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Modulo 2 Profordems


Enviado por   •  18 de Agosto de 2011  •  1.581 Palabras (7 Páginas)  •  1.017 Visitas

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Formación de maestros: algunas orientaciones

Conferencia dictada por Philippe Perrenoud

Facultad de Psicología y de las Ciencias de la Educación

Universidad de Ginebra

“Nadie desea tener maestros incompetentes. Pero a menudo, se confunde maestro incompetente con maestro ignorante, un maestro que no tiene dominio de los saberes a enseñar”.

Con estas palabras, Philippe Perrenoud, de la Facultad de Psicología y de las Ciencias de la Educación en la Universidad de Ginebra, inició su conferencia titulada Formación de maestros: algunas orientaciones, ante más de 2 mil docentes, en el Hotel Hilton, durante su visita a Guadalajara, después de que la Secretaría de Educación Jalisco a través de la Dirección General de Educación Normal le hizo la invitación.

“Algunos piensan que el dominio de su disciplina basta para poder enseñarla. Otros creen que también es necesario poseer distintos medios para ponerla al alcance de los aprendientes. Pero a menudo, dichos medios se reducen a una buena retórica, al arte de enunciar claramente los saberes, manteniendo un ritmo adecuado y estableciendo un diálogo socrático con los alumno”, aseguró.

¿Qué competencias enseñar? ¿Cómo se construyen? ¿Qué hay que hacer para desarrollarlas durante la formación inicial? ¿Cómo seguir desarrollándolas a lo largo de la vida?, y algunas conclusiones, fueron aspectos que desarrolló el conferencista.

¿Qué competencias enseñar?

“Antes de hacer la lista de las competencias requeridas para un docente, es necesario clarificar el concepto mismo de competencia. No es sencillo, la palabra competencia no tiene el mismo sentido en derecho, lingüística, psicología, ciencias del trabajo o de la educación”.

“Este concepto nos remite a las relaciones entre pensamiento y acción, a la parte de lo impensado o de lo pre-reflexionado en la acción humana, a la diversidad, la heterogeneidad de los recursos en juego. Además, es objeto de controversias ideológicas. Por lo mismo, sería imprudente proseguir como si, de entrada, habláramos de lo mismo”.

“Definiré la competencia como el conjunto de medios de los cuales dispone un actor para dominar una familia de situaciones complejas con una estructura idéntica. Una competencia moviliza varios recursos: saberes, capacidades o habilidades, actitudes, valores, una identidad, una relación con el conocimiento, el poder, las responsabilidades y el riesgo”.

Apropiarse de los recursos sólo es una condición necesaria. “La competencia sólo existirá plenamente si el actor los moviliza juntos, los pone en sinergia para tomar una decisión, resolver un problema o guiar una acción adecuada. Esta sinergia depende, en parte, del juicio profesional, del razonamiento, pero también mecanismos mentales menos conscientes.

Una competencia se aplica a una familia de situaciones análogas. “Un docente se enfrenta a numerosas situaciones, cada una particular en sus detalles, ¡son mil micro decisiones por día! Se pueden agrupar en familias de estructura idéntica. Incluso así, siguen siendo numerosas. Unas corresponden a las múltiples situaciones que surgen en el salón de clases, otras a las tareas del profesor: preparación, planificación, corrección, etcétera”.

Para identificar dichas familias de situaciones y, por ende, dijo, las competencias que les corresponden, idealmente se debería proceder a una encuesta sobre el trabajo cotidiano de los maestros, sin limitarse al sentido común o a una supuesta familiaridad creada por la experiencia de este trabajo.

“Un referencial de competencia es una construcción compleja que, idealmente, resulta de una observación de las prácticas. Una vez discutido y validado, está destinado a volverse una referencia en la concepción y el monitoreo de la formación”.

Las competencias no se enseñan

“Una competencia es un saber-actuar. Es actuando que uno aprende a actuar. Desde luego, se pueden enseñar conocimientos declarativos, procesuales o condicionales; se pueden desarrollar habilidades específicas a través de ejercicios descontextualizados; se pueden recomendar actitudes, posturas, orientaciones éticas o axiológicas. Pero todos esos recursos solo constituirán una competencia cuando entren en sinergia y sean puestos al servicio de una acción”.

Destacó que: “Durante mucho tiempo se creyó o se fingió creer que la acumulación de recursos bastaba. Hoy se sabe que la transferencia, la movilización, la puesta en sinergia se aprenden. No es de sorprenderse, entonces, que la construcción de las competencias quede inconclusa, ya que la formación o dedica ningún tiempo a este entrenamiento ni lo acompaña. Eso no implica más clases sino un acondicionamiento de la experiencia y una forma de coaching “

Pero se pueden crear las condiciones para el desarrollo de las competencias. “Nadie pretende que los formadores no tengan ninguna influencia sobre el desarrollo de las competencias de los alumnos o estudiantes, pero su acción es indirecta; consiste en poner a los estudiantes en situaciones de trabajo que generen una experiencia formadora”.

En realidad, “es el alumno quien construye sus conocimientos, nadie lo puede hacer en su lugar, sólo se puede organizar un entorno favorable para ciertos aprendizajes, son situaciones didácticas. Pero es más cierto aún en el caso de las competencias. Los formadores tienen un papel activo muy importante; escogen y guían la puesta en situación”.

Sin embargo, no todo está bajo control, “si las competencias se

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