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Mejorara La Aconomia De Costa Rica En El 2012?


Enviado por   •  1 de Agosto de 2012  •  1.305 Palabras (6 Páginas)  •  423 Visitas

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La economía de Costa Rica en el año 2012

Desde 1991 hasta el 2007, la economía creció en promedio 5,4%. Pero para el período total 1991-2011, la tasa correspondiente cae a alrededor de 4,7%. El primero de estos datos está afectado favorablemente por el ciclo alto de 2005-2007. El segundo nos devuelve a la realidad que imponen los últimos cuatro años (2008- 2011, ambos inclusive). En este último periodo el crecimiento promedio ha sido un enfermizo 2,4%.

Tras la caída de 2009 no se ha logrado ninguna reactivación apreciable de la economía. Esta sigue arrastrando problemas derivados del impacto de la crisis mundial, cuyos primeros efectos se sintieron en 2008. Por razones profundas, presentes en sus fundamentos principales, el modelo neoliberal tiende a generar altos niveles de pobreza, empleos insuficientes y de mala calidad y un avance progresivo de las desigualdades sociales. En el contexto de la crisis, esos rasgos negativos tienden a agravarse. Así, hoy día un 20% de los trabajadores y trabajadoras costarricenses están en situación de desempleo o de subempleo (cerca del 28% entre las mujeres). Y alrededor del 40% de la población aparece como “oficialmente” pobre o se encuentra en los mismos límites de la pobreza. Las pocas estadísticas disponibles dejan en claro (aunque no con suficiente detalle) el agravamiento de la desigualdad social. Y ni hablar de un problema fiscal respecto del cual existe unanimidad entre izquierdas y derechas: nadie quiere resolverlo.

¿Podría mejorar la economía en 2012 y lograr así aligerar esos diversos problemas? Algunos datos podrían alimentar cierto optimismo. Por ejemplo, la notable aglomeración de capitales extranjeros. En su mayor parte corresponden a inversión extranjera directa, pero otros rubros han crecido fuertemente. Es posible que estas importantes entradas estén estimulando un cierto repunte del crecimiento hacia los últimos meses del año, al menos según se refleja en el Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) que elabora el Banco Central. El impulso lo dan sobre todo los servicios (y es posible que ahí influya directamente la IED), pero no es despreciable el hecho de que la construcción haya vuelto a números positivos después de muchos meses en rojo.

¿Podríamos entonces entrar en 2012 en un ciclo de bienestar, similar al de 2005-2007, impulsados por los flujos de capital extranjero? Existen dudas al respecto.

En primer lugar, es poco probable que las exportaciones y el turismo vuelvan a la actividad enérgica de los años anteriores al 2008, respecto del cual en este momento se mantienen a mucha distancia. La razón es que: consecuentemente no existe posibilidad de que la economía mundial se recupere en este año, cuando, por el contrario, podría profundizarse el deterioro, dependiendo de cómo evolucione la crisis en Europa. También podría darse algún acontecimiento traumático en Estados Unidos, aunque esto es menos probable en vista de que es año electoral, lo que quizá “facilite” los acuerdos políticos frente a la crisis.

Sin embargo, la crisis europea es, por sí sola, una amenaza de enormes proporciones. Representa una mezcla peligrosa entre el poder destructivo de la especulación financiera y la incapacidad e ineptitud de las clases políticas europeas, paralizadas frente una doble trampa: la ideológica, de raíz neoliberal; y la económica-política, por su subordinación a los grandes intereses de la especulación y las finanzas.

De tal manera, el escenario menos negativo es el de una inercia que, de forma forzosa, prolongue por muchos años más el estancamiento, el desempleo y el deterioro social en toda Europa. Ello tendría secuelas negativas sobre Estados Unidos y Japón. El peor de los escenarios –que sin embargo no puede descartarse- es el de la quiebra de Italia y España, con el consecuente derrumbe del euro. Esto daría lugar a una severa recesión mundial.

Haciendo acopio de algún tipo de optimismo, se podría entonces especular en una recuperación de la economía costarricense empujada por la demanda interna: el consumo de la gente, posiblemente la reactivación de la construcción. La abundante afluencia de capitales extranjeros favorecería, incluso a través de los créditos bancarios (para vivienda, compra

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