Pueblos Originarios Y Derechos Humanos
canderamallo24 de Julio de 2013
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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SALTA
FACULTAD DE HUMANIDADES - DEPARTAMENTO DE POSGRADO
ESPECIALIDAD Y MAESTRIA EN DERECHOS HUMANOS
PUEBLOS ORIGINARIOS, MESTIZAJE Y DERECHOS HUMANOS
1º Cuatrimestre 2013
PROFESORES:
Catalina Buliubasich
Héctor Rodríguez
Alumna: María Candelaria Ramallo
TEMAS A DESARROLLAR PARA LA EVALUACION FINAL
1.- En base a los informes de Stavenhagen y James Anaya, del conjunto de problemas en relación a los derechos indígenas, ¿cuál considera como derecho prioritario y cómo lo fundamenta? Ejemplifique con un caso en Salta.
En los distintos informes realizados por los Relatores Especiales sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas de Naciones Unidas, Stavenhagen y Anaya, se identifican un conjunto de problemas que afectan a las comunidades indígenas en todo el mundo, vulnerando sus derechos, sin que Argentina sea una excepción.
Entre los principales aspectos se pueden destacar los siguientes: la falta de posesión y tenencia efectiva de sus tierras y territorios, la destrucción de sus medios de subsistencia, la discriminación en ámbitos públicos y privados, la falta de consulta sobre temas que les conciernen directa o indirectamente, falta de acceso a servicios básicos (salud, educación, etc).
Haciendo un análisis de los textos y de la situación de los pueblos indígenas en nuestro país considero como prioritario la vulneración del derecho a la tierra y al territorio, ya que violando este, se afecta el efectivo goce de el resto de los derechos.
Para justificar esta afirmación creo pertinente definir qué entiendo cuando hablo de tierra y territorio en relación a los pueblos indígenas.
Para las sociedades occidentales capitalistas cuando se habla de tierras, realizando una explicación muy breve, se parte desde una concepción mercantil, es un espacio determinado que puede generar ganancias desde su explotación y que puede ser objeto de compras y ventas.
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Las comunidades indígenas tienen una concepción muy diferente que va a ser definitoria en la construcción de sus identidades. Para entender esta diferencia hay que distinguir la noción de tierra de la de territorio, ya que no son lo mismo.
Como se describe más arriba, la noción de tierra está vinculada a un espacio determinado con un fin productivo, es distinta de la noción de territorio.1
Para los pueblos indígenas el territorio es vida, une los distintos aspectos de la historia, la cultura, la naturaleza y la espiritualidad, citando a Cristina Echavarría “el territorio trasciende el espacio geográfico y las formas de posesión y propiedad del mismo, sin desconocerlas, pero sin restringirse sólo a éstas, planteando la complementariedad existente entre las formas de apropiación y uso de recursos naturales, las redes sociales culturalmente legitimadas para hacerlo, los procesos ecosistémicos inherentes y las formas de humanizarlo, de cubrirlo de significación, pero sobre todo de sentido propio, de identidad. En este sentido es importante señalar que para los pueblos indígenas el territorio se entiende y se vive de manera integral, es decir, que abarca el suelo y el subsuelo, el aire, las aguas y otros recursos naturales, y sus correlaciones intrínsecas con identidad y formas de vida de sus grupos sociales”2.
Desde esta concepción entonces se puede afirmar que al ser despojados de sus tierras o afectar la calidad y distribución de las mismas, las comunidades se enfrentan a la pérdida de sus medios de subsistencias, a la posibilidad de poner en crisis el mantenimiento de su identidad como pueblo, perder su cultura, esto los enfrenta a una espiral de violencias que como se sostiene al inicio de este apartado, afecta todos los derechos de los pueblos indígenas, que sin territorio, en la mayoría de los casos se ven obligados a migrar a las periferias de las ciudades, enfrentado procesos de aculturación acelerados (reforzados por políticas educativas cuando se integran a establecimientos primarios o secundarios), situaciones de discriminación para el acceso a servicios básicos (salud, vivienda, etc).
En nuestra provincia esta situación es común a la mayoría de las comunidades, un caso paradigmático que permitirá ejemplificar esto es el de las comunidades indígenas organizadas en la Asociación Lhaka Honhat. Como bien se describe en el texto de Carrasco y Zimerman3, desde 1984 varias comunidades de cazadores y recolectores del chaco salteño comenzaron un proceso de reclamo al gobierno provincial para la titulación de las tierras de uso tradicional que habitan, que se agravó por la falta de consulta previa para la realización de una obra de infraestructura en 1995, de acuerdo a lo que indican los instrumentos legales.
1 Van Dame, Chirs; Tierra, Territorio y Derechos de Los Pueblos Indígenas, Campesinos y Pequeños Productores de Salta, Serie Documentos De Capacitación Nº 2, Buenos Aires, 2008
2 Echavarría, Cristina, Reflexión sobre el sentido de Territorio para los Pueblos Indígenas en el Contexto del Ordenamiento Territorial y el Desarrollo Minero, CYTED-SEGEMAR, Mendoza, Agosto 2001, Pág. 5
3 Carrasco, Morita y Zimerman, Silvina; El Caso Lhaka Honhat, Informe IWGIA 1, año 2006
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Este proceso aún hoy está sin resolución, complejizándose cada vez más el escenario, ya que el gobierno no sólo debe resolver la situación de las comunidades sino también de familias campesinas que habitan la zona desde principios del siglo XX que cada vez son más numerosas, caracterizándose como su forma de producción la ganadería extensiva que afecta directamente a la degradación del ambiente, hoy agravada por la tala ilegal de maderas del monte nativo, realidad que no es controlada por el gobierno provincial.
La falta de definiciones de este proceso ha llevado a las comunidades en su mayoría de la etnia wichí, pero también tobas y chorotes, a contar con cada vez menor acceso a sus modos de subsistencia, al mantenimiento de sus ritos y tradiciones vinculadas directamente a su relación con el territorio, a vivir situaciones de violencia por parte de los campesinos, llamados criollos, que no les permiten el acceso a aguadas, chaguarales, zonas de caza y recolección y quienes en su mayoría integran los cargos de gobierno locales, aunque son menos en cantidad, lo que demuestra la falta de atención por parte del gobierno a la forma de organización indígena.
2.- Compare alcance y contenido de los conceptos de “Estados de Conquista” y “Estados de Expropiación” de Miguel Bartolomé; y defina la relación entre Estado y pueblos indígenas en los siglos XIX y XX. Ejemplifique con chaco argentino (P. ej.: Iñigo Carrera, Marcelo Lagos).
En su texto, “Procesos Civilizatorios, Pluralismos Cultural y Autonomías Étnicas” Miguel Bartolomé intenta problematizar la construcción histórica de los discursos sociales y políticos en torno a la relación de los estados latinoamericanos con las poblaciones indígenas con el objetivo de contribuir a una nueva construcción civilizatoria4
Realizando una revisión deconstructiva de la historia de la conquista europea en América Latina, propone como concepto central la noción de Estados de conquista, para analizar el período que va desde fines de 1600 a principios de 1800 (cuando se inician los procesos de independencia de las colonias), sosteniendo que la principal estrategia (además de las incursiones bélicas) que permitió a los conquistadores europeos doblegar a las poblaciones locales5 fue un proceso de fragmentación política y cultural compulsiva que produjo el rápido debilitamiento de los lazos que unían a comunidades lingüísticas y culturales.
Pero en forma paralela, este proceso de fragmentación fue acompañado por estrategias de homogeneización social, donde la categoría “indio” se utilizó para identificar al conjunto de la población colonizada, sin tener en cuenta las diferencias culturales, reforzado por el proceso de homogeneización ideológica de manos del cristianismo con las
4 Bartolomé, Miguel “Procesos Civilizatorios, Pluralismos Cultural y Autonomías Étnicas”, en Andes N° 9, pág 32
5 Idem nota 4, pág 17
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evangelizaciones impuestas por la fuerza en la mayoría de los casos. Esta realidad llevó a los pueblos a pensar en formas de resistencia para conservar sus culturas, sus identidades, con adaptaciones de los discursos hegemónicos ideológicos, siendo esto más visible en la resignificación del discurso religioso.
Entonces la noción de “Estados de conquista” nos refiere, de acuerdo a la propuesta del autor, a un complejo entramado de elementos que se pusieron en juego en la construcción de América Latina con la invasión europea, donde la idea de conquista, como usurpación y control, fue transversal a todo el proceso, de apropiación no sólo de territorios, sino de recursos, poblaciones y culturas.
La otra noción que propone el autor es la de Estado de expropiación, que permite analizar la compleja relación entre los estados y los pueblos indígenas desde los procesos de independencia de las y la conformación de los estados modernos hasta la actualidad.
Durante este período los estados nación, en proceso de consolidación, con ordenaciones territoriales más estables, desarrollarán procesos de apropiación de configuraciones políticas, económicas y fundamentalmente ideológicas, proponiéndose como “herederos naturales” de las culturas y sociedades indígenas, con el objetivo de reforzar la construcción de la identidad nacional, con el afán de perpetuar un modelo de estado macrocéfalo, occidentalizante y eurocéntrico (hoy globalizado), mientras
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