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Obedezca y verá que todo sale bien.


Enviado por   •  8 de Agosto de 2016  •  Tareas  •  843 Palabras (4 Páginas)  •  76 Visitas

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Obedezca y verá que todo sale bien.

“Por no obedecer, ¿Sí pilla lo que le pasa?”. Fueron las últimas palabras que escuchó Andrés antes de que la bala impactara en su cien.

Andrés, un joven de apenas 17 años de edad, habitante de la calle hace tan solo un año, abandonado por su familia, debido a la situación económica.

Su familia tuvo que despojarse de todos sus bienes e irse a vivir en una habitación ubicada en la zona del Bronx, una habitación de medidas tres por tres, donde la noche les cuesta tan solo 7000 pesos y la comida se consigue en bolsas llenas de migajas de pan o calentados que no superan un precio de 500 pesos.

A penas unos meses transcurridos desde aquel infortunio, en donde el techo y la comida se pagan con la cantidad de reciclaje que consigan, Andrés conoce a María, una chica de clase alta, con tan solo 16 años,  que entra los fines de semana a la zona del Bronx a buscar algo de diversión.

Un día, Andrés buscando entre la basura un par de cartones que le ayuden a completar para vender el kilo de reciclaje, ve a esta linda chica sentada en un andén, sin camisa, llevada por los efectos del bazuco y el alcohol adulterado que consiguió en una de esas discotecas donde no importa la edad ni la condición, lo único que les interesa es que consuman, que se deshagan de su dinero en sexo, drogas y un poco de alcohol.

Andrés al ver a esta pobre muchacha, que a simple vista se ve que no está acostumbrada a lo que es soportar una noche bajo la intemperie bogotana, decide ayudarla brindándole un poco de agua y un pan viejo que guarda en su mochila, esa mochila de la cual no se separa ni un solo momento del día.

Hasta ese entonces en donde Andrés se metía entre la basura, únicamente con el fin de buscar algo para poder comer y pagar su techo de una noche, María decide retribuirle el favor con un poco de bazuco que le sobró de la noche anterior y Andrés, por quedar bien con ella decide aceptar a su invitación de probar esa nueva experiencia, sin saber que se quedaría ahí y cada vez entraría más y más a ese mundo de perdición.

Las entradas al Bronx de María se hicieron más recurrentes, ahora no era solo los fines de semana, a veces, duraba una o dos semanas ahí junto a Andrés metiendo bazuco, marihuana y toda aquella sustancia que pudieran conseguir con el dinero que María sacaba de su casa y con los kilos de reciclaje que Andrés pudiera conseguir.

Un día, en uno de sus viajes eternos, María y Andrés deciden gastar su últimos centavos en el alquiler de uno de esos cuartos sucios y mal trechos para consumar lo que sería para ellos su primer encuentro sexual, que muy seguramente cuando se les pase su traba no recordarán qué fue lo que hicieron horas atrás.

Cansados ya, después de una faena de sexo sin control adolescente, María se encuentra cansada, aún trabada y con hambre, por lo cual le pide a Andrés que vaya y compre algo de comer y beber para poder satisfacer un poco la necesidad de comer que tiene. Al percatarse que lo último que tenían lo gastaron en el pago de esa habitación, Andrés, sin conocer la ley que impera en el lugar, la cual prohíbe robar aunque sea una sola migaja de pan en la zona, se atreve valientemente a ir de manera sagaz a la casucha del señor que vende los calentados por 500 pesos y robar una de las bolsas plásticas donde divide las porciones de alimento que vende.

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