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La Reyna De Oro En Madre De Dios


Enviado por   •  26 de Septiembre de 2013  •  2.983 Palabras (12 Páginas)  •  379 Visitas

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‘Goya’, la reina del oro en Madre de Dios

La minería informal en Madre de Dios, y específicamente en el distrito de Huepetuhe, ha generado no solo daños ecológicos y ambientales: también ha creado fortunas como la de Gregoria Casas Huamanhuillca, ‘Goya’. ¿Cómo han podido, ella y su familia, construir un imperio de informalidad e ilegalidad absoluta sin que nadie, ni el Estado mismo, pueda detenerlos?

La ficha que uno debe llenar para subir a un taxi colectivo en Puerto Maldonado es el último contacto que hay con la legalidad más elemental en varios cientos de kilómetros a la redonda. Dos horas y media después, el vehículo llegará a Mazuco, un pueblo que existe gracias a la carretera Interoceánica y a la minería informal, y que es como un gran centro comercial donde uno puede comprar desde sandalias de plástico hasta un tractor, pero nunca pescado. Aquí uno debe subirse a una mototaxi que, luego de cruzar caminos de piedras, llegará al pequeño puerto.

El río Inambari se puede cruzar en bote solo cuando no está ni muy bajo ni muy crecido, porque la cantidad de personas que lo atraviesa al mismo tiempo, más la carga de equipajes y bolsas llenas de productos de todo tipo, suponen un riesgo si se tiene en cuenta la fragilidad de la embarcación. A veces hay chalecos salvavidas; otras, no. Al otro lado del río hay un puerto similar, que también huele a petróleo donde esperan alineadas varias camionetas 4×4 especialmente acondicionadas para lo que sigue, es decir, para cruzar un río más pequeño con una decena de personas a bordo y para penetrar algo que antes fue selva verde y que ahora es un terreno lechoso, fangoso, sucio y desordenado aunque muy activo que, al final de la ruta, en su punto más crítico, se llama Huepetuhe.

En todo este recorrido uno ha podido escuchar, a veces sin siquiera preguntar, historias de todo tipo sobre una tal ‘Goya’. Los relatos más creíbles hablan de una mujer que, pese a su presencia casi invisible, controla todo el negocio de la minería informal en el pueblo y que ha acumulado una riqueza tal que hasta tiene una casa en Estados Unidos. Hay quienes dicen haberla visto pasear con una botella de gaseosa repleta de láminas de oro obtenidas en Huepetuhe, y que en las fiestas ella sacude y hace sonar a modo de matraca. De esto hay muchos testigos, incluidos antiguos choferes y guardaespaldas suyos. Pero también hay quienes comentan –pero sin que nadie más escuche– que hay varias mujeres jóvenes y foráneas que han desaparecido en sus concesiones mineras en ritos extraños relacionados con pagos a la tierra. De esto no hay testigos, y tampoco hay –por ahora– modo alguno de comprobarlo, pero es parte de la oscura leyenda que rodea a este personaje. Gregoria Casas Huamanhuillca, ‘Goya’, no se deja ver. A menos, claro, que ella quiera.

La historia de la minería informal en Madre de Dios es la historia de Huepetuhe, pero la historia de Huepetuhe es la historia de ‘Goya’. Y cada una es más sórdida que la otra.

LAS FIRMAS DE LA INFORMALIDAD

“Claro, aún hay mucha informalidad, pero eso es culpa del Estado, que no está presente”, se lee en una página del diario El Madrediosense de noviembre del 2007. La frase pertenece a Cecilio Baca Fernández, uno de los primeros pobladores de Huepetuhe. Cusqueño de nacimiento, Cecilio pisó Madre de Dios a mediados del siglo pasado para cumplir su servicio militar obligatorio. Atraído por la industria maderera, que por aquel entonces empezaba a tomar impulso en esta región del país, llegó a Huepetuhe, que en el dialecto arasaire-harakmbut significa ´río de tigre’.

Un día, Cecilio buscó a una mujer. Al principio fue su sirvienta, pero con el tiempo se convirtió en su esposa. Gregoria Casas Huamanhuillca no sabía –no sabe aún– leer ni escribir, pero era muy rigurosa con las cuentas. Poco a poco, ambos fueron adquiriendo terrenos que primero habían sido explotados para extraer madera, pero que debajo de la superficie estaban llenos de oro. Con el paso de los años, un pueblo entero se formó alrededor de las concesiones mineras. De hecho, la zona ‘urbana’ de Huepetuhe se estableció sobre lo que es una concesión minera de esta temida familia. Y el pueblo es suyo desde el punto de vista comercial, pero también político: Cecilio fue su alcalde cuando este lugar pasó de ser centro poblado menor a distrito.

El registro de concesiones mineras en Madre de Dios indica que ‘Goya’ maneja cuatro concesiones, que en total suman 700 hectáreas, mientras que Cecilio –de quien luego se divorció, aunque mantienen los mismos vínculos comerciales– es titular de otras cuatro concesiones que suman, en total, 845 hectáreas. Ambos, además, tienen otras concesiones en proceso de trámite por un total de 600 hectáreas. En Huepetuhe nadie entrega facturas ni boletas, no hay sucursales bancarias ni controles fiscales. No hay siquiera cajeros automáticos. Por esta razón nadie sabe exactamente cuánto oro extrae esta familia, la más poderosa de la región, ni cuánto dinero moviliza cuando se traslada de Cusco a Madre de Dios y viceversa en sus modernas camionetas, resguardada siempre por guardaespaldas, llevando el dinero –que no es poco– en efectivo. En un sector de la zona de trabajo minero, a la que ningún foráneo tiene acceso, ‘Goya’ mandó colocar una placa en la que se lee “Grupo Baca”. Hace pocas semanas, sus tractores ingresaron a un terreno que era ocupado por los llamados ‘mineros sin tierra’ (que vienen de paso, extraen oro y se van) y derrumbó sus campamentos para utilizar ella ese espacio. Este es su imperio. Huepetuhe se debe a ella y ella se debe a Huepetuhe, por más indigna que esta ecuación resulte.

No hay cifras exactas, decíamos, pero sí cálculos cercanos. Hace pocos meses, técnicos del Gobierno Regional de Madre de Dios tomaron, a modo de muestra, las concesiones ‘Cecilio Gregoria’ y ‘Aluvial 93’, pertenecientes a esta familia. Encontraron que al día en estas concesiones se moviliza un promedio de 960 metros cúbicos de tierra con un equipo básico conformado por un cargador frontal y un volquete. Extendiendo esta cifra a toda la maquinaria instalada en la zona, se dedujo que en Huepetuhe y sus alrededores se comercializa alrededor de 450 kilos de oro al mes. Si se calcula que 1 kilo de oro equivale a US$60.500 (cada onza se cotiza en US$1.716), deducimos que la cantidad de dinero que aquí se moviliza es obscena (unos US$27 millones al mes).

Todos los días, a toda hora, en algún rincón de este pueblo se está extrayendo, vendiendo y comprando oro. Y, según revela un funcionario –que prefiere mantenerse en el anonimato , por seguridad– de la oficina de Fiscalización de la Dirección Regional de Energía y Minas, en todo el

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