Mejorar La Situación De Un País Responsabilidad De Sus Habitantes

“Mejorar la situación de un país es responsabilidad de cada uno de sus habitantes”

“Cada pueblo tiene el gobierno que merece” Joseph de Maistre

¿Cuántas veces, después de quejarnos o discutir sobre la situación social, económica o política del país donde vivimos, terminamos concluyendo con esta frase? Terminamos por darnos cuenta que como habitantes somos los responsables directos de las decisiones acertadas o arbitrarias de quienes ejercen la autoridad, que mejorar la situación depende de nosotros mismos y que inevitablemente nuestra participación activa es vital.

En 1789, tras la Revolución Francesa y el fin del absolutismo, se redactó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Su lectura nos permite comprender las altas aspiraciones que los constituyentes se propusieron difundir entre todos los hombres; aspiraciones que exigen, en alto grado, espíritu cívico y espíritu de sacrificio, ambos destinados a lograr una sociedad más humana. Esta Declaración que ha sido base e inspiración de códigos y leyes en el mundo, nos hace comprender que es más difícil vivir como hombres libres que como esclavos; lo que explica que desde hace dos siglos muchos hombres hayan preferido abdicar de su libertad antes de afrontar los deberes y las responsabilidades que entraña ser un ciudadano íntegro de un país libre.

Desde ese entonces se han dado en el mundo nuevas formas de gobierno democráticas basadas en la voluntad de la mayoría, la igualdad ante la ley y la libertad individual. Los habitantes de un país dejamos de ser súbditos para convertirnos en ciudadanos con derechos y obligaciones propias.

Ser ciudadano nos convierte en personas que, por la condición natural o civil de vecino, establece relaciones sociales de tipo privado y público como titular de derechos y obligaciones personalísimos e inalienables reconocidos bajo el principio formal de igualdad. El ser habitante y ciudadano entraña la responsabilidad de convertirse en un ente consciente, informado, respetuoso y participativo de las condiciones que pueden generar un desarrollo real de la sociedad, de nuestra comunidad y de nuestro país.

En el mundo existen sociedades liberales donde la hoy llamada “democracia participativa” permite que sus ciudadanos generen cambios y propuestas, y que expresen a viva voz sus opiniones, formas de vida, costumbres, etcétera. Por otra parte, existen sociedades paternalistas que tienden a ser represivas, “llevando de la mano” el desarrollo de estas comunidades, en este último caso debemos aclarar que no por ello, el ciudadano queda exento de su responsabilidad en la mejora de su entorno, de hecho será responsable directo de las mejoras que no se lleven a cabo.

Ejercer la ciudadanía entonces, se convierte en una tarea que no es fácil y de ahí que quizá, muchos estemos acostumbrados a esperar resultados bajo la “ley del mínimo esfuerzo” y nos represente un reto poco atractivo el asumir la responsabilidad de convertirnos en ciudadanos de verdad, principalmente capacitados y decididos a intervenir como promotores de los cambios que la sociedad debe realizar para avanzar en su desarrollo. Podemos entonces partir de la premisa que un buen gobierno sólo podrá existir si existen buenos ciudadanos.

Existen a lo largo de la historia y en la actualidad innumerables ejemplos donde los ciudadanos, a través de diferentes medios de participación y movilización ciudadana han sido y son responsables de cambios y mejoras tanto en aspectos políticos como sociales y económicos. Basta con recordar casos drásticos como la tiranía monárquica de Francia y cómo llegó a su final por medio de la Revolución; o si queremos algo más reciente tenemos la caída del muro de Berlín, evento que ocurrió cuando la mayoría de los alemanes orientales así lo quisieron; o la destrucción de la tiranía rumana de Nicolae Ceausescu cuando el pueblo se manifestó harto de ellos; más cercano a nosotros tenemos el éxito del acuerdo que dio origen a la coalición que eliminó a Pinochet del poder. En cuanto a casos recientes de movimientos ciudadanos con objetivos específicos de mejora podemos citar casos en España, Chile, Siria, Argelia, sin dejar de mencionar México.

El ciudadano puede y debe hacerse responsable de su país desde el ámbito formal, cumpliendo sus

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