PROYECTO PEDAGOGICO – TIERRA LIBRE

PROYECTO PEDAGOGICO – TIERRA LIBRE

Presentacion

Tierra Libre Educación Libre es un proyecto de educación y acompañamiento a la primera infancia que tiene presente lo esencial de la implicancia y participación activa de las familias para sostener la crianza de los niños y las niñas, siendo un espacio en donde crecemos tanto niños y niñas como adultos.

Este espacio nace de la necesidad de un grupo de padres y madres en la búsqueda de crear una forma armoniosa y amorosa de acompañar a sus hijos e hijas en su desarrollo como seres íntegros.

Por lo tanto es un proyecto autogestivo, en consonancia con la ecología, la salud y la alimentación conciente, hacia una forma más órganica de relación con la vida.

Referimos como “Educación Libre” al conjunto de pedagogías que abordan diferentes metodologías de las variadas corrientes actuales, relacionadas a la transformación del concepto de enseñar-aprender/aprender-enseñar. Tomando de ellas los aportes que generen las vivencias y experiencias más adecuadas al crecimiento y las necesidades particulares de cada niño o niña. Entre éstas pedagogías libres se encuentran la Educación Viva, Educación Waldorf, Método Montessori, Pedagogía de la Luz, Pestalozzi, entre otras.

Bases pedagógicas

Tierra Libre Educación Libre se centra en el niño y la niña, de acompañarles en su evolución recogiendo y respetando sus necesidades. Los pilares característicos de nuestro acompañamiento son el respeto, la aceptación, la autonomía, la libertad, los límites amorosos, el descubrimiento de sí mismo y del entorno.

Uno de los objetivos centrales del proyecto es que los niños y las niñas mantengan la conexión con su interior desde el reconocimiento de sus necesidades y deseos. Percepción y consciencia que tiende a perderse si acostumbran a responder y seguir constantemente la voluntad del adulto. Es por esto que no hay direccionalidad en las actividades que conviven dentro del espacio, es decir que no hay expectativas por la realización de ellas, más bien se fomenta la exploración y la co-creación pulsada como individuo.

Vale decir también que el adulto va a garantizar un ambiente armonioso, seguro, agradable y rico en materialidad para que facilite el desarrollo de los procesos espontáneos. El rol del adulto acompañante es el de no intervenir, ese “no hacer” requiere delicadeza, escucha y crea una comunicación muy profunda. La presencia, disponibilidad y neutralidad generan progresivamente un dialogo que habilita sin imponer. Ese adulto pasa a ser un referente, un guía para el niño o la niña.

Entonces, la creación de un ambiente de seguridad física y afectiva permite a cada uno y a cada una, encontrar su lugar dentro del grupo y del espacio para que poco a poco surjan las necesidades, iniciativas, ganas de compartir, ganas de soledad, de juego, entretejiendo las redes que conectan niños, niñas y guías-acompañantes.

...