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La administración de la educación


Enviado por   •  16 de Noviembre de 2013  •  Ensayos  •  2.473 Palabras (10 Páginas)  •  300 Visitas

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El nuevo contexto tecnológico obliga a la administración de la educación a reinterpretarse como profesión, de manera que le corresponde asumir en forma estratégica e indispensable los retos en los que la educación se ve insertada. Dentro de la contingencia cultural y la era digital debe considerar la gestión moderna de la educación en la conducción de las organizaciones educativas, los impactos político, económico, cultural y social que intervienen para que el proceso educativo aspire a ser de calidad y equidad, en el cual la educación inclusiva y la interculturalidad se manifiesten dentro de sus prioridades.

Haciendo alusión a lo anteriormente expuesto, es pertinente señalar que el docente debe actuar en todo momento apegado a las normas éticas de su profesión, ya que este es modelo a seguir por sus alumnos. En tal sentido, (Alexei C, 2005) expresa que "La ética profesional del maestro tiene una gran tarea en la sociedad, ya que es la responsable de la formación de las nuevas generaciones". Del mismo modo, considera que la ética pedagógica estudia el carácter de la actividad moral del pedagogo y las relaciones morales en el medio pedagógico. Por otra parte ésta ética refleja la necesidad de una sólida preparación del docente para impartir clase con calidad. De aquí que el desempeño profesional independientemente del área que se ejerza requiere ser guiado por los principios y valores éticos fundamentales en las profesiones.

Por otro lado, (Angulo y Acuña, 2005) "La ética es el ideal de la conducta humana, orientando sobre lo que es bueno y correcto, ésta se consolida cuando se internalizan las normas sin que exista presión exógena para su cumplimiento. La ética de un profesional, se gesta desde su formación, por ello el docente debe actuar en esta etapa de forma correcta, y para realizar esta labor tiene que conocer de ética y de cómo debe ser su comportamiento como docente" (p.1).

El profesional y más si es de la educación, debe desarrollar su trabajo basado en valores y principios éticos, ya que como guía moldea el comportamiento a través de su actuar, siendo modelo a seguir y en este sentido requiere de una sólida formación, de un perfil adecuado y de unos principios básicos que les permitan vencer cualquier problema que se le presente. Guzmán, W (2004) plantea que "el educador debe cumplir con cuatro principios éticos que son: a) preparación intelectual y moral de alta calidad, b) respeto máximo por los derechos de los estudiantes, y una conducta personal intachable. Esto indica que para ejercer como educador, se requiere de unas condiciones específicas y que no basta con tener conocimientos o poseer un título académico, sino que va más allá de eso; se requiere de una conducta y formación puramente ética.

Es posible que esto lleve a reflexionar, sobre la realidad de los profesores universitarios. Lamentablemente, existen algunos docente a nivel mundial que no tienen en cuenta las normas éticas para ejercer su rol docente, ya que en muchos casos algunos estudiantes han vivenciado y a su vez testigos de los abusos de poder por parte de estos profesionales donde han sobornado y se dejan sobornar por los y las discentes con la finalidad de obtener la aprobación de una asignatura en particular, éste acto repudiable no sólo los afecta académicamente sino que tributa en la formación de un ser sin principios ni valores.

Por consiguiente, el docente universitario debe ser un profesional con un alto nivel de ética, para desempeñar una función efectiva y que sea cuestionada por las normas sociales e institucionales. En tal sentido, (Fernández y Hortal 1994) expresan que "Es preciso conjugar la libertad de cátedra con el carácter propio del centro universitario, ya que no todas las formas de ejercer la profesión, son compatibles con una visión moral confesional. Es de desear un diálogo interdisciplinar entre los profesores para que en la medida de lo posible y deseable, los alumnos no reciban en las asignaturas propias de sus carreras, criterios opuestos a los que se les transmiten en las asignaturas de formación". Esto indica la gran responsabilidad que descansa sobre los docentes del nivel superior, y si la universidad no da seguimiento y monitorea el trabajo de los docentes, puede darse el caso de que los profesores universitarios ejerzan una práctica totalmente fuera de lo establecido ética y profesionalmente.

Para que un docente actúe de manera ética debe estar formado en valores, para que de este modo actúe apegado fielmente a lo establecido por los códigos de ética institucionales.

Según, lo que establece (González, M, 2005) "El profesor universitario ha de ser para sus estudiantes un modelo de actuación personal y profesional, un ejemplo que estimule a sus alumnos en el proceso de su construcción como persona, en el ejercicio de la profesión. Esto implica necesariamente el desarrollo del profesor como persona moral. Para ser modelo hay que ser coherente, tiene que mostrar correspondencia entre lo que dice y hace". Si se toma en consideración esta opinión, es de entender que la función del docente conlleva un alto grado de cumplimiento de la ética.

Entendiéndose, que la ética en la práctica pedagógica del docente universitario debe estar fundamentada en la aplicación de teorías y métodos de enseñanza con el uso de recursos y medios que tengan la direccionalidad para llegar a sus estudiantes, deben llevar la seguridad para inducir un mejoramiento de su competencia profesional, que no se resuelve mediante el aprendizaje de meros saberes teóricos o puramente técnicos sino a la orientación esencial del quehacer educativo con el compromiso ético del docente.

Por lo tanto, un líder ético en el campo educativo tiene que conocer sus capacidades, perspectivas y sus limitaciones. Idealmente debe aprender a combinar las diferentes perspectivas en un estilo más integral y estratégico; aceptar sus propias limitaciones e incorporar a sus organizaciones aportes de fortalezas complementarias. Estos líderes conocen sus puntos fuertes, se esfuerzan por ampliarlos y estructuran equipos de trabajo que en conjunto ejercen el liderazgo, por lo menos, en las cuatro perspectivas: estructural, política, de recursos humanos y ética (Adair, 2002).

En tal sentido, un líder ético en el componente educativo, debe ser capaz de ponerse al servicio de los demás; manteniendo a la vez la responsabilidad social, la objetividad, el conocimiento de las propias limitaciones. Incorporando idoneidad técnica, que se consigue con la formación académica y buscando generar junto a una visión completa de los problemas, una especialización en algunos de los campos en que se divide el servicio público y que lo proyectan hacia la construcción y fortalecimiento organizativo

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