HISTORIA DE LA EDUCACIÓN INDÍGENA EN MÉXICO
elyonmaster5 de Septiembre de 2014
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HISTORIA DE LA EDUCACIÓN INDÍGENA EN MÉXICO
Desde la época de la conquista se ha buscado el reconocimiento de la cultura indígena de nuestro país y se ha luchado por obtener las mismas oportunidades de desarrollo que el resto de la población, en un principio la educación era impartida por frailes los cuales estaban interesados en educar castellanizando bajo la orden de la iglesia, después la educación fue impartida por personas que a cambio de tierras o algunos bienes se dedicaban a ejercer esta profesión, esto apoyado por el gobierno, el cual estaba interesado en tomar el control de la educación en México y quitarle el control a la Iglesia, ya que, a principios del siglo XIX, las ideas de la Ilustración, de Rousseau proponían una formación basada en la naturaleza humana y en la libertad de aprendizaje que influyeron en la forma de conceptuar la educación en México (Castrejón, 1986) .
Los criollos liberales que luchaban contra el absolutismo español y los insurgentes mexicanos coincidían en la necesidad de formar un sistema educativo que tuviera un carácter menos religioso y que fuera más incluyente. Este debate entre una postura rígida de la educación como instrucción y la postura flexible como formación prevaleció aún después de la Independencia e incluso se intensificó por la aguda lucha entre conservadores y liberales. Ambos bandos buscaban, entre otras cosas, mantener el control de las instituciones educativas.
“En 1842, ante la falta de consenso, el Estado encargó a la Compañía Lancasteriana, la única institución educativa que se había creado hasta ese momento, el manejo de la Dirección de Instrucción Pública” (Steples, 1992) Sin embargo, el papel de la iglesia en la educación y la noción de libertad educativa fueron los temas que desencadenaron nuevamente el conflicto. Los liberales proponían la libertad de enseñanza con el objetivo de acabar con el monopolio eclesiástico sobre la educación.
Por tanto, en 1867 se promulgó la Ley Orgánica de Instrucción Pública, en ella se establecía la educación primaria gratuita y obligatoria, se excluía del plan de estudios toda enseñanza religiosa y contenía disposiciones para la educación secundaria, entre las cuales destacaba la creación, bajo los principios del positivismo, de la Escuela de Estudios Preparatorios, la cual habría de sentar las bases de la educación profesional. La ley sólo regía al Distrito Federal y a los territorios federales, pero ejerció influencia sobre las leyes estatales. (Latapí Sarre, 1998)
Con la creación de la Secretaría de Educación Pública (SEP), en septiembre de 1921, fue un hecho decisivo para cambiar esta situación y facilitó la acción concurrente del gobierno federal de manera directa en todo el país. Con lo anterior, se logró equilibrar un poco la desigual atención que estados y municipios brindaban a los servicios de educación. José Vasconcelos, el primer titular de esta institución, formuló un nuevo sistema educativo para atender las necesidades de instrucción y formación académica de todos los sectores sociales. Uno de los aportes más importantes de la gestión de Vasconcelos fue la educación rural: se crearon escuelas primarias y algunas normales rurales, y se formaron las misiones culturales, grupos docentes, profesionistas y técnicos que se dirigieron a diversas localidades rurales para capacitar maestros y trabajar en favor de la comunidad. (Iturriaga, 1981) Finalmente, el esquema liberal fue el que triunfó y sentó las bases de un nuevo sistema educativo en manos del Estado.
Años después, durante el sexenio de Luis Echeverría Álvarez, la reforma de este periodo se reflejó en la publicación de una nueva Ley Federal de Educación en 1973 que sustituyó a la Ley Orgánica de Educación Pública de 1941 en ella se establecía la educación primaria gratuita y obligatoria, se excluía del plan de estudios toda enseñanza religiosa y contenía disposiciones para la educación secundaria, entre las cuales destacaba la creación, bajo los principios del positivismo, de la Escuela de Estudios Preparatorios, la cual habría de sentar las bases de la educación profesional. La ley sólo regía al Distrito Federal y a los territorios federales, pero ejerció influencia sobre las leyes estatales. Esta nueva ley adoptó la definición de educación como “institución del bien común” y organizó al sistema educativo nacional para establecer nuevas bases que impulsaran los derechos que todos los habitantes del país para recibir educación con las mismas oportunidades. “El bien común” en las palabras de Simón Bolivar: “Son derechos del hombre: la libertad, la seguridad, la prosperidad y la igualdad. La felicidad general, que es el objeto de la sociedad, consiste en el perfecto goce de estos derechos” y "El sistema de gobierno más perfecto es aquél que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política"; por su parte John Rawls introduce una distinción entre "lo bueno", que es crear un mundo material mejor y "lo justo", que crea las condiciones para una sociedad libre y justa, una que permite la persecución de la virtud pero no prescribe el cómo hacerlo o qué es exactamente lo que se desea. Así, el bien común sería el bien que es común a cada ciudadano, el bien de cada uno de los ciudadanos, más que una concepción definida o concreta de lo que constituye el bien para todos y cada uno. (Wikimedia, 2013)
En 1975, se emitió un manifiesto conjunto nahua y maya titulado “Conciencia y liberación étnica” y en ese mismo año, los maestros bilingües nahuas formaron la Organización de Profesionistas Indígenas Nahuas, A.C. (OPINAC).
La institucionalización del indigenismo en materia educativa se inició con la creación de la Dirección General de Educación Extraescolar en el Medio Indígena, basada en la enseñanza autodidacta y la solidaridad social, la cual impulsó el servicio nacional de promotores culturales y maestros bilingües extraídos de las propias comunidades. (Meneses, 1998)
Con este hecho, los nuevos agentes culturales se multiplicaron y participaron en el Primer Congreso Nacional de Pueblos Indígenas realizado en Pátzcuaro, Michoacán en 1976; y se integraron al Consejo Nacional de Pueblos Indígenas (CNPI) e intervinieron en la redacción de la Carta de las Comunidades Indígenas. El Instituto Nacional Indigenista, la Secretaría de la Reforma Agraria y la Confederación Nacional Campesina, como aparatos de Estado, articularon las demandas de los maestros bilingües a través de diversas acciones. De la misma forma, se promulgó la Ley Nacional de Educación para Adultos de 1976, que reguló la educación para los mayores de 15 años que no habían cursado o concluido la primaria o la secundaria. Durante este periodo también se crearon diversas instituciones educativas, tales como el Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE), el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), el Colegio de Bachilleres y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT). Asimismo, la SEP modificó su estructura orgánica e instituyó la Subsecretaría de Planeación y Coordinación Educativa., dependencia que inició la desconcentración técnico-administrativa con la creación de 39 unidades de servicios descentralizados en las nueve regiones en las que fue dividido el país. (Meneses, Tendencias Educativas Oficiales en México, 1991)
Echeverría diseñó una política cultural de carácter mitológico que se tradujo en la revitalización de las formas tradicionales de autoridad indígena (Consejos Supremos, Consejos de Ancianos, Bastones de Mando, entre otras), de las prácticas de ornamentación y rituales (apertura de los centros ceremoniales mazahua y otomí) y de un proceso de indianización apuntalado sobre una ingeniosa utilería. No obstante el discurso educativo se manifestó a favor de una Educación para Todos, la coyuntura resultó favorable a los maestros y promotores bilingües en vías de institucionalización, integrados primero en la Asociación de Profesionales Nahuas A. C. (OPINAC) y más tarde en la Asociación Nacional de Profesionales Indígenas Bilingües (ANPIBAC). Los maestros y promotores bilingües organizados argumentaron la necesidad de crear un sistema educativo especial que proporcionara a los indígenas educación básica, normal y aún universitaria incidiendo en la construcción de nuevas vías para la reproducción del cacicazgo cultural en los pueblos indios.
El interés gremial de los actores coincidía también con la emergencia de dos paradigmas alternativos, la antropología crítica y el esencialismo etnicista. Con la creación de la Dirección General de Educación Indígena (DGEI) en 1978, como respuesta a las presiones que los maestros y promotores bilingües ejercieron sobre el secretario de educación, se legitimó el modelo educativo bilingüe bicultural, con esto, la SEP impone en los programas y metas del sector educativo para el periodo 1979-1982, asegurar la primaria completa a todos los niños, así como, castellanizar y proporcionar la primaria bilingüe a la población indígena.
En 1979, durante el Primer Seminario Nacional de Educación Bilingüe Bicultural y luego en el III Congreso Nacional de Pueblos Indígenas se obtiene como producto “El Plan Nacional Para la Instrumentación de la Educación Bilingüe Bicultural” (Consejo Nacional de Pueblos Indígenas y Alianza Nacional de Profeionales Indígenas Bilingües A.C., 1982)
Como complemento a la política educativa y lingüística del Estado Mexicano de lo bilingüe y lo bicultural: la propuesta de revitalizar las lenguas indígenas abre vetas interesantes en el sentido de ampliar
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