes parecían haberse estropeado.

—Leith cree que esa unión será beneficiosa para nuestro clan y muchos concuerdan con eso —prosiguió Fiona. —Dicen que Tarr de Hellewyk hará cualquier cosa por conquistar más tierras y poder. Con la muerte reciente de su padre, se convirtió en jefe del clan, a los veintinueve años, y con sus tierras vecinas a las de los MacEIder...

Se encogió de hombros, hallando innecesario terminar la frase.

— Nuestro clan teme que nos ataque, por lo tanto es mejor mantener a Tarr como amigo — concluyó Aliss.

Las gemelas permanecieron sentadas a la vera del riacho en completo silencio. El otoño acababa de llegar, pero el calor del verano proseguía, permitiendo que las flores se abriesen nuevamente en ese año.

Los últimos meses habían pasado como un torbellino. El rumor de que Tarr de Hellewyk buscaba una esposa se había esparcido por todos los clanes, y había muchas mujeres alborozadas con la idea de casarse con el valiente guerrero. Por qué él justo había ido a escoger a una que no estaba interesada?

Leith había informado Fiona, una semana antes, como jefe supremo de los MacEIder, que había hecho un acuerdo con Tarr para realizar el enlace de ella con el líder vecino.

Fiona se rió al oír la noticia, y el rostro de Leith se enrojeció de rabia. Comenzó a gritar que su prima tendría que cumplir su deber y que haría lo que debía ser hecho.

Fiona citó el nombre de varias jóvenes del clan que concordarían de buen grado a casarse con Tarr, pero Leith permaneció irreductible. Ella era la elegida.

Volviendo al momento presente, Fiona ponderó la idea que iba a casarse con un completo desconocido. La idea de que nunca podría encontrar un amor verdadero le causaba un malestar físico, agudizando su carácter rebelde y guerrero.

Cuando había dejado en claro que no casaría con Tarr de Hellewyk bajo ninguna circunstancia, todo el clan la había acusado de ser egoísta y varios de los miembros prometieron no dirigirle más la palabra hasta que ella recuperase el sentido común.

Aliss Interrumpió sus pensamientos.

—Jamás se me pasó por la cabeza que pudiésemos separarnos.

Fiona cerró los puños sobre sus rodillas. Y eso nunca sucederá.

—Tarr de Hellewyk no va a querer el fardo de una cuñada para alimentar y proteger. Le bastará contener una esposa.

— Bien, como no seré esposa de él, es obvio que vos no serás su cuñada.

Sería una tremenda petulancia por parte de Tarr imaginar que podría separar hermanas gemelas!

Fiona lucharía con el demonio en persona antes de separarse de Aliss.

—Para ellos, nuestra opinión simplemente no cuenta —murmuró, arrancando un pasto y partiéndolo en dos con un gesto airado, imaginando que estaba rompiendo el cuello de Tarr de Hellewyk.

Aliss se acurrucó junto a su hermana.

—Tienes alguna idea?

Fiona lanzó lejos los pedazos de pasto y sonrió.

—Tengo un plan que tal vez funcione. No será fácil de realizarlo, pero ciertamente va a atrasar el casamiento, y quizás esa maldita unión nunca vaya a suceder.

—Cuéntame!

Fiona tomó aliento y le explicó a Aliss:

—Leith dejó en claro que Tarr busca a una joven fuerte y saludable, una mujer que le dé hijos varones, para perpetuar su apellido y el

...

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