PLAN DE NIVELACIÓN “ME PONGO AL DÍA”
Sofía AExamen23 de Julio de 2021
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PLAN DE NIVELACIÓN “ME PONGO AL DÍA”[pic 1][pic 2]
Institución Educativa Municipal : | |
Normal Superior Pitalito-Huila | |
Grado: 10° | |
Áreas / Asignaturas: | |
Lengua Castellana y Tecnología e Informática | |
Duración: | 25 de enero a 19 de marzo de 2021 |
Guía revisada y actualizada por: | Lengua Castellana
Tecnología e Informática
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Competencias a desarrollar | |
Comunicativa Lectora 🗌 Comunicativa Escritora 🗌 | |
Situación de Aprendizaje – Pregunta Problematizadora | |
¿Conoces el caso de uno o muchos “elefantes blancos” a nivel local, departamental, nacional e internacional? | |
Aprendizajes Esperados: | |
Elaboro hipótesis de interpretación atendiendo a la intención comunicativa y al sentido global del texto que leo. Relaciono el significado de los textos que leo con los contextos sociales, culturales y políticos en los cuales se han producido. | |
Ámbito conceptual: | |
Producir textos escritos que respondan a necesidades específicas de comunicación, a procedimientos sistemáticos de elaboración y que establezcan nexos intertextuales y extratextuales a partir de su realidad y contexto. | |
Metodología | |
Hace referencia al paso a paso para desarrollar la siguiente guía, propuesta en tres momentos: exploración, estructuración y transferencia. Lo esperado es que el aprendizaje de parte del estudiante, tenga un carácter significativo y vinculante. |
Queridos estudiantes normalistas: Los docentes de las áreas de Lengua Castellana y Tecnología Informática damos un saludo de bienvenida a este nuevo año lectivo, deseándoles éxitos en sus actividades escolares e invitándolos a participar activamente con compromiso ,esfuerzo y responsabilidad para lograr los objetivos propuestos para este grado.
Primer momento:
Lee con atención la adaptación del cuento: “La carta robada” de Edgar Allan Poe.
Toma nota de los eventos y detalles más importantes.
La Carta Robada adaptación del cuento original de Edgar Allan Poe
Una noche en París, durante el otoño de
18…, fui a visitar a mi amigo, Auguste Dupin.
Estábamos fumando nuestras pipas y hablando cuando la puerta de su estudio se abrió. El señor G…, el prefecto de la policía de París, entró en la habitación.
- He venido a pedirle consejo – dijo G…a mi amigo Dupin. - Estoy tratando de resolver un caso muy importante aunque también muy simple y no dudo que podamos resolverlo, aunque todavía no lo hemos logrado.
Mis hombres y yo hemos trabajado en este caso por tres meses, dijo G... – Es un caso muy simple de robo. Dupin tomó una bocanada de humo. – Quizás el misterio es demasiado simple para que usted pueda solucionarlo - dijo.
G… se echó a reír. - ¿Demasiado simple?, dijo. - ¿Quién ha oído hablar de tal cosa?
Miré a G... - ¿Por qué no nos dice el problema? - Dije.
G dejó de reír y se sentó.
- Está bien, dijo. - Pero no deben comentar esto con nadie. Si se supiera que lo he discutido con otras personas podría costarme mi posición actual.
- ¡Oh, no! Hable usted – dijo Dupin.
- Está bien. He sido informado por alguien con un altísimo puesto en el gobierno, que cierto documento de suma importancia ha sido robado de las cámaras reales. - Hace tres meses, alguien robó una carta de un personaje muy poderoso. Ella está ofreciendo una gran cantidad de dinero a cualquier persona que pueda devolverle la carta. - El contenido de la carta podría afectar a cierto personaje de las más altas esferas y quien posea dicho documento podrá perjudicar a su dueño.
- Sea un poco más explícito – dije. - Puedo afirmar que dicho papel da a su poseedor cierto poder en cierto lugar donde dicho poder es inmensamente valioso.
- Sabemos que un enemigo político, el ministro D…, robó la carta. También sabemos que está en algún lugar en su casa. D… planea usar la carta para obtener beneficios políticos.
- Pues bien – dijo Dupin dirigiéndose a mí – eso es lo que se requería para que el dominio del ladrón fuera completo: este sabe que la persona robada lo conoce como el ladrón.
En efecto – dijo el prefecto –, y el poder así obtenido ha sido usado en estos últimos meses para fines políticos, hasta un punto sumamente peligroso. Arrastrada por la desesperación, la persona robada me ha encargado la tarea de recuperar la carta.
- Para ello – dijo Dupin – no podría haberse encontrado agente más sagaz.
- Me halaga usted – repuso el prefecto.
- Pero usted tiene todas las facilidades para ese tipo de investigaciones –dije–.
- En efecto. Como ustedes saben – dijo
G… - yo tengo unas llaves que pueden abrir cualquier cerradura en París.
Durante los últimos tres meses, mis hombres y yo hemos pasado todas las noches por la casa del ministro D… en busca de la carta, pero no hemos podido encontrarla.
- ¿por qué no nos da detalles de su requisición? – pregunté.
- Nos tomamos nuestro tiempo. En primer lugar, examinamos los muebles en cada habitación. Abrimos todos los cajones. Miramos debajo de las alfombras. Realizamos búsquedas detrás de todas las pinturas en las paredes. - Abrimos todos los libros.
Hemos registrado bajo las tablas del piso. Buscamos para ver si el ministro D…había escondido la carta en las patas de la mesa. Pero no hemos podido encontrarla. – pues bien, señor Dupin, ¿qué me aconseja que haga?
- Revisar de nuevo la casa completamente – Respondió Dupin.
- Pero es inútil – replicó G…- la carta no está en la casa. Estoy tan seguro de eso como de que respiro.
- No tengo mejor consejo que darle. Dijo Dupin –. Supongo que posee usted una descripción completa de la carta.
- ¡oh, sí!
Luego de extraer una libreta, el prefecto procedió a leernos una descripción detallada de la carta. Poco después se despidió de nosotros, desanimado como jamás lo había visto.
Alrededor de un mes más tarde, G… regresó a vernos.
- Seguí su consejo – dijo – pero todavía no he encontrado la carta. Todo fue tiempo perdido.
- ¿A cuánto dijo que ascendía la recompensa ofrecida? – Preguntó Dupin.
- Pues… a mucho dinero…muchísimo.
No quiero decir exactamente a cuánto, pero estaría dispuesto a firmar un cheque por cincuenta mil francos a cualquiera que me consiga la carta.
- Pues mi querido G… - dijo Dupin -déjeme que le cuente una pequeña historia. ¿Recuerda el famoso médico, Louis Abernathy?
- ¡No! Gritó G… – ¡vaya al grano, Dupin!
- Por supuesto, por supuesto – dijo Dupin. Una vez, cierto hombre avaro tuvo la idea de obtener consejo gratis de Abernathy en una fiesta. El anciano no se sentía muy bien. Entonces, describió sus problemas de salud al médico como si se tratara de otra persona: “Ahora bien, doctor – dijo el viejo – suponga que tenía un paciente como ese. ¿Qué le aconsejaría?”
- “Esto es muy simple – dijo Abernathy
– yo le aconsejaría que consultara a un médico”.
G… parecía avergonzado.
- Vamos, Dupin. Estoy perfectamente dispuesto a pedir consejo y a pagar por él. Daría cincuenta mil francos a quienquiera que me ayude en este asunto.
- En ese caso – replicó Dupin, abriendo un cajón y sacando una libreta de cheques –puede usted escribir un cheque por la cantidad mencionada.
Cuando lo haya firmado le daré la carta.
G… miró a Dupin con la boca abierta. Sus ojos parecían saltar de la cabeza. Luego sacó su chequera y pluma, y escribió un cheque por cincuenta mil francos. Se lo dio a Dupin.
Mi amigo examinó el cheque cuidadosamente y lo guardó en el bolsillo. Luego abrió un cajón de su escritorio, sacó la carta y se la dio a G…
Las manos del policía temblaban mientras abría la carta. La leyó rápidamente. Luego la guardó en el bolsillo y salió corriendo de la habitación sin decir una palabra.
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