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Mujeres Y Economìa


Enviado por   •  29 de Enero de 2012  •  2.136 Palabras (9 Páginas)  •  393 Visitas

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ECONOMIA Y MUJERES

¿Qué es la economía? Etimológicamente hablando, es una expresión que proviene del latín «economía», y este, del griego «oikos» = casa y «nomos» = administración (administración de una casa). El título «oikonomikos», de la obra de Jenofonte (430-355 a. de J.C.), se considera la primera contribución global a la formación de la ciencia económica.

Por su parte la academia define economía como el estudio de la correcta distribución de los recursos escasos para satisfacer las necesidades del ser humano. Definida así y bajo las actuales circunstancias cabría preguntarse que se considera como “correcta distribución de los recursos” y las necesidades de que seres humanos se pretende satisfacer.

Es evidente que el actual modelo económico (neoliberalismo) lejos de satisfacer las necesidades de los seres humanos que habitamos este planeta, ha acentuado la brecha existente entre ricos y pobres, privilegiando la acumulación del capital en unas cuantas manos, poniendo en una situación de pobreza extrema a la mayoría de la población a nivel mundial.

Sin embargo, esta situación no es nueva para las mujeres, a quienes a lo largo de la historia se ha mantenido bajo un velo de invisibilidad en lo que a economía se refiere. Tradicionalmente el discurso económico se ha mantenido bajo la máscara de neutralidad en cuanto a las relaciones de género, pasando desapercibida la discriminación y ocultando la aportación del trabajo de las mujeres, principalmente en cuanto hace al trabajo en el hogar y cuidado de los hijos, y si bien es cierto la palabra economía alude etimológicamente a la administración de una casa y por tanto esta rama del conocimiento debiera ocuparse de toda producción incluyendo la que se realiza en el hogar, esto nunca ha sido así, desde sus inicios la economía se ha ocupado de analizar la producción capitalista, marcando una separación entre la esfera pública y la privada, entre el trabajo remunerado y el trabajo domestico; estableciendo una división sexual del trabajo.

Aún cuando actualmente subsista la idea de que por su naturaleza la mujer debe ser quien se encargue de las labores domesticas y el cuidado de los hijos, históricamente esto no ha sido así; si bien es cierto que muchos consideran que la división sexual del trabajo tiene sus orígenes en el capitalismo, existe evidencia de que esta es anterior a ese modelo económico. En la edad media se podía observar que el trabajo domestico era una actividad propia de las mujeres, sin embargo no era la única ni la principal actividad femenina, también participaban en la producción para el intercambio, ya fuera en el campo o en los talleres artesanales que eran los medios de producción de esa época.

La mujer tenía una participación activa en la vida económica, lo que marcaba la diferencia con épocas posteriores, si bien existía sometimiento a la autoridad masculina, al no haber una división marcada en la entre la esfera pública y privada las mujeres podían transitar entre ambas esferas, lo cual no implicaba que el varón se ocupara de los asuntos domesticas. La familia constituía la unidad de producción en el feudalismo.

Posteriormente el surgimiento del capitalismo, trae aparejada la división de las esferas pública y privada con lo que se reduce a la mujer a las labores domesticas y a la autoridad y dependencia del padre o marido, quien al ser el proveedor de la familia toma para sí la autoridad y el poder sobre su esposa e hijos, asignándose a la mujer los roles de esposa y madre lo cual limita su participación en los espacios públicos, considerando que el trabajo en el hogar carece de valor alguno, toda vez que esa actividad no produce mercancía alguna que pueda ser intercambiada.

Bajo la lógica capitalista donde lo importante es la producción de mercancías y la acumulación de capital, las labores domesticas carece de valor toda vez que no producen excedente alguno.

Economistas clásicos como Adam Smith reconoce la importancia de la actividad de las mujeres en la esfera domestica, principalmente en lo que se relaciona con la crianza y educación de los hijos, considerando que su función principal es la creación de capital humano mediante la procreación pero no se le da alguna importancia a nivel económico.

Por su parte las teorías de Marx sobre la sociedad, la economía y la política, no constituyeron una alternativa para las mujeres, ya que si bien hablaba de lucha de clases y del reemplazo del capitalismo por el socialismo a fin de terminar con la explotación de la burguesía sobre el proletariado, tal doctrina únicamente se refería a la explotación del obrero por el dueño de los medios de producción, es decir en relación a la actividad remunerada donde se consideraba que el excedente de la fuerza de trabajo era aprovechada por la burguesía sin que esta tuviera derecho a ella, pero no hacía referencia alguna a la situación de las mujeres quienes realizaban una actividad en beneficios de otros sin recibir pago o reconocimiento alguno por su trabajo. La desaparición de las clases no significa la desaparición de la desigualdad entre los sexos.

El sistema capitalista reconoce la importancia de la mujer como creadora y formadora de trabajadores productivos, pero la excluye de la vida económica porque su trabajo no se intercambia por dinero, designando la actividad de las mujeres en casa como no trabajo. Detrás de la apariencia humanitaria de cuidado de hijos y hogar se esconden una ideología que refuerzan los valores patriarcales, la autoridad del estado, el poder del capital y la falta de opciones de la clase trabajadora y especialmente de las mujeres.

La mujeres de las clases económicas más bajas, además de las labores domesticas tenían acceso a una actividad remunerada, pero no en las mismas condiciones que los varones, pues su salario era menor aún cuando las tareas o las jornadas laborales fueran equivalentes, pues se consideraba que el salario del hombre estaba destinado a la satisfacción de las necesidades de una familia, el de las mujeres solo constituía un apoyo para la economía familiar y por tanto era lógico y justo que el salario de los hombres fuera mayor.

Cabe mencionar que la inclusión de este estrato de mujeres al mercado laborar obedecía principalmente a la necesidad del mercado de reducir costos mediante el pago de mano de obra más barata.

Durante el periodo de la posguerra la expansión del capitalismo hacia los sectores de servicios y la producción de mercancías que producían economía de tiempo en las labores domesticas trajo como consecuencia un incremento en la demanda de mercancías, por lo cual se permitió la incorporación de un mayor número de mujeres al mercado de trabajo, aprovechando las ventajas que

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