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Museo de Geología de la UNAM


Enviado por   •  3 de Diciembre de 2013  •  Tesis  •  1.652 Palabras (7 Páginas)  •  278 Visitas

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HISTORIA

La existencia de este recinto se debe a la Comisión Geológica de México, fundada el 26 de mayo de 1886 y años después organizada como Instituto, la cual consideró imprescindible crear una sede para albergar el conocimiento de este ramo y mandó construir el edificio.

El proyecto quedó a cargo del geólogo José Guadalupe Aguilera y del arquitecto Carlos Herrera López. El primero diseñó los laboratorios y salas de exhibición permanente y el segundo se encargó de la construcción propiamente dicha.

Así, en 1900 se colocó la primera piedra del edificio y en septiembre de 1906 fue oficialmente inaugurado. El 16 de noviembre de 1929, pasó a formar parte de la Universidad Nacional al declararse su autonomía y en 1956, cuando el Instituto de Geología se trasladó a la Ciudad Universitaria, quedó exclusivamente como museo. Esta nueva adaptación fue dirigida por el arquitecto Herrera y Antonio del Castillo.

CARACTERISTICAS

Un edificio Art Nouveau cuyas ventanas con emplomados que presentan paisajes nacionales, son una expresión del más puro estilo francés. Se trata del Museo del Instituto de Geología de la UNAM. En el vestíbulo, una espléndida escalinata de dos rampas –decorada con flores y hojas de acanto estilizadas se refleja en los pisos de mármol gracias a la luz difuminada por la inmensa cúpula en su techo.

La fachada del edificio está labrada con ignimbrita (roca volcánica), procedente de Los Remedios, Estado de México. Tiene una forma cuadrangular de tres bloques casi iguales; en los frisos luce un hermoso trabajo de cantera, mostrando en alto y bajo relieve fósiles de peces, conchas y reptiles, además se observan las inscripciones de algunas de las Ciencias de la Tierra: Geología, Paleontología, Geotécnica, Química, Química, Litología y Mineralogía.

En el cuerpo central destacan tres arcos de medio punto decorados, que dan la entrada al museo, bajo éstos, fueron esculpidos fósiles de amonitas y en el pasillo interior, a ambos lados, se aprecia el escudo nacional de la época, trabajado en hierro con acabado en bronce.

En el primer piso que ocupan los arcos, existe una pequeña terraza con ocho columnas de estilo jónico, las cuales se encuentran estriadas a tres cuartos; en los muros, contrapuestos a ellas, existen cuatro medallones elaborados en bronce con los bustos de pensadores de las Ciencias de la Tierra: William Smith, James Hutton, George Cuvier y Abraham Gottlob Werner, mientras que en la parte superior, el centro de la fachada del edificio está rematado con un reloj.

La Época del Porfiriato fue una importante etapa de asimilaciones de todo aquello que representara la modernidad, y este hecho también tuvo efecto en el cambio que se dio en la arquitectura, propiciando una transformación en la imagen de la ciudad, que logra una deliberada ruptura, con la tradición constructiva del virreinato.

El diseño, distribución y funcionamiento del edificio fue construido bajo el estilo ecléctico, con detalles franceses propios de la época que se vivía, alternados con motivos prehispánicos entre otros; desde el proyecto inicial fue diseñado para ser utilizado como instituto de investigaciones, con oficinas y laboratorios en el primer piso, así como museo científico, con salas de exhibición permanente en la parte baja.

Decoración

Al entrar al museo, se contempla un espacioso vestíbulo que cuenta con pisos de mosaico, con motivos pompeyanos, y una majestuosa escalinata estilo Art Nouveau elaborada en Leipzig, Alemania; armada y recubierta en México; formada de dos rampas, adornadas con flores, hojas de acanto estilizadas, forjadas en hierro y descansos de mármol. En el peralte de la escalera se pueden observar grecas pre-hispánicas como elementos decorativos.

En la parte superior del vestíbulo, diez lienzos del paisajista mexicano José María Velasco, representan parte de la evolución de la vida sobre la Tierra, desde sus orígenes en los mares hasta la aparición del hombre. Dos de ellos están dedicados a la vida marina, uno a los anfibios, tres a la evolución de las plantas, dos a los mamíferos y los dos restantes, al hombre primitivo.

También se observan siete bellos emplomados con paisajes del país: Barranca de Teocelo, Veracruz; Las Ruinas del Tepozteco, Morelos; Cascada de Necaxa, Puebla; Erupción del Volcán de Colima, del 24 de marzo de 1903; Cañón del Puente de Chone, Ferrocarril Nacional de México; Órganos de Actopan, Hidalgo y el Pilar de Huayapam-Tepehuanes, Durango.

En el área de la Dirección del museo, se encuentra la Sala de Juntas o Sala de Directores, misma que conserva en sus muros una esplendorosa decoración de terciopelos, enmarcados en finas maderas tallada; una pintura en el plafón muestra artísticamente una alegoría del estudio de la Geología; cuenta con cuatro pequeñas esculturas de bronce, donadas a principio del siglo XX. Los pisos son de parquet francés y los muebles, elaborados especialmente para el Museo de Geología, tienen grabado un mazo y un martillo, elementos integrales del emblema del Instituto de Geología.

Museo de Geología de la UNAM

La fachada del edificio está labrada con ignimbrita (roca volcánica), procedente de Los Remedios, Estado de México. Tiene una forma cuadrangular de tres bloques casi iguales; en los frisos luce un hermoso trabajo de cantera, mostrando en alto y bajo relieve fósiles de peces, conchas y reptiles, además se observan las inscripciones de algunas de las Ciencias de la Tierra: Geología, Paleontología, Geotécnica, Química, Química, Litología y Mineralogía.

En el cuerpo central destacan tres arcos de medio punto decorados, que dan la entrada al museo, bajo éstos, fueron esculpidos fósiles de amonitas y en el pasillo interior, a ambos lados, se aprecia el escudo nacional de la época, trabajado en hierro con acabado en bronce.

En el primer piso que ocupan los arcos, existe una

pequeña terraza con ocho columnas de estilo jónico, las cuales se encuentran estriadas a tres cuartos; en los muros, contrapuestos a ellas, existen cuatro medallones elaborados en bronce con los bustos de pensadores de las Ciencias de la Tierra: William Smith, James Hutton, George Cuvier y Abraham Gottlob Werner, mientras que en la parte superior, el centro de la fachada del edificio está rematado con un reloj.

SALA

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