PLANEACION EDUCATIVA

La evaluación de la integración educativa

Una de las preocupaciones principales del sistema educativo es que el alumno adquiera determinados conocimientos y desarrolle una serie de habilidades necesarias para su vida presente y futura.

El niño asiste a la escuela para aprender y el principal agente promotor de su aprendizaje es el profesor.

La idea mas extendida en el medio educativo es que los recursos que la escuela y el docente ponen a disposición del alumno, llegan a ser trascendentes solo en la medida en que el alumno demuestre su esfuerzo y logros que se ha beneficiado con ellos. Es decir, solo el es el responsable de aprovecharlos o no.

El problema es que esta idea responsabiliza únicamente al niño de los resultados del proceso educativo y olvidarse de la confluencia e influencia reciproca de los factores ya mencionados. Pero quizá donde mas se puede apreciar esta forma de percepción es en los criterios, procedimientos e instrumentos de evaluación que se aplican día tras día.

La evaluación afecta a todo lo que se realiza en el aula; sintetiza lo que la escuela entiende por saber en su sentido mas pleno, establece el objeto, el modo y la finalidad de la enseñanza y del aprendizaje, hace explicita la importancia de cada uno de los elementos del proceso educativo. La evaluación no debe limitarse al alumno sino abarcar todos los elementos que intervienen en el proceso escolar:

• El trabajo del maestro

• Los contenidos de la enseñanza

• Los recursos educativos

• La organización académica para la realización de las actividades

• El desarrollo de la propuesta curricular

• E incluso la evaluación misma

Todos estos elementos apuntan en una sola dirección: el desarrollo optimo de las facultades del educando.

La evaluación es, pues, una actividad retro alimentadora que debe aportar información suficiente y oportuna para orientar las decisiones del maestro y del sistema escolar con el fin de hacer las correcciones oportunas del proceso educativo.

La necesidad de superar la evaluación tradicional

Tradicionalmente, se considera como único objeto de la evaluación del aprendizaje al propio alumno. La principal objeción de la evaluación tradicional es la escasa atención que presta a los procesos, yendo directamente a los resultados fácilmente mensurables mediantes pruebas formales y datos cuantitativos.

El profesor no tiene decisión en cuanto a la determinación de criterios para la evaluación, reduciéndose su tarea a aplicarlos. Entonces, obedeciendo a una constante presión administrativa, el profesor se limita a medir el aprendizaje con calificaciones, sin llegar a interpretar tales mediciones, ni deducir las apreciaciones que los lleven a adoptar medidas practicas para el enriquecimiento cualitativo de los procesos de enseñanza y aprendizaje.

Este modelo de evaluación destaca aspectos parciales del aprendizaje, valorando la capacidad memorística del alumno y reduciendo la enseñanza y el conocimiento a reforzar esta habilidad.( Escalante y Robert, 1993). La evaluación se convierte así en un fin, en una medida de control y en un instrumento punitivo.

La evaluación tradicional esta relacionada con la promoción académica y a la calificación (certificación) sirve par clasificar a los alumnos comparándolos entre si o con una norma general. Esta evaluación normativa, desconoce las peculiaridades de cada sujeto y suele perjudicar el concepto que el alumno tiene de si mismo. (Mec, 1992).

Malos resultados-malos maestros (García et al, 1996).

Hacia otra practica de la evaluación

Cuando el maestro esta centrado preferentemente en la medición cuantitativa, se aleja del sentido de proceso que caracteriza a la enseñanza y al aprendizaje. Los criterios de evaluación no se pueden aplicar de manera rígida, pues estos deben ampliarse, lo mismo que las técnicas o instrumentos que utilicen, de tal suerte que se pueda contar con recursos suficientes par dar cuenta de los elementos involucrados en el proceso.

La observación, las entrevistas, el trabajo grupal, las

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