Mediación En El Contexto Escolar

La disputa de los espacios de recreación en el contexto escolar: la mediación un espacio para armonizar las relaciones

1. Datos de identificación:

Nombre de la institución: Unidad Educativa Miguel Granda Ruiz

Tipo de institución: Fiscal

Régimen escolar: Sierra

Ciclo: Vespertino

Número de estudiantes: 425 (45 hombres y 379 mujeres)

Ubicación: Avenida Ulpiano Moran OW3-365 y Cordoncillo. Sector La Ecuatoriana

Sector distrital: Sur

2. Problema/conflicto:

La convivencia de las y los estudiantes –espacio y tiempo– en los establecimientos educativos constituye un lugar privilegiado para adquirir y profundizar una cultura de respeto y de derechos. Pero, la coexistencia escolar no transcurre de manera lineal y armónica, ya que con cierta periodicidad se producen roces y/o fricciones entre las y los educandos.

Algunos espacios, dentro del ámbito escolar, son propicios para que se produzcan dichas interacciones tales como: los pasillos, los salones de clase, los servicios higiénicos, los bares, las canchas de juego, entre otros. En algunos de estos lugares, la administración institucional (docentes y autoridades de inspección) resulta limitada y, en ciertos casos, inexistente.

En Ecuador, en el año lectivo 2012-2013 (régimen sierra), el gobierno de la revolución ciudadana dio por finalizada la educación diferenciada por sexo (masculino y/o femenino) en los centros de enseñanza fiscal. A su vez, propició el sistema de coeducación, el cual se encamina a la consecución de un sistema educativo en el que niños y niñas y adolescentes sean tratados con igual atención y les sea concedido el mismo tipo de protagonismo (Subirats, 1994).

Las autoridades educativas y sus respectivas áreas estamentales, entre ellos, el Departamento de Orientación y Bienestar Estudiantil (DOBE), diseñaron varias actividades y dinámicas grupales para fomentar la integración de los nuevos estudiantes varones. Ellos ingresaron al 8vo año de educación básica. Estas acciones, son parte de la estrategia de interacción escolar y de mejoramiento del ambiente institucional.

Las nuevas interacciones –estudiantes varones nuevos y estudiantes mujeres– generan cierto grado de resistencias y reacomodos y, que en su totalidad, llevan implícitas relaciones desiguales de poder. En adelante, lo llamaremos conflicto, entendiendo este concepto, “como una situación en la que dos o más personas están en desacuerdo porque sus posiciones (lo que se reclama de inmediato), sus intereses y necesidades más profundos, sus deseos o sus valores parecen incompatibles.” (García, 2003:4).

En este sentido, resulta imprescindible describir las interacciones que de manera repetida estan sucediendo en el contexto escolar, entendiendo este término, como el conjunto de elementos y factores que intervienen en el proceso de enseñanza y aprendizaje y que en determinado momento pueden favorecerlo o entorpecerlo. A continuación el relato de un hecho acaecido en las zonas de distracción escolar.

El timbre alertaba la salida al receso, un grupo de 6 estudiantes varones corría de forma precipitada para apropiarse de un espacio del centro educativo, la cancha central, antes ocupado por las estudiantes. Los chicos empezaron rápidamente a jugar futbol, desconociendo la cercanía de las chicas que también jugaban otro deporte, el básquet. Las acciones iban y venían, hasta que en momento dado, un balonazo impulsado por un chico llegó a la cara de una estudiante, provocando un sangrado de la nariz. Esta situación no paralizó el juego de los varones (Diario de campo, 2013).

La literatura relacionada con temas de género y educación, menciona que en conjunto, “las chicas adoptan un papel pasivo que se les asigna frente al papel activo otorgado a los niños, dejando que éstos ocupen los espacios centrales en los patios y en las aulas, que impongan sus juegos, e interviniendo lo imprescindible en todas las situaciones abiertas como, por ejemplo, las asambleas” (Subirats, 1994: 5).

No obstante, la actitud de las chicas en nada se ajusto a estos parámetros y/o estereotipos, y de manera grupal increparon a los chicos, con insultos e intentos de agresión física. Ellas argumentaban, que dichas actuaciones se producen de manera reiterativa, y que cada vez los chicos estan siendo más violentos y agresivos. Las chicas, les indicaron, en palabras fuertes, que si quieren guerra, también la tendrán.

Esta breve descripción de un problema, y que de no remediar una acción oportuna, puede trascender en algo que provoque mayores consecuencias. Bajo este panorama, el papel de la Mediación, intervención por común acuerdo de una tercera persona neutral para ayudar a las partes que están en conflicto a que transformen éste por sí mismas mediante acuerdos (Garcia, 2003), implementará una estrategia para restablecer el equilibrio de las relaciones, que de forma paulatina, se han ido deteriorando.

3. Proceso de mediación

La aplicación de la mediación en un establecimiento educativo implica compromisos y acuerdos, al igual que reclama un consenso general, pues ante una posibilidad de aplicarla sin el involucramiento de la comunidad educativa (madres y padres y estudiantes) no daría los resultados esperados (García, 2003). Examinemos brevemente las fases:

1) Primera fase: Instalación del marco de trabajo

Esta fase demanda compromisos preliminares para la realización de acciones puntuales.

Toma de contacto

Un primer paso consistirá en tomar contacto con las personas involucradas. Para el caso del colegio fiscal, con los grupos de estudiantes varones y de mujeres. En vista de la problemática surgida, el inicio de los diálogos se producirá de manera individual. Esto con la finalidad de crear las condiciones favorables y generar los procesos de vinculación. También es una excelente oportunidad para que las y los involucrados conozcan sobre el proceso de la mediación y sus formas de desarrollo.

Análisis de la demanda

En esta etapa convergen un sinnúmero de expectativas de las y los involucrados. De cierta forma, es una etapa de cuestionamientos y auto-cuestionamientos.

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