NUESTRA HISTORIA ANTEPASADOS INDIGENAS

TUNUNGUA BOYACA

NUESTRA HISTORIA

ANTEPASADOS INDIGENAS

Hace mucho tiempo cuando la tierra era gobernada por Dieces de creencia nativa existió uno llamado.  El dios “Are” que de camino a su trono el sol creó a Fura y Tena, padres de la humanidad. Are se detuvo a las orillas del sagrado río Carare y de un puñado de tierra formó los ídolos: Fura, mujer y Tena, hombre, que luego arrojó a la corriente, donde tomaron aliento y vida; fueron los primeros seres del linaje humano. Are les señaló los límites de sus dominios, les enseño los secretos de la agricultura, la alfarería y estrategias militares, y también les dio normas de salud y de vida, y les inculcó la libertad sin límite alguno.

FURA Y TENA, REINA DEL PAÍS DE LOS MUZOS

Fura, bella y seductora, acompañó a un hombre llamado zarbi o minero en busca una bella flor que con su olor aliviaba los dolores. Pronto el sentimiento de Fura se transformo en amor y en infidelidad. “Are” quitándoles su inmortalidad  y condenándolos a pagar con llanto y dolor este suceso. Tena, el esposo burlado, se suicidó y junto con Fura se convirtieron en dos peñascos, separados por el río Zarbi o minero. Las lágrimas de Fura, la esposa infiel, se transformaron en esmeraldas, que se esconden en las cordilleras, y en hermosas mariposas. Itoco, el hijo de Fura y Tena, lleno de dolor por la muerte de sus padres pronto también se convirtió en un peñasco esmeraldifero, el más rico de todos. La triste suerte de Fura y Tena conmovió sin embargo el corazón de Are, que desde su trono del sol los perdonó, poniendo para vigilar los sagrados peñones, una guardia permanente de tempestades, de rayos y serpientes, y permitiendo que sean siempre las aguas del Río Minero, sangre de Zarbi, las que descubran, clarifiquen, laven y abrillanten las esmeraldas de los Muzos, lágrimas de la infiel y arrepentida Fura.[pic 1]

Fura y Tena fue formando el mundo de los Muzos; pasaban años y siglos, generaciones y generaciones pero el tiempo no llegaba hasta ellos; siempre en perpetua juventud y progresiva fecundidad veían como su descendencia descuajaba las montañas y poblaba los dominios. Cada Muzo, cumplido los veinte años, escogía parcela y formaba su hogar, plenamente libre, sin sometimiento a régimen de gobierno alguno, sin otra obligación que la de venerar a los sagrados progenitores, Fura y Tena. Fueron así surgiendo en las montañas los labrantíos de Turtur, Tununguá, Pauna, Canipe, Misuncha, Quípama, Oquima, Cubache, Sacán, Terama, Corauche, Acoque, Chánares, Coper, Surapí, Itoco, Yanaca, Ancancy, entre otros hijos, como tributo de veneración a los dos primeros seres que tan fructíferamente cumplían el mandato del supremo Are, dios creador que en su marcha al sol, hacía mucho tiempo se había sumergido en la sagrada corriente del Carare. 

TUNUNGUÁ HIJO DE FURA Y TENA

Hombre que cuando cumplió su edad de poblar sus padres, por su contextura fuerte belicosa y sagas, la dan como pertenecía la tribu Tunca en la región del occidente de los muzos, sus padres lo envían a la zona que hoy conocemos como municipio con la misión de proteger, cultivar asentar y de conquistar “al Cacique Tisquizoque” y su tribu” estos permanecían unidos y en armonía con la naturaleza. Equilibrando las energías de la madre tierra, adornando  su magnífica morada con el verde de las montañas y el sonido de la fauna salvaje.

El Cacique Tisquizoque protegía con valentía los continuos combates de los terribles tuncos y muzos y con su sabiduría comandaba la tribu para que estuviese siempre latente frente a cualquier amenaza.

[pic 2]

TUNUNGUA

Hombre sabio y valiente fiel a sus costumbres poblaba la zona, oraba a su dios “Are“y acepto con gran dolor la muerte de sus padres, perdiendo su protección divina y empezando la vida de ser, sigue las costumbres heredadas de tribu muzos, Los muzos desarrollaban actividades económicas como la agricultura, la ebanistería, la extracción y talla de esmeraldas y trabajos en cerámica. En su territorio existían yacimientos de plata, cobre, oro, hierro y esmeraldas. También había minas de alumbre. Sin embargo, solo llegaron a usar el cobre a baja escala, para hacer esmeriles y otras herramientas, ya en tiempos, la siembra, el intercambio con otras tribus, tribus la cacería, desde el cerro o pico  que conocemos como Ancamay de similar nombre de su hermano Ancancy. Desde  ahí observa sus tierras, Tunungua  un hombre cuyas costumbres eran de iguales a las que su pueblo  practicaba.

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