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Plan De Gestion Ambiental

gerozarma22 de Julio de 2012

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AMBIENTE Y MOVIMIENTOS SOCIALES – Enrique Leff

La Educación Ambiental en los Movimientos Sociales:

Los movimientos sociales en toda su diversidad (obrero, pacifista, ecologista, feminista, ciudadano o vecinal, etc.) han tenido mucha vinculación con el desarrollo de la educación ambiental en la educación no formal e informal, por qué no decirlo, ha sido determinante en la innovación educativa que se ha reconocido en la Logse, contenidos y modos de hacer, como: la interdisciplinariedad, transversalidad, globalización e individualización de los procesos de enseñanza-aprendizaje, etc.

La praxis educativa ha tomado la forma de una reflexión en la acción y una acción desde la reflexión en un compromiso social con el presente y el futuro de los seres vivos y el entorno.

A partir de las problemáticas ambientales que suscitan investigaciones y que denuncian miembros del movimiento ecologista, pacifista y feminista en los años 70, se siente la necesidad de promover un desarrollo económico (productivo y de consumo) que atienda las necesidades del presente sin hipotecar las del futuro. Algo que ya se recoge en el informe Brundtlan de Naciones Unidas en 1987, cuando se anuncia el término tan de moda, "desarrollo sostenible".

La práctica educativa en los movimientos sociales se organiza de modo autónomo e independiente de la administración, aunque se establecen convenios de colaboración puntualmente, así la educación no formal e informal toma el cuerpo de: cursos, talleres, campamentos, reuniones, jornadas, seminarios, foros, ferias, encuentros, campañas de sensibilización, exposiciones, acciones directas de reivindicación, materiales educativos (textos, unidades didácticas, videos, programas de formación ocupacional, etc.) e investigaciones.

Podemos establecer relaciones entre los movimientos sociales y la educación ambiental (UGARTE,

J., 1996) que nos permiten profundizar en su conocimiento, así como en sus vinculaciones:

- La educación ambiental desde sus orígenes y en su desarrollo aparece ligada a movimientos sociales con sus sombras y luces, sus fortalezas y debilidades.

- La educación ambiental está orientada a la resolución de problemas al igual que los movimientos sociales, siguiendo procesos de reflexión y acción, desde un planteamiento democrático y colectivo.

- La complejidad de los conflictos y la realidad socioambiental exigen de la educación ambiental y los movimientos sociales enfoques interdisciplinarios, centrándose en el proceso y los resultados.

- Partiendo de un concepto global de medio ambiente la educación ambiental se integra en la comunidad, por tanto en la praxis de los movimientos sociales. Se pretende abrir las instituciones a la participación de las ciudadanas y lugareñas de cada aldea, pueblo, ciudad, etc., ya que la educación ambiental o es participada o no es concienciadora.

- Identificamos ritmos semejantes entre los procesos medioambientales, los movimientos sociales y la educación ambiental, siendo necesaria una evolución que respete y no acelere vertiginosamente los procesos llegando a su desestructuración o autodestrucción.

- La educación ambiental como proceso continuo y cambiante al igual que los movimientos sociales necesitan de re-lecturas e interpretaciones, cambios y adaptaciones ante situaciones nuevas.

- La educación ambiental favorece la implicación, compromiso y coherencia de los movimientos sociales en la realidad socioambiental. Analizando dimensiones medioambientales que en ocasiones son pasadas por alto (ruido, contaminación de suelos, polución atmosférica, despilfarro de agua y energía, etc.) y que obligan a la toma de conciencia y la acción.

- La educación ambiental desde una ética ecológica biocentrista plantea a los movimientos sociales un reto en su crecimiento armónico y equilibrado en la interacción con el resto de seres vivos (incluidos los humanos) y el entorno.

Se plantean valores que se confrontan a los dominantes en el sistema capitalista, para plantear alternativas sustentables, desde la solidaridad, el diálogo, la escucha, el compromiso social, la justicia, la libertad, el reequilibrio sustentable, etc.

Un suspiro de esperanza en las relaciones humanas y económicas del ser humano consigo mismo y con el medio ambiente.

Podemos encontrar ejemplos cercanos de lo que ha sido ese trabajo de base, democrático y autogestionario que los movimientos sociales han realizado en nuestra ciudad, por ejemplo: Comité Pro-Parque Miraflores, Movida Pro-Parque Tamarguillo, Coordinadora de entidades de los barrios de Su Eminencia, Parque San jerónimo, Foro Alternativo a la Conferencia Euromediterránea de Ciudades Sostenibles, Foro Ciudadano "Para una ciudad habitable y de tod@s", Red Ciudadana "La Sevilla que queremos", Programa "Un Andaluz un Árbol", acciones reivindicativas en defensa de Doñana, en contra de la construcción de parking en la Alameda, relacionadas con la "rotura de la presa de Aznalcollar", el Pantano de Melonares, Plataforma frente al Proyecto de SE-40, Asociación de Consumo y Producción Ecológica, Cadena de Radio Libre (Radio Océano), Movimiento Anti-LOU, Movimiento de Resistencia a la Globalización (MRGs) Proyectos de educación ambiental en barrios, etc.

Podemos citar otros muchos ejemplos en el resto de Andalucía o España, pero sin olvidar que en los Países del Sur es donde se está librando la batalla más sangrienta, enfrentándose su población de modo más radical a los conflictos socioambientales que genera la globalización, que se relaciona directamente con la colonización cultural, la expoliación de los recursos naturales, la introducción de enfermedades y virus, la imposición de gobiernos dictatoriales y el robo de la tierra, así como el saqueo sistemático de aquellos conocimientos sobre la medicina natural que han elaborado los pueblos indígenas de una coevolución con la naturaleza.

Es su historia, su cultura y su dignidad, la de los Países del Sur, la que les quieren robar las multinacionales con acciones colonialistas, al desposeerlos, expulsarlos y esclavizarlos en sus tierras con métodos tan modernos y justos como incomprensibles para la racionalidad ambiental.

En nombre de la libertad, la democracia y la modernidad se imponen desde los países ricos sistemas pseudo democráticos que facilitan la privatización y compra de los bienes sociales primarios, la violación de los derechos humanos, el empobrecimiento de pueblos que antes vivieron en armonía y equilibrio con el medio ambiente, porque entendían que formaban parte de él, así como la contaminación de su suelo, recursos hídricos y atmósfera con la introducción de industrias contaminantes y peligrosas, que se rechazan en los Países del Norte, como: las centrales nucleares, la agricultura química y transgénica, las industrias petroquímicas y las plantas petrolíferas..., sin olvidarnos de las famosas cuotas de contaminación que se aprobaron en la Cumbre de Kyoto, que permiten a las multinacionales contaminar hasta unos niveles insustentables para el planeta y amenazando con hacer desaparecer los ecosistemas más sensibles.

Después de esta parada obligada en el análisis breve de los conflictos ambientales en los Países del Sur, retomamos la realidad socioambiental de nuestra localidad o comunidad con la intención de construir puentes de esperanza y resistencia para unir realidades distantes, pero como podemos comprobar muy relacionadas. Puesto que hoy, es necesario recuperar espacios de convivencia perdidos en nuestro avance hacia la modernidad y la separación entre lo humano y lo natural, ocupados por medios de comunicación masivos, un consumo deshumanizador, unas nuevas tecnologías que nos convierten en objetos virtuales y eventos deportivos que nos sirven para canalizar y expresar nuestra frustración y desconsuelo a la vez que para adormecer nuestras conciencias, en definitiva que nos alejan de nuestro medio más cercano.

Nos referimos a la recuperación de nuestro medio físico construido o natural, a la construcción de un ambiente sociocultural y natural cada vez más castigado por la presión humana, en forma de empresas e intereses especulativos (forman parte del mercado) y de políticas sociales, medioambientales y económicas (forman parte del estado) que pretenden convertirnos en el recreo de Europa.

En esta mentalidad de consumo, donde los intercambios comerciales se convierten en uno de los ejes vertebradores, todo se compra y se vende como mercancía, y los movimientos de capital en la maniobra del mercado para imponer condiciones, chantajes y gobiernos a los Países del Norte y del Sur, desde el tercer sector y en la base de la Educación Ambiental planteamos que no se trata de cuantificar los costos ambientales, como si pudiésemos ponerle precio a algo que tarda millones de años en volverse a generar en unas condiciones bioclimáticas adecuadas o a los sentimientos de las personas que disfrutaron de un espacio que nunca volverán a sentir como suyo.

Según Leff: "no existe un instrumento económico, ecológico o tecnológico de evaluación con el cual pueda calcularse el "valor real" de la naturaleza en la economía" (ENRIQUE LEFF, 1996: I ). Cómo calcular el "valor real" de un desastre ecológico en Doñana o de una urbanización de casas en un enclave sensible a la presencia masiva de personas, de algo dinámico que evoluciona y se encuentra interrelacionado con ecosistemas, culturas y sociedades,

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