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La Reforma de 1993 de la Educación


Enviado por   •  12 de Abril de 2014  •  Ensayos  •  7.124 Palabras (29 Páginas)  •  214 Visitas

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La Reforma de 1993 de la Educación

Secundaria en México: nuevo

cuuículum y prácticas de enseñanza

Rafael Quiroz m

Este artículo analiza la injlrrencia que el nuetJoc urríc~rl[i.tn(l e Sec~tnclariae sta ejerrte?~deon las

prácticas es¿olares. El autor considera probable que se cli urza r~rptiirne ntre las intei~cionesd e crun-

Dio que aparecen en la legislación y la manera tradicional como el riireco cir?riciilii~?si e orticda en

los libros de texto y en la selección concreta de los contenidos y de las actir~irlnrlesq ue istos prrsentan.

Finalmente establece la hipótesis de que hsprácticas rle emeñ~i i~erraz I r Secirizcloria iriexicanri.

se vean poco afectadas por los cambiospropwstos en la reforma de 1993.

En 1993 se hicieron públicos el plan y

los programas de estudio para la educación

secundaria (SEP, 1993). Entre algunos de

sus propósitos se plantea como indispensable

una educación secundaria de mayor calidad

formativa y se señala que el plan es

un instrumento para organizar el trabajo escolar

y lograr el avance cualitativo.

El plan y los programas de estudio

condicionan el desenlace de las prácticas

escolares cotidianas, aunque es obvio que

no las determinan totalmente; en algunos

estudios parece olvidarse esta obviedad

cuando se desarrolla el análisis, aún cuando

se la reconozca en un plano discursivo

abstracto. Lo que sucede diariamente en

las aulas está condicionado por múltiples

elementos de los cuales el plan y los programas

de estudio son sólo algunos.

El objetivo central de este artículo es

analizar como se articulan los criterios de

pertinencia que los productores del currículum

seleccionaron en cada momento de

su elaboración y tratar de hacer algunas

inferencias de lo que estas relaciones significan

como condicionantes de las prácticas

de enseñanza. Lo que permite hacer

las inferencias que aquí realizo tiene como

referencia algunas investigaciones etnográficas

de aula realizadas cuando operaban

el plan y los programas de estudio vigentes

hasta 1991 (Quiroz, 1991; Quiroz, 1992

y Díaz, 1995). Esas investigaciones establecen

determinadas relaciones entre algunas

características del plan de estudios anterior

y las prácticas escolares cotidianas de esos

momentos. Si se hace la coniparación entre

esas características del plan anterior

con la nueva propuesta curricular es posible

hacer inferencias válidas respecto a las

prácticas de enseñanza que se pueden estar

generando actualmente en las escuelas.

El referente empírico para el análisis es

la reforma curricular de 1993 que se ex-

(9 Investigador del Depairaniento de Investigaciones Educatiws del Centro de Investigrición y

Estudios Avanzados del Instituto Polit6cnico Nacional. hlCxico D.F.

presa en múltiples formas, desde los discursos

más generales hasta las concreciones

más cercanas a los procesos de enseñanza.

Se consideran el Acuerdo Nacional

para la Modernización de la Educación

Básica 1992 (ANMEB en adelante; SEP,

19921, el plan y los programas de estudio

de 1993, los libros para el maestro editados

por la Secretaría de Educación Pública

y los libros de texto para los alumnos elaborados

por las editoriales comerciales.

El análisis se estructura en dos grandes

rubros: proceso curricular y prácticas de

enseñanza.

Proceso curricular

Si se abre la noción de planes y programas

de estudio hacia el concepto de

proceso curricular al mismo tiempo se logra

una aperrura analítica. Se puede conceptualizar

lo curricular como el proceso

de mediaciones que tienen como referente

la enseñanza escolar que van desde las intenciones

y finalidades más generales que

aparecen en los documentos de política

educativa hasta su llegada mediante diversos

medios (programas, libros de texto,

acuerdos, etc.) a los maestros singulares,

que a su vez lo transforman en prácticas

de enseñanza. Algunos autores han abierto

el concepto de currículum abarcando

inclusive las prácticas de enseñanza (Gimeno,

1989 y Stenhouse, 1991).

Con esta conceptualización es posible

identificar las fases de mediación del proceso

curricular de la escuela secundaria. Al

mismo tiempo es posible plantear la relación

entre las diferentes fases en la intención

de obtener inferencias sobre su desenlace

como prácticas de enseñanza en

las escuelas singulares. Las fases que identifico

analíticamente son las siguientes:

1. Propósitos del plan de estudios

2. Estructura del plan de estudios

3. Enfoque y orientaciones didácticas y

evaluativas de los programas de estudio.

4. Selección de contenidos de los programas

de estudio.

j. Libros para el maestro.

6. Libros de texto.

El condicionamiento que cada fase ejerce

sobre la siguiente es variable. En algunos

casos hay concordancias y en otros rupturas.

A continuación intento analizar cómo se

presentan estas relaciones en el nuevo currículum

de la escuela secundaria y valorar su

influencia sobre las prácticas de enseñanza.

Propósitos delplan de estudios

En el plan de estudios se plantea como

propósito esencial "contribuir a elevar la

calidad de la formación de los estudiantes

que han terminado la educación primaria,

mediante el fortalecimiento de aquellos

contenidos que responden a las necesidades

básicas de aprendizaje de la población

joven del país y que sólo la escuela

puede ofrecer. Estos contenidos integran

los conocimientos, las habilidades y los valores

que permiten a los estudiantes continuar

su aprendizaje con un alto grado de

independencia, dentro ofilera de la escuela;

facilitan su incorporación productiva y

flexible al mundo del trabajo; coadyuuan

a la solución de demandas prhcticas de la

vida cotidiana y estimulan la participación

activa y reflem'va en las organizaciones

sociales y en la vida política y cultural

de la nación." (SEP, 1993, p. 12).

Este discurso refiere a los principales

ámbitos de la vida futura del estudiante:

los estudios, el trabajo, la vida personal y

lo político y cultural. Su concepto central

es necesidades básicas de aprendizaje. El

poder de influencia de estos planteamientos

sobre las siguientes fases del proceso

curricular es limitado, ya que, como se verá

más adelante, hubo variadas, y a veces

divergentes, interpretaciones en el momento

de operativizar sus conceptos. En todo

caso, lo que llega de este discurso a las

prácticas de enseñanza siempre estará meLn

Rq h n o de 1993 de lo Ed~rcaciórSi ecriridorin en México: nriero ciirndiii~1i ,prkticos de ensr?in~r=o 77

diado por las interpretaciones que se hicieron

en cada una de las fases posteriores.

Estructura delplan de estudios

Antes del cambio curricular se daba la

coexistencia de dos estructuras académicas:

por asignaturas y por áreas. Con el

nuevo plan se resuelve este problema optando

por la estructura de asignaturas con

el argumento de que existe "una opinión

mayoritaria en el sentido de que la organización

por áreas ha contribuido a la insrrficiencia

y la escaca sistematización en la

adquisición de una formación disciplinaria

ordenada y sólida por parte de los estudiantes."

(SEP, 93, p. 11).

El nuevo plan de estudios es muy parecido

al anterior en relación con las asignaturas.

Las diferencias son que se agrega una

hora semanal a Español y Matemáticas; en

Biología se elimina el curso de tercer grado

y se resta una hora en segundo grado; en

Física y Química se fusionan los dos en uno

introductorio en primer grado y se agrega

una hora en cada materia en segundo. y

tercero; se elimina el curso de Geografia de

tercero; el curso de tercer grado de Civismo

se substituye por uno de orientación educativa

de tres horas por semana y en tercer

grado se agrega una asignatura opcional

que se decidiiá en cada entidad fedentiva.

Esto da una carga semanal de 35 horas en

lugar de las 32 del plan anterior. Las 34 materias

que integran el plan quedan distribuidas

de la siguiente forma: 11 para primero y

tercer grados y 12 para segundo. AI Final del

artículo, como anexo, se presenta el mapa

cumcular de 193.

Lo importante de esta fase cumcular es

que conserva su poder de determinación sobre

todas las fases posteriores hasta llegar a

las prácticas de enseñanza. El hecho de que

se establezca una eswctura por asignaturas

implica que necesariamente las prácticas de

enseñanza en cada escuela se harán conforme

a esta eswctura académica con sus efectos

sobre toda la vida escolar: distribución

de tiempos, asignación de maestros a 13s

materias, libros de texto, evaluaciones, etc.

En un trabajo anterior (Quiroz, 1991)

analizo como algunas características de la

estructura académica de asignaniras condicionan

las prácticas de enseñanza. Interesa

destacar dos de estas características: la fragmentación

curricular y la inflexibilidad. El

nuevo plan de estudios tiene estas mismas

características por lo que es válido inferir

que sus efectos sobre las prácticas de enseñanza

serán sinulares a las del plan anterior.

La fragmentación curricular es determinante

de la distribución del tiempo de los

maestros. No es raro que un maestro, de

los que imparten asignaturas de tres horas

por semana, tengan que atender a 12 grupos

y 600 alunlnos para cubrir sus horas

de nombramiento y en algunas ocasiones

en varias escuelas.

Este problema permanecerá casi igual,

salvo el caso de los maestros de Español y

Matemáticas que al agregar una hora semanal

por curso. quizá puedan concentrar

sus horas en un número menor de grupos.

Para las escuelas que trabajaban por

áreas el problema se agudizará ya que los

maestros que antes imparrían Ciencias Naturales

y Ciencias Sociales ahora tendrán

que distribuir su tiempo entre una mayor

cantidad de gmpos y alumnos. Vale señalar

que, según Guevara (19921, en 1991 el

75% de las escuelas secundarias del país

trabajaban con la estructura de áreas.

Esta segmentación del tiempo de los

maestros, además de tener efectos sobre

sus condiciones de vida, también tiene

consecuencias académicas. Para un

maestro cada grupo o cada alumno adicional

implica agregar tareas con el consecuente

detrimento de la dedicación que se

puede poner en cada una de ellas. No es

lo mismo atender 4 grupos, manejar cuatro

listas y calificar 200 exámenes, que

atender 12 grupos. manejar 12 listas y calificar

600 exámenes.

78 Iii~wtigncióiie ii 10 Bcirrln, 1196, 1998

h lo anterior habría que agregar lo que

significa atender a una cantidad elevada

de' alumnos. En una investigación sobre la

escuela primaria se sostiene que "aunque

es escaso el tiempo efectivo que los

maestros pueden brindar a cada niño, la

información que obtienen parece incorporarse

grad~ralmente a un "expediente" personal,

no escrito, de cada alumno" (Luna,

1993). Se afirma que este conocimiento

personal de los alumnos orienta las decisiones

de los maestros respecto a sus

prácticas de enseñanza.

En la secundaria la constnicción de un

"expediente' personal por alumno es casi

imposible. Entre más alumnos tenga cada

maestro el reconocimiento individual de

los mismos se vuelve más difícil perdiéndose

la oportunidad de que oriente sus

prácticas de enseñanza de acuerdo a las

características particulares de cada uno.

La fragmentación curricular también

tiene sus efectos sobre el esfuerzo y la experiencia

escolar de los alumnos. El hecho

de enfrentar 11 asignaturas y 11 maestros

por grado escolar origina una dispersión

de la atención y una canalización del esfuerzo

en términos principalmente adaptativos.

Para los alumnos lo fundamental es

la sobrevivencia en la escuela y ésta se

complica cuando cada hora hay que pasar,

por ejemplo, de las ecuaciones cuadráticas

a la divina comedia, o de la simpatía de la

maestra de Biología a los regaños del

maestro de Historia. Esta situación frecuentemente

genera que los estudiantes

prioricen sus estrategias de adaptación a

las cambiantes circunstancias, en detrimento

de un mayor esfuerzo para la apropiación

de conocimientos.

Un problema adicional para los alumnos

es que la fragmentación curricular

también implica dificultades para la integración

de su experiencia escolar. No es

raro que en una semana tengan que atender

35 ó 40 tenlas no necesariamente relacionados

o resolver 5 ó 6 exámenes con

diferentes orientaciones evaluativas. De

esta manera la experiencia en la escuela

se presenta como un rompecabezas que

tiene pocas posibilidades de armarse.

Una segunda característica de la estnictura

curricular que condiciona las prácticas

de enseñanza es la inflexibilidad curricular.

Con el plan de estudios anterior todos los

alumnos tenían que estudiar las mismas

materias con excepción de las actividades

tecnológicas, en las que los alumnos

podían optar dentro de ciertos límites entre

varias alternativas. Con el nuevo plan de

estudios, la única diferencia es que en tercer

grado se incluye una materia optativa

para incluir contenidos regionales.

En algunos países, como España, que

han emprendido reformas curriculares para

la secundaria, la optatividad se ha visto

como algo necesario que se debe profundizar

conforme se avanza en este ciclo escolar

(Martín, 1988). Se parte de reconocer

la diversidad de intereses y expectativas

de los adolescentes y se busca que la optatividad

sea la respuesta para los mismos.

El nuevo plan de estudios mexicano con

su inflexibilidad no toma en consideración

esa heterogeneidad de intereses, aptitudes

y expectativas de los adolescentes.,

Enfoque y orientaciones didácticas y

evaluativas de los programas de

estudio

Estos nibros aparecen en los programas

de estudio (SEP, 1993) y con un mayor

desarrollo en los libros para el

maestro (SEP, 1994a; SEP, 1994b; SEP,

1994~S;E P, 1994d).

Respecto a los enfoques, se puede decir

que en todos los casos representan un

cambio en relación a los programas anteriores.

Esto implica un avance ya que se

seleccionan aquellos enfoques que hoy

gozan de consenso en el desarrollo didáctico

internacional; tales son los casos del

enfoque comunicativo y funcional en la

enseñanza de la lengua, del aprendizaje

mediante experimentación en Química,

del enfoque de proporcionar elementos

básicos de cultura científica en Biología o

del enfoque de resolución de problemas

en Matemáticas. En el siguiente apartado

se abordarán con detalle los enfoques

cuando se analice su relación con la selección

de contenidos.

Las orientaciones didácticas de los programas

reflejan, en alguna medida, el desarrollo

desigual de la investigación sobre didáctica~

específicas para este nivel. En Matemáticas,

por ejemplo, teniendo como referente

el concepto de situación didáctica, se

enfatiza la enseñanza específica de la disciplina.

Detrás de esto, seguramente está toda

la investigación que se ha realizado sobre

experimentación didáctica en la enseñanza

de las Matemáticas. En otras materias, dado

el escaso desarrollo de investigación sobre

la didáctica especíEica, las orientaciones didáctica~

s on de carácter muy general.

Una mención especial merecen las

orientaciones sobre evaluación. En este

campo la perspectiva de todos los programas

es consistente sobre todo en tres aspectos:

considerarla como un proceso

continuo para retroalimentar el trabajo de

enseñanza, diferenciarla del acto de asignar

calificaciones y dotarla de coherencia

con los propósitos y el enfoque de la enseñanza.

Un ejemplo particularmente interesante

sobre este aspecto aparece en el

libro de Español cuando señala que "el

propósito de la evaluación no es medir la

cantidad de información que las alumnos

dominan respecto a la lengua sino de verificar

que sean capaces de comunicarse de

manera oral y escrita" (SEP, 1994a).

Para ponderar que impacto puede tener

este discurso sobre las prácticas de enseñanza

sería necesario considerar que algunas

de las concepciones académicas del

magisterio no se corresponden con los enfoques

y orienraciones didácticas de los libros

pan el maestro. En este sentido, para

ejemplificar, habría que pensar lo que significa

la identificación del maestro con el

saber especializado de su disciplina (Quiroz

1987) contra la propuesta que establece

que 'bhora se prgiere profrrndizar en pocos

tenlas, y al mismo tiempo proporcionar

información sobre los descubrimientos y

futuro q~lítnicos, ino m k b ien un ciudadano

que aprecie la Química sin importar

cual sea su projesión " (SEP, 1994d).

Contradicciones como la anterior pueden

desembocar en que los maestros se

apropien de algunas propuesus en un plano

meramente discursivo, defendiendo por

ejemplo, teóricamente, el enfoque comunicativo

y Funcional en la enseñani de la lengua,

pero seguir enfatizando en las prácticas

de la enseñanza el formalismo gramatical.

Las orientaciones didácticas propuestas

encontrarán algunos obstáculos en las condiciones

materiales y de organización escolar

de la práctica. h manera de ejemplo, vale

la pena pensar lo que puede hacer un

maestro de Matemáticas con 6 grupos y 300

alumnos (50 por grupo) con la orientación

de que "una buena pedagogía de las Matemáticas

debe reconocer las diferencias que

existen entre los aiumnos y proponer actividades

que resulten interesantes y de prouecho

para todos, p~estando atención al trabajo

de cada alumno, pero sin perder de

&a las adquisiciones que deberán ser comtines"(

SEP, 1994b).

Con las propuestas de evaluación se

presentarán problemas similares. Cómo

podría un maestro de Biología que tiene

12 grupos y 600 alumnos operacionalizar

la propuesta del libro del maestro que sugiere

"evahar las preguntas o respuestas

que proporcionan los alumnos a las situaciones

planteadas durante el desarrollo de

la clase" (SEP, 1994~).E n esre rerreno es

probable que los maestros aún cuando

transformen algunas de sus concepciones

de evaluación, tendrán que seguir recurriendo

a sus rutinas de exámenes esran80

Inuesrigación en la i3cuela, nq 3G, 19%

darizados, ya que las mismas son las únicas

posibl& en las actuales condiciones

de trabajo. Basta pensar en lo que significa

tener que asentar 600 calificaciones cada

dos meses en las listas correspondientes,

para prever la inviabilidad de algunas

de las estrategias de evaluación propuestas

en las condiciones actuales de trabajo.

Selección de contenidos de los

programas de estudio

Entre el enfoque propuesto y la selección

de contenidos de los programas de

estudio se encuentra uno de los principales

nudos problemáticos del proceso curricular

que analizo.

No pretendo hacer un análisis exhaustivo

de los problemas de continuidad-ruptura

entre el enfoque y la selección de contenidos

de cada programa. Para ello se requeriría

que un especialista por asignatura hiciera

un examen detallado de cada caso. Por lo

mismo sólo trataré de presentar el problema

mediante algunas muestras ejemplares.

En los programas de Historia se señala

que los propósitos de los nuevos programas

implican la reorientación del enfoque

con el cual, tradicionalmente, se ha abordado

la enseñanza de la Historia. Se pueden

sintetizar los propósitos con los siguientes

términos: identificación de los

rasgos principales de las grandes épocas,

noción de proceso histórico en términos

de causalidad y de la influencia de los sujetos

y de las sociedades, importancia de

las nociones de tiempo histórico y lugar

histórico y el análisis de los procesos de

cambio. Así mismo, se señala que el estudio

de los eventos que tradicionalmente

han formado parte de los programas es

selectivo y tiene el propósito de suprimir

la memorización de datos (nombres, fechas

y lugares) que no tienen un carácter

fundamental (SEP, 1993, p. 101).

Si se compara esta selección de contenidos

con los programas de Historia anteriores

existen diferencias. La primera es

que en los programas anteriores la Historia

de México quedaba incluida en la Historia

universal y por consiguiente aparecía

en los tres grados de acuerdo a las épocas

históricas que se presentaban en cada grado.

En los nuevos programas, la Historia

Universal se presenta en primero y segundo

grados y la Historia de México se concentra

en tercer grado. La segunda diferencia

es que en el programa anterior de

primer grado se presentaban exclusivamente

temas de explicación histórica (importancia

de la Historia, interdepgndencia,

medio físico, capitalismo-socialismo, etc.)

dejando para segundo y tercer grados la

secuencia cronológica. En los nuevos programas

todo el contenido se organiza teniendo

como eje la secuencia cronológica,

iniciando en primer grado con la Prehistoria

y terminando con las transformaciones

de la época actual en la última unidad temática

de segundo grado.

Más allá de estas diferencias existe una

semejanza findamental. Los temas referidos

a la cronología histórica son muy semejantes

en los dos programas, aunque con una

secuencia curricular diferente. La selección

de contenidos propuesta para los tres grados

se organiza en 23 unidades (8 en primero,

9 en segundo y 8 en tercero) y la pura

enunciación de los temas abarca el equivalente

a 24 cuartillas. La saturación de contenidos

y sus pautas de organización son

muy similares a las de los programas anteriores.

Esto es explicable porque son los temas

de los Historiadores, pero cabe cuestionar

si es lo pertinente en términos del enfoque

propuesto en los nuevos programas.

Un debate, para el que en este momento

no existe un análisis suficiente, es

si es posible cambiar el enfoque de enseñanza

sin una transformación de fondo en

la selección de contenidos. Trataré sin embargo

de hacer una primera aproximación

a este problema tomando como ejemplo

los nuevos programas de Historia.

La Refonlia de 1993 de la Ed~tcaciónS ecitndaria en ibfLrico:n ireuo ctrmíirlt~m~vpmcticades etisefianza 81

Tonlar como eje de la organización temática

la secuencia cronológica de la Histcria

corresponde al enfoque de identificar los

procesos sociales de las grandes épocas del

desarrollo de la humanidad, pero proponer

tantos temas dentro de cada época diluye la

intención de analizar procesos, causalidad,

tiempo histórico, etc. ya que el énfasis se

traslada a la singularidad de los acontecimientos

históricos, que pueden ser relevantes

para el Historiador, pero no necesariamente

importantes pan los adolescentes en

la con~prensión del proceso histórico. Con

ello, también se contradice la intención del

enfoque de suprimir la memorización de

datos que no tienen un carácter fundamental.

Más adelante, cuando se aborde el problema

de los libros de texto, se verá cual es

el desenlace de esta característica de los

programas de Historia.

En los nuevos programas, se propone

para el Español un enfoque comunicativo y

funcional. En el libro para el maestro se señala

que el parámetro para la evaluación

"debe ser la kficacia comunicatiua', la capacidad

lograda en lo individual para servirse

de la lengua oral y escrita en cualquier

circunstancia" (SEP, 1994a, p. 61).

También se señala que "la tarea del

maestro no es proporcionar a las alumnas

una cantidad de información acerca del

lenguaje sino propiciar que cada uno desarrolle

su capacidad para usarlo en toda

circunstancia. Por lo tanto el propósito de

la evaluación no es medir la cantidad de

información que los alumnos dominan

respecto de la lengua sino uentcar que sean

capaces de comunicarse de manera

oral y escrita" (SEP, 1994a).

El texto anterior refleja la preocupación

de los autores por una práctica reiterada

de los maestros de Español que se

puede documentar con algunos de los registros

de mi investigación etnográfical.

Me refiero al énfasis que los maestros de

Español ponen en el trabajo con las reglas

gnmaticales en términos de memorización

y aplicación del recetario. De acuerdo con

el nuevo enfoque la reflexión sobre la lengua

debe tener como función central propiciar

la eficacia comunicativa y no el conocimiento

de las definiciones o reglas

gramaticales en sí mismas.

Sin embargo, si se compara la selección

de contenidos de los nuevos programas

de Español con los anteriores, se encuentra

que las variaciones son mínimas.

Los temas gramaticales son prácticamente

los mismos~de los programas anteriores y

además se presentan como temas en sí

mismos. Una hipótesis es que para las etapas

posteriores del proceso curricular (libros

de texto y prácticas de enseñanza) la

selección de contenidos de los nuevos

programas se va a imponer al discurso del

enfoque propuesto y la enseñanza del Español

en las aulas no se va a transformar.

Sería necesario corroborar esta hipótesis

con el análisis de los libros de texto y con

una investigación de aula.

El caso de los nuevos programas de

Matemáticas es similar. Se propone como

enfoque la resolución de problemas. En el

libro para el maestro se sintetiza diciendo

que "un aprendizaje signficatiuo de las

Matemáticas no puede reducirse a la memorización

de hechos, defniciones y teoremas,

ni tampoco a la aplicación mecánica

de ciertas técnicas y procedimientos.

Por el contrario, es necesario que los alumnos

aprendan a plantearse y resoiuer problemas

en situaciones que tengan sentido

para ellos y les permitan generar y comunicar

conjeturas" (SEP, 1994b, p. 13).

Aquí también los autores muestran su

preocupación por una tendencia en la en-

(1) Me refiero al proyecto de investigación etnográfica que desarrollo desde hace varios anos en e!

D.I.E. titulado: La Prictica Escolar Coridiana en la Escuela Secundaria.

señanza de las Matemáticas en la secundaria.

Díaz (1996), en una investigación sobre

estrategias de enseñanza en la secundaria,

señala que la resolución de ejercicios

es la forma más utilizada por los

maestros para la enseñanza de las Matemáticas.

Generalmente consiste en la aplicación

de algún concepto, principio o algoritmo

a casos específicos. No es raro

que un ejercicio de una misma especie se

repita múltiples veces como lo documenta

otro estudio (Falcón et al. 1995).

Ko obstante, si se compara la selección

de contenidos de los nuevos programas con

los anteriores las variaciones son mínimas:

se eliminan las unidades de Iógica y conjuntos

y los temas de probabilidad y estadística

se reorientan en términos de presentación y

tratamiento de la información. También se

cambia la secuencia de los contenidos para

conseguir una aproximación inicial menos

abrupta al álgebra y para favorecer la enseñanza

de la geometría durante todo el ciclo

escolar (SEP, 1993).

En este caso el debate es, si es posible

que el enfoque propuesto se convierta en

realidad de enseñanza cuando no existe un

cambio de fondo en la selección de los

contenidos. En los nuevos programas de

Matemáticas, al igual que en los anteriormente

analizados, hay un predominio de la

lógica de la disciplina por encima de la lógica

del saber cotidiano de los estudiantes.

Para ejemplificar, me pregunto si contenidos

como ecuaciones cuadráticas, productos

notables o trigonometría son compatibles

con el enfoque de "que los alumnos

aprendan a plantearse y resolver problemas

en situaciones que tengan sentido

para ellos y les permitan generar y comunicar

conjeturas" (SEP 1994b, 13). En todo caso

tendría que plantearse como problemático

si contenidos como los enunciados pueden

corresponder a situaciones que tengan

sentido para los adolescentes, o si más bien

esta índole de conceptos sólo encuentran

sentidos en mundos especializados (actuaría2,

ingeniería, etc.) alejados de la vida c e

tidiana de los adolescentes. Aún pensando

en su vida futura es probable que esos

contenidos sólo cobren sentido para la minona

que se ubique en esos mundos especializados.

Para la mayoría, como hoy sucede

con las generaciones anteriores que pasaron

por la secundaria, esos contenidos

sólo cobraron un sentido escolar en el momento

en que tuvieron que aplicarlos para

obtener su calificación aprobatoria, después

quedaron borrados como apropiación

significativa de conocimiento.

Los ejemplos de las tres asignaturas analizadas

apuntarían a la tesis de que la correspondencia

entre enfoque didáctico y selección

de contenidos en los nuevos programas

es una relación problemática, en

términos de que no existe, en la mayoría de

los casos, una continuidad lógica evidente.

Libros para el maestro

Al inicio del ciclo escolar 1994-1995, la

Secretaría de Educación Pública editó la serie

de libros para los maestros de secundaria.

No aparecieron los de algunas asignaturas

como Historia y Civismo que se encuentran

en proceso de elaboración. Este esfuerzo

editorial merece especial atención porque

es una de las respuestas a la necesidad

de formación de maestros. Este rubro, que

se plantea en el Acuerdo Nacional para la

Modernización de la Educación Básica (SEP,

1921, fue de los que menos atención recibieron

en la pasada Administración.

En el caso de los maestros de escuela

secundaria resulta particularmente importante.

Basta recordar que una proporción

(2) Actuaría: Disciplina que se encarga del estudio y formulación de modelos nmemiticos para

aquellas transacciones financieras en las que intervienen factores aleatorios, como los relacionados

con seguros, jubilaciones, etcétera.

importante de los docentes de este nivel

no han recibido una formación pedagógica

para la práctica de la enseñanza; son

maestros que realizan el trabajo a partir

de su formación en alguna de las disciplinas

que conforman el plan de estudios

de la escuela secundaria: ingenieros que

imparten Matemáticas o ~ísica, médicos

que imparten Biología, etc. Son maestros,

en consecuencia, que se han formado a

partir del ejercicio de la práctica y, en algunos

casos, con algunos cursos aislados

de actualización.

En este contexto se vuelve importante

una aproximación analítica a estos libros

que permita valorar su posible impacto en

la formación de los maestros y en la transformación

de sus prácticas.

La SEP, en la presentación que hace

dentro de los. propios libros, señala que

los mismos se entregan gratuitamente a todos

los maestros y que "constituyen un

primer esfuerzo de fortalecimiento del trabajo

docente, al que seguirán otras acciones,

tanto de producción de materiales didáctico~.

como de actualización y mejoramiento

en la formación disciplinaria y

metodológica del maestro" (S EP, 1994a).

Este planteamiento es importante para entender

estos libros como un elemento más

dentro de una estrategia global de formación

de los maestros en servicio.

En esta presentación también se establece

que 3s propósito esencial es ofrecer

al maestro múltiples alternatiuas prácticas

para la enseñanza de los temas centrales

de Los nueuos programas, poniendo especial

atención a los quepresentan mayores

y más frecuentes dtficultades para los

alumnos" (SEP, 1994a). Es necesario tener

en cuenta que estos libros se insertan en

el contexto de un cambio curricular y, que . .

en consecuencia, está enfrentando a los

maestros a nuevos problemas en el ejercicio

de su práctica.

Para la revisión de este mbro es pertinente

una separación analítica en dos dimensiones:

los libros como proyecto y el

impacto probable de los libros en las prácticas

de los maestros.

El análisis de los libros como proyecto

in~plica una revisión de su estructura, sus

contenidos, sus propuestas, su congruencia

interna y su compatibilidad con los enfoques

del plan de estudios de la escuela

secundaria.

La estructura común que se adoptó

para todos los libros dota de consistencia

a 13. serie. Esta estructura contiene los elenientos

esenciales que cualquier iiilestro

requiere para orientar su práctica: enfoque

didáctico, programas de estudio,

orientaciones didácticas y de evaluación y

sugerencias de actividades de ensenanza.

En términos generales, puede decirse que

dentro de esta vía de lo general a lo particular

(desde el enfoque hasta las actividades

de enseñanza) existe en los libros un

buen nivel de coherencia interna aunque

con diferentes logros.

El enfoque, los programas de estudio,

las orientaciones didácticas y los criterios

para evaluación aparecían ya en el plan y

los programas de estudio de 1993. Lo que

se hace en estos libros es presentar un desarrollo

más detallado de cada uno de estos

aspectos. La coherencia entre los planteamientos

de los programas y los de los

libros es casi absoluta.

Lo que aparece como nuevo es el apartado

que cada libro tiene sobre actividades

de enseñanza; esto puede ser un elemento

importante en la configuración de las prácticas

docentes. En este plano, es importante

lo que se señala en los propios libros, en el

sentido de que "el libro nopretende señalar

al maedro lo que debe hacer en cada una

de s~iscl ases" (SEP, 1994a). La intención es

ofrecer múltiples alternativas prácticas pan

la enseñanza que se combinen con otras,

pero sobre todo, con la experiencia y la

creatividad del maestro. Se plantea mejorar

estos libros mediante las observaciones y

propuestas de los niaestros.

Es necesario reconocer el esfuerzo que

representa la elaboración de fichas, proyectos

y sugerencias, en aquello que toca

más de cerca a la práctica docente: el trabajo

con los contenidos específicos de cada

asignatura. Es difícil ponderar la eficacia

que las actividades de enseñanza sugeridas

puedan tener en la práctica. Esto implicaría

un conocimiento de cada campo

especifico y una revisión detallada que no

es posible realizar aquí.

Un intento por valorar el inipacto que

los libros par3 el maestro tendrán sobre la

formación y las prácticas de los maestros

de secundaria implica prever y calibrar que

articulaciones se van a generar entre la lectura

de los libros por parte de los maestros

y las propias concepciones y prácticas de

los profesores. Éstas, en el caso de los

niaestros con mucha experiencia, suelen

ser concepciones y prácticas largamente

sedimentadas en el ejercicio de la docencia

y, por lo mismo, con un alto grado de resistencia

a las transformaciones.

Libros de texto

En varios trabajos se ha documentado

la importancia que tienen los libros de

texto en las prácticas de enseñanza en la

secundaria (Quiroz, 1991; Díaz, 1995 y

Falcón et al. 1995). Se puede asegiirar que

la mayoría de los maestros utilizan algún

libro de texto conio el elemento fundamental

para organizar su trabajo en el aula.

En el entendido de que los libros de

texto comerciales fueron aprobados por la

Secretaría de Educación Pública porque

corresponden al programa de estudios, la

mayoría de los maestros recurre poco a

los programas y en cambio el libro está

presente todos los días en su planeación y

en el aula.

Si 13s prácticas de enseñanza tienen

como condicionante central el libro de

texto, esta fase curricular se convierte en

la niás importante para explicar lo que

realmente pasa en las aulas. Suponiendo

una continuidad perfecta en las fases anteriores

que se quiebre en el momento de

los libros de texto, sería esta ruptura la

que tendría el mayor peso condicionante

sobre las prácticas.

Normativamente para que un libro

pueda ser usado en las escuelas requiere

de la aprobación previa de la Secretaría de

Educación Pública. A la fecha existen aprobados

más de cuatrocientos libros de texto

para la secundaria. Si los nuevos programas

apenas están en su quinto año de

operación se puede inferir que la aprobación

de los libros se caracterizó por cierta

laxitud, explicable, entre otras cosas, por la

capacidad de presión de las editoriales.

Con ello es muy probable que la aprobación

de los libros se haya centrado en la

correspondencia temática de los contenidos

sin tomar en cuenta los otros pianteamientos

de los programas. Vale recordar

que la correspondencia entre enfoque,

orientaciones didácticas y evaluación con

la selección de contenidos es un nudo

problemático que ya se analizó en el apartado

anterior.

No es posible hacer aquí una análisis

de los libros de texto comerciales, pero

vale la pena hacer algunas consideraciones

y presentar alguna muestra. Si se revisa

el catálogo de los libros anteriores frente

'a los nuevos, se encuentra una alta correspondencia

de autores. Si la selección

de contenidos de los programas anteriores

y los nuevos no muestra una variación importante,

no es descabellada la hipótesis

de que los nuevos libros sean muy parecidos

a los anteriores en tanto que muchos

autores se repiten en los dos casos. Es

muy probable también que no se presenten

variaciones importantes en cuanto a

las formas de tratamiento de los contenidos,

aunque sí una cierta variación en

cuanto al ordenamiento de los niisnios.

Tomo conio muestra uno de los libros

de texto más utilizados en las secundarias

mexicanas. Se trata del curso de Historia

Universal de primer grado. A continuación

se transcribe un fragmento del libro referido

a la religión de los egipcios:

"Eristían otros dioses importarites como

Setl~,s efior de las tinieblas; iVeJLI, diosa de la

mtierte; A~iubis,e l tlios con cabeza de cbcical;

el buey ApO-; la diosa Mant, de ia ~ ~ r d ayr lki

justicia y, desde luego, el n.o Nilo, represeritado

por el tlios Hapi, que te~zína tributos mnscrrli~

losy fe~nenirzos"

(Rodríguez et al. 1'993, p. 30).

Aquí el problema de ruptura entre el enfoque

y la selección de contenidos específicos

es profunda. El párrafo de muestra está

en absoluta contradicción con la propuesta

de que "el estudio de los cuentos que tradicionalmente

hatl formado prte de los programas

es selectivo y tiene elpropdto de suprimir

la memorización de &tos (nombres,

fechas, lugares) que no tienen un carhcter

jrnn'amental ... " (SEP, 1993).

Esta muestra no es una excepción, sino

la tónica de todo el libro. En otra página, en

un recuadro de un sexto de página, aparecen

los nombres de los últimos doce mandatarios

del Imperio Romano de Occidente

con las fechas de sus períodos de gobierno

(Rodríguez et al. 193, p. 114). El enciclopedismo

de este libro hace evidente su incompatibilidad

con el enfoque y las orientaciones

didácticas propuestos en el programa.

Esta orientación se refuerza con algunas

de las actividades propuestas en el libro

para evaluar el aprendizaje. La mayoría

son cuestionarios que tienen que responder

los alumnos. Contienen algunas

preguntas abiertas, pero la mayoría son

preguntas de respuesta unívoca en términos

de datos o de correspondencia textual

con lo que aparece en la lección. Buena

parte de las respuestas que se piden no

tienen ninguna relevancia para la comprensión

del proceso histórico y es probable

que casi ningún adulto letrado conozca

esas respuestas. A continuación se presentan

algunos ejemplos que corresponden

al tema del Imperio Romano.

"~1)i)Q ue proceso histórico mrem se inició

ciirrntrte el tnnrltiato de Alejatitiro Saeroi

precisn la cpoccr.

(1) iQfiiéri ditiitiió al imperio en 101

prouiilcicrs?"

(Rodrigiiez et al. 1'993, p. 114)

Mayorga (1998) realizó un estudio que

analiza los enfoques implícitos de cinco libros

de testo de Historia para secundaria.

De las conclusiones de esta investigación

vale destacar que la tendencia es hacia un

discurso enciclopedista (que incluye un exceso

de datos no fundamentales para la

comprensión del proceso histórico) en detrimento

de un discurso explicativo que tendría

que poner énfasis en la catrsalihd y en

la acción social como Fundamentos del devenir

histórico.

En este estudio también se destaca que

la tendencia en las actividades de enseñanza

y de evaluación propuestas en los

libros de texto responde a este mismo enfoque

enciclopedista, ya que la mayoría

son actividades centradas en la reproducción

de información no necesaria (fechas,

lugares, nombres, etc.) para la comprensión

del proceso histórico. Lo anterior permite

al autor formular la tesis de que, como

tendencia, existe una distancia importante

entre el enfoque de enseñanza expresado

en los programas oficiales y el

enfoque implícito de los libros de texto.

Con la evidencia de la muestra presentada

y las conclusiones del estudio de Mayorga

(1998) no es descabellado suponer que

buena parte de los libros de Historia sigan

patrones similares. En los que existían en los

programas anteriores esa en la línea dominante

y como ya se mencionó n~uchosa utores

se repiten en los dos casos. Con ello, dado

que el libro de texto es lo donunante en

las prácticas de enseñanza. el enfoque y las

orientaciones didácticas propuestas en el

programa oficial tendrán pocas posibilidades

de concretarse en las aulas.

En Matemáticas también hay rupturas

entre el enfoque propuesto y algunos libros

de testo. A continuación se presenta

un ejemplo de un libro de Matemáticas de

tercer grado cuyo tiraje fue de 180.000

ejemplares.

Para trabajar la mayoría de los temas se

sigue la lógica de presentar el algoritmo y

ejemplificar con un caso en que se muestran

los pasos secuenciales para resolverlo.

Así son presentados todos los temas de

polinomios, ecuaciones lineales, ecuaciones

de segundo grado y trigonometría.

Un ejemplo de presentación de un algoritmo

es el siguiente:

"El producto de multiplicar dos polrtiomios

se obtiene de la suma de los productos

que resultnri al muitipiicnr cada uno de los

tt;nnirzos de uno de ellospor todos y cada u110

de [elos t&mi~ilodse l otro"

(Casuejón y García, 1 9 4 )

Hay una evidente contradicción entre el

enfoque de resolución de problemas propuesto

por el programa y las orientaciones

de este libro. Una cuestión que ya se planteó

con anterioridad es si la, contradicción

no se genera en el momento mismo de la

selección de los contenidos. Particularmente

en el caso de los contenidos de Matemáticas

del tercer grado la correspondencia con

el enfoque de resolución de problemas es

bastante problemática resultando casi imposible

encontrar referentes de la vida cotidiana,

que no correspondan a campos especializados,

para trabajar temas como polinomios

o ecuaciones de segundo grado.

No es posible aquí profundizar en el

análisis de los libros de texto. Es un tema

importante que requiere de un trabajo de

investigación de largo alcance. Es posible

suponer, en cxnbio, que en las otras asignaturas

estén pasando cosas similares, lo

cual llevaría a la hipótesis de que las prácticas

de enseñanza permanecen sin transformación

a pesar de algunas de las buenas intenciones

discursivas que aparecen en los

programas de estudio.

Prácticas de enseñanza

Tal conio fue descrito en el apartado

anterior, en la configuración de las prácticas

de enseñanza de la secundaria juegan

un papel fundamental, cuando menos, tres

elementos: las condiciones materiales e

institucionales del trabajo escolar, las concepciones

académicas de los maestros y el

proceso curricular. Una transformación de

las prácticas de enseñanza implica cambios

articulados de estos tres factores.

Ya se señaló que con el nuevo plan de

estudios de 1993 hubo un cambio formal,

pero con la descripción realizada del proceso

curricular parece evidente que no se

da una transformación de fondo en este

campo. Las condiciones materiales e institucionales

son hoy más desfavorables que

antes del cambio del plan de estudios. Las

concepciones académicas de los maestros

no han sido impactadas, ya que lo poco

que se ha hecho en términos de capacitación

del magisterio ha sido guiado por las

tradiciones anteriores al cambio; si acaso

algunos de los libros para el maestro presentan

intentos por impactar esas concepciones,

pero una transformación real implica

un proceso de largo plazo. En resumen,

los factores condicionantes de las

prácticas de enseñanza permanecen sin

cambio por lo que es razonable suponer

que también las prácticas de enseñanza se

conservan sin transformación.

Sería imposible en este trabajo una

descripción de las prácticas de enseñanza.

Algunas investigaciones etnográficas documentan

con detalle las mismas (Díaz,

1995, Falcón et al. 199j y Quiroz, 1991).

Aquí sólo pretendo puntualizar algunas caLn

Refonnn de 1993 de In Edficnción Secti~iclnnae1 1 .\l&ico:

racteristicas de esas prácticas que se relacionan

con el proceso curricular.

La primera tiene que ver con una práctica

que pone el énfasis en el saber especializado

de las disciplinas y pone al niargen

el sentido que para la vida presetzle o

jilturn de los est~ldiantesti enerz los contetzidos

escolares.

El subrayado tiene como finalidad enfatizar

el significado. En algunos debates

académicos este enunciado ha sido entendido

como una posición totalmente pragmática.

Entiendo el sentido como algo que

puede ir mas allá de la pura utilidad y que

puede responder al interés o curiosidad

de las personas, en lo que Heller (1977)

llama un principio de actitud teorética.

También el enunciado se ha interpretado

en el sentido de atender exclusivamente

los intereses presentes de los adolescentes,

tampoco es mi posición. Lo que quiero

realzar es que muchos de los contenidos

escolares no cobran sentido para la

mayoría de las personas que cursan la secundaria

ya que su aplicación esta siempre

restringida a mundos especializados y

su probabilidad de impactar la curiosidad

es mínima para la mayoría de la gente. Un

ejemplo son algunos de los contenidos de

Matemáticas: todos los que estudiaron secundaria

pasaron por las ecuaciones cuadráticas,

pero el tema no cobró sentido

para la vida de casi ningún adulto no especialista

y se perdió en términos de apropiación

significativa. La pregunta obvia

que se desprende de lo anterior es por

qué todos tenemos que estudiar ecuaciones

cuadráticas en la secundaria, si no todos

vamos a ser matemáticos, ingenieros o

actuarios y ese contenido no va a cobrar

sentido para la vida de la mayoría de los

adultos y simplemente se va a olvidar. Estudiar

este contenido en la secundaria parece

un desperdicio de esfuerzo de los

maestros y los alumnos.

Para generar este tipo de práctica se

conjugan el alto grado de especialización

de algunos contenidos de casi todas las

asignaturas con la identificación que el

maestro tiene con su disciplina (Quiroz

1987). Lo anterior deviene una sobrevaloración

de los contenidos de cada materia

que no es compartida por los aluninos,

pero que origina que los mismos frecuentemente

se apropien de la lógica de la actividad

en lo inmediato. aunque ello no

signifique necesariamente un aprendizaje

significativo de los contenidos escolares

(Quiroz, 1991).

Como se señaló en el apartado anterior

los cambios de contenido son insignificantes

en los programas de 1993 y probabiemente

su tratamiento en los nuevos libros

de texto será similar a su presentación en

los anteriores. Se puede inferir que esta

práctica que enfatiza el saber especializado

prevalecerá a pesar del cambio de programas

de estudio.

Otra característica de las prácticas de

enseñanza es su énfasis en la evaluación.

En una investigación realizada cuando estaba

vigente el plan de estudios anterior,

Díaz muestra' como la mayoría de las estrategias

de enseñanza empleadas se articulan

en términos de un sentido evaluativo.

Así, el interrogatorio a los alumnos, la

resolución de ejercicios y cuestionarios, la

exposición por parte de los alunlnos, el

dictado y, sobre todo, la aplicación de

exámenes generalmente tienen como objetivo

la asignación de una nota que cuenta

para la calificación bimestral. Las formas

son muy variadas: se asignan puntos por

participación, se hacen competencias de

velocidad (un punto a los diez primeros),

se califica la limpieza y presentación de

los cuadernos y otras más. De hecho los

alumnos enfrentan cada día varios eventos

que tienen que ver directamente con su

calificación, aunque el momento fundamental,

en la mayoría de los casos, es el

examen (Díaz, 1995).

Es frecuente que estos eventos evaluativos

sean poco relevantes en términos del

aprendizaje significativo de los contenidos

escolares. En Historia, por ejemplo, es una

práctica recurrente la resolución de cuestionarios

que implican la evocación de datos

precisos que son irrelevantes para la

con~prensiónd el proceso histórico (Falcón

et al. 1991). En Matemáticas es frecuente

la resolución de múltiples ejercicios de un

mismo algoritmo. En una investigación realizada

en dos secundarias de Tamaulipas

se documentó la resolución de 38 ejercicios

de un n~ismo algoritmo en una clase;

cada alun~no que pasaba a1 pizarrón y lo

realizaba correctamente ganaba un punto

para su calificación bimestral (Falcón et al.

1995).

El senrido evaluativo de muchas actividades

es percibido por los estudiantes la

mayoría de las veces. Esta percepción, sin

embargo, no tiene las mismas connotacie

nes que tiene para el maestro. La creencia

de que mediante la evaluación se logra un

control efectivo del aprendizaje es la concepción

que provoca en los maestros la reiteración

de estas prácticas. Pan los alumnos.

en cambio, implica esencialmente la

obrención de calificaciones aprobatorias,

más que un aprendizaje de los contenidos

escolares. Esto se refuerza con la falta de

significación que muchos contenidos tienen

para los estudiantes. Como señalan algunos

maestros los alumnos estudian para pasar

las materias, más que para aprender.

Esta diferencia de perspectivas entre

los maestros y los alumnos en torno a lo

evaluativo está en el centro de los logros

escolares formales. Algunos alumnos tienen

éxito y alcanzan la meta de aprobar

las materias, pero una parte importante

fracasa en sus esfuerzos adaptativos a la

evaluación, generando los altos índices de

fracaso de la escuela secundaria.

Detrás de este énfasis evaluativo están

las concepciones de los maestros y las rutinas

de trabajo frecuentemente ligadas a

las orientaciones de los libros de texto.

Ya se señaló que es improbable un cambio

de fondo en la mayoría de los libros

de texto; también se enfatizó la insuficiencia

de las acciones que impacten las concepciones

de los maestros. Es por tanto

factible que las prácticas de enseñanza en

la escuela secundaria continúen sin transforniación

en este plano y que el sentido

evaluativo siga siendo el centro de articulación

de las formas de enseñanza con los

efectos ya descritos.

Una conclusión que resume lo desarrollado

en este artículo orienta hacia la calibración

de la influencia relativa de cada fase

en las pncticas de enseñanza. Se puede

identificar que la expresión de los criterios

de pertinencia asumen dos formas diferentes.

En la fase de propósitos del plan de estudios

y en la fase de enfoques y orientaciones

didácticas, se puede identificar una

forma esencialmente discursiva que para

operativizarse tiene que pasar por una serie

de mediaciones. En el caso del proceso curricular

que se analiza, no hay continuidad

entre estos discursos y su operacionalización

en las fases siguientes. Por ello el p~

der de influencia de los criterios de pertinencia

de estas fases sobre las prácticas de

enseñanza es casi inexistente.

La otra forma de presentación de los

criterios de pertinencia refiere a elementos

concretos y cercanos a las prácticas de

enseñanza. Esta forma es posible identificarla

en las fases de estructura del plan

de estudios, selección de contenidos y libros

de texto. Los juegos de articulación

entre los criterios de pertinencia de estas

fases es lo que finalmente llega a los

maestros. Esros realizan la transposición

didáctica definitiva, pero en ese proceso

los libros de texto son los que tienen el

mayor poder de determinación sobre las

prácticas de enseñanza. Estos, como ya se

indicó, no corresponden a los nuevos enfoques

propuestos, si no más bien refuerzan

las prácticas de enseñanza largamente

sedimentadas entre los maestros de la escuela

secundaria.

ANEXO: CUADRO DE MATERIAS

l PRIMERO I

Español

5 h semanales

Matemáticas

5 h semanales

Historia Universal 1

3 h semanales

Geografía General

3 h semanales

Civismo

3 h semanales

Biología

3 h semanales

Introducción a la Física

y a la Química

3 h semanales

Lengua Extranjera

3 h semanales

SEGUNDO

Español

j h semanales

Matemáticas

j h semanales

Historia Universal 11

3 h seinanales

Geografía de México

2 h semanales

Civismo

2 h semanales

Biología

2 h semanales

Física

3 h semanales

Lengua Extranjera

3 h semanales

TERCERO

--

Español

5 h semanales

Matemáticas

j h semanales

Historia de México

3 h seinanales

Orientación Educativa

3 h semanales

Física

3 h semanales

Química

3 h semanales

Lengua Extranjera

3 h semanales

Asignatura opcional

lecidida en cada entidad

3 h semanales

I

DESARROLLO DE ACTIVIDADES

PRLMERO SEGUNDO TERCERO

Expresión y Apreciación

Artísticas

2 h semanales

Educación Física

2 h semanales

Educación Tecnológica

3 h semanales

Totales: 35 h semanales

Expresión y Apreciación

Artisticas

2 h semanales

Educación Física

2 h semanales

Educación Tecnológica

3 h sernanales

Totales: 33 h semanales

Expresión y Apreciación

Artísticas

2 h semanales

Educación Física

2 h semanales

Educación Tecnológica

3 h semanales

Totales: 3 5 h semanales

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